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¿Cómo se puede enfrentar la sequía en Chile y gran parte de Latinoamérica?

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Latinoamérica alberga más de un tercio de las reservas de agua dulce del mundo, con una disponibilidad per cápita de 3.000 m3 al año, un 300% más que el promedio mundial, por lo que en esta región, la sequía no debería presentarse sistemáticamente, según comentó Florencia Attademo-Hirt, representante de País del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo en Chile en el seminario “De Chile hacia la región: agua en tiempos de sequía”, que se alinea con la visión 2025 del BID, que incluye acciones específicas para hacer frente al cambio climático.

Sin embargo, la distribución heterogénea de las reservas a lo largo de la región hace que existan zonas con alta disponibilidad, como la cuenca amazónica, y otras propensas a períodos secos prolongados. A ello se suma la creciente demanda, lo que genera un panorama de estrés hídrico cada vez más preocupante, según Attademo-Hirt.

Y las temperaturas seguirán aumentando, al menos hasta mitad del siglo, con probabilidad de al menos 2ºC, por lo que estos países se verán afectados durante los próximos 50 años al menos. “En el caso de Chile, hace 10 años que el país sufre una mega sequía, la más severa registrada en los últimos 60 años y todos los que vivimos aquí, no tenemos más que mirar por la ventana para constatar esta realidad”, afirmó Florencia.

Y estos efectos se han extendido a Brasil, Bolivia, e incluso a Sudáfrica y la costa este de Estados Unidos, generando daños millonarios a las economías y en la vida de los habitantes de las regiones afectadas durante largos períodos. “Es de vital importancia generar soluciones blandas y duras que nos permitan planificar y enfrentar de manera más resiliente y sostenible este fenómeno hidroclimático”, manifestó Florencia Attademo-Hirt.

Plan chileno contra la sequía
Mauricio Lorca, jefe de División de Estudios y Planificación de la Dirección General de Aguas (DGA), presentó el plan contra la sequía, que surgió en el marco de la estrategia hídrica de la Mesa Nacional del Agua, presentado por el gobierno hace unos días.

Los cuatro componentes de este plan son: desalinización, con foco en las regiones más afectadas (Coquimbo y Valparaíso); tecnificación de riego para producción de alimentos, con un fondo especial de sequía para riego y un fondo de investigación estratégica de sequía; el impulso de inversión para agua potable rural y el uso eficiente del recurso en las ciudades.

Como ejemplo, Lorca mencionó el nuevo sistema satelital presentado el lunes 7 de septiembre, que va a permitir monitorear la situación de glaciares y nieve y hacer un mejor uso del agua para el riego.

Mauricio Lorca, de la Dirección General de Aguas.
“Son elementos que se hacen cada vez más relevantes, el uso de tecnología y la accesibilidad a la información como base para la gestión adecuada de recursos cada vez más escasos, como el hídrico, y esto es fundamental para ir dimensionando lo que está pasando con el cambio climático y la actividad humana”, precisó.

El profesional también comentó que en la actualidad, hay 168 comunas (40% de comunas del país, entre las regiones de Atacama y Maule) que tienen decreto de escasez vigente, lo que afecta a 1,3 millones de personas. “Eso es muy crítico, y a partir de eso, la DGA moviliza recursos y facilita la gestión del recurso, en términos de disponibilidad”, añadió. Además, este decreto se ha implementado en forma consecutiva en zonas comprendidas entre las regiones de Coquimbo y Valparaíso.

Por ello, la DGA tiene como meta abordar las 101 cuencas hídricas existentes con planes de cuencas activos y actualizados, y ya el próximo año planean llegar a las 60.

“Estamos abordando como país los aspectos de la disponibilidad de recursos hídricos con mirada de largo plazo, a través de los planes de gestión hídrica, incorporando estudios que permitan tener la mejor información disponible para poder tomar las mejores decisiones. En los primeros planes estamos abordando las componentes de cambio climático, soluciones basadas en la naturaleza, aspectos de resiliencia”, indicó.

