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Quien tiene una mascota, tiene un auténtico tesoro, y los beneficios de que los niños crezcan con una a su lado, son múltiples. Los expertos reconocen que incorporar un ‘peludo’ a la familia tiene múltiples beneficios para ellos. Les ayuda a ser responsables, a mantenerse activos y, sobre todo, se convierten en grandes (y queridos) compañeros de juego.
Aunque hay numerosos animales de compañía, hay algunos que son más apropiados que otros, atendiendo, también, a su edad.
Una mascota, además de ser un miembro más en la familia, trae muchos aspectos positivos para los más pequeños. Algunos de ellos, son:
– Compañía constante: La mascota está ahí siempre, tanto en los malos como en los buenos momentos. De hecho, en el caso de los perros, se ha demostrado que cuando los niños están tristes, enfadados o asustados, recurren antes a sus mascotas que a sus padres. Además, acariciarlos y abrazarlos alivia el estrés y ayuda a relajarse.
– Estilo de vida más activo: Los perros, los gatos, los hámsters, los conejos, aunque no lo parezca, los niños tienen que andar detrás de ellos, lo que propicia que estén moviéndose de un lado a otro.
– Aprenden a ser responsables: Tienen que asegurarse de que tienen comida, agua, en el caso de que estén en una jaula, que está limpia.
– Mayor empatía y autoestima: Al cuidar de un animal, desarrollan un mayor nivel de compasión y empatía, así como de autoestima, ya que, al fin y al cabo, son ellos los encargados de cuidarles.
– Aprenden a gestionar la frustración: Las mascotas son compañeras de juego, pero no siempre hacen lo que queremos, por lo que educa de forma positiva a respetar.
– Beneficios para la salud: La veterinaria apunta a que existen estudios que han demostrado que los bebés que se han criado con una mascota enferman mucho menos en su primer año de vida, y que mejora su sistema inmunológico. Además, se ha descubierto que los niños que crecen con perros tienen menos riesgo de desarrollar alergias.
– Aumenta la felicidad. La interacción con animales aumenta los niveles de serotonina y dopamina, que son los componentes químicos de los sentimientos positivos.
Hay que garantizar su bienestar
«Un perro, un gato, necesitan tener elementos en el entorno que les permitan una buena adaptación. Es decir, que su entorno tiene que garantizar su bienestar», nos comenta Jaume Fatjó. Lo que se conoce como enriquecimiento ambiental.
Resalta que, aunque la mayoría de personas tienen claro que necesita un entorno adecuado y correcto, lo que se suele olvidar es que éste tiene que garantizar que pueda comportarse como otros de su especie, «que puedan mostrar conductas que lo hacen sentir bien», en definitiva.
Así que, por ejemplo, a pesar de que el hámster tenga su jaula, necesitará salir fuera de vez en cuando. Y, de cara a estas Navidades, Sónia Sáez extiende otras recomendaciones como tener cuidado con los árboles y la decoración de Navidad (manteniéndolo fuera de su alcance), las luces y cables, las plantas y flores… Y aconseja no disfrazarles porque son animales, no humanos, así que no hay que tratar de humanizarlos.
Conejos
Los conejos son de los animales más codiciados, y no es extraño, ya que su aspecto adorable y tranquilo les resulta irresistible.
Sin embargo, no son aconsejables para los más pequeños, dado su carácter. Algunos son un tanto peculiares, y no les gusta que les toquen en exceso. Así que es mejor que se coja uno cuando el niño tenga, al menos, unos seis años y pueda comprender que no hay que estar molestándole siempre. Es más, estos animales necesitan tiempo para descansar y estar tranquilos para que se sientan cómodos.
Además, requieren bastante espacio (por lo que hay que dejarles que estén al aire libre), y limpiar su rincón con mucha frecuencia.
Gato
Los gatos son recomendables a cualquier edad. Eso sí, Federica Burgio, responsable científica de animales de compañía en MSD Animal Health, nos explica que lo verdaderamente importante no es la raza, sino la edad del gato cuando se toma la decisión de adoptarlo.
Para no encontrar en casa un animal solitario e independiente, que odia la confusión y no le gusta que lo toquen, es necesario considerar que el carácter está determinado tanto por el de los padres como por las experiencias vividas. El gato que ha tenido