También Lorca mencionó el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático en la componente Recursos Hídricos, que están trabajando con el Ministerio de Medio Ambiente, el que va a permitir mejorar e incorporar aspectos de ciclos de sequía asociados al cambio climático y cómo estos van a ser abordados en el futuro.

Mejorar la toma de decisiones
Mauro Nalesso, especialista líder de la División de Agua y Saneamiento del BID, especificó como diagnóstico del escenario de mega sequía, que esta comenzó en 2010, entre las regiones de Atacama y Biobío, y ya para 2015, el 76% del país se encontraba afectado, de acuerdo con el especialista, con grados importantes de desertificación y degradación de suelos.

Además, en los últimos cinco años, la disponibilidad hídrica ha disminuido 37%, en tanto que el déficit de los embalses alcanza el 23% y se han visto afectadas más de un millón de hectáreas agrícolas.

Adicionalmente, “tenemos que agregar que las temperaturas van a seguir subiendo en los próximos 30 años”, dijo, y agregó que no se encontrará un equilibrio en al menos los 50 años próximos.

“Estamos en un escenario bastante preocupante si no tomamos las acciones necesarias”, evidenció Nalesso, lo que se vuelve aún más preocupante, si se considera que las zonas con estrés hídrico es donde se acumulan las principales urbes y, por ende, la mayor parte de la población.

Hombre acarreando agua en una zona rural de Chile.
Las causas son diversas de la escasez, según el especialista del BID. Mientras que en el cuarto lugar (12%) está la disminución en la disponibilidad de agua, la principal causa (44%) es una mala gestión y fallas en la toma de decisiones. “Esto es algo bastante común en el resto de la región, lo que se ve exacerbado, cuando tenemos eventos de sequía, cuando la gestión y la toma de decisiones se vuelve más importante”, precisó.

Un factor vital en Chile y en América Latina es el aumento en la demanda (17%), lo que tiene más impacto en el futuro de la región.

Para enfrentar estos fenómenos, para Nalesso, es necesario mejorar y actuar en: el desarrollo e implementación de la gestión integrada de los recursos hídricos, crear una cultura del agua desde los niveles más elementales de la educación, invertir en monitoreo, sistemas de información, sistemas de soporte de decisiones, invertir en adaptación, el fortalecimiento institucional y trabajo multisectorial, evaluar fuentes alternativas y soluciones basadas en la naturaleza, la implementación de incentivos.

Escenario a futuro
Al finalizar, Ulrike Broschek, subgerente de Sustentabilidad en Fundación Chile; el doctor Francisco Meza, profesor titular de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y la doctora Alejandra Stehr, profesora asociada de Ciencias Ambiental de la Universidad de Concepción y en el Centro de Ciencias Ambientales EULA – Chile, conversaron sobre las lecciones que dejó el informe del IPCC.

Y si bien en el sur del país aún no se ve la sequía como un problema, Alejandra Stehr explicó que “aún estamos usando nuestra alcancía, que son las aguas subterráneas, donde tenemos poco conocimiento de las recargas de los acuíferos, de cuánta agua realmente tenemos disponible”.

Los acuíferos son reservas de agua muy importantes para el futuro.
En ese sentido, “necesitamos adaptarnos y pensar en que a 10 años, la zona sur va a necesitar echar mano de esta infraestructura y cómo diseñamos y hacemos frente a esto, para que no revivamos los problemas que estamos viviendo en la zona centro”, consideró Stehr.

Para ello, a su juicio, hay que trabajar y planificar desde antes, asumiendo que este fenómeno llegó para quedarse por los próximos 50 años. “Tenemos que ver qué hacemos para que esto sea permanente, no platas o recursos que se inyectan en un momento, sino que permanentes para hacer frente a esto, sin tener que decretar estados de emergencia”, complementó.

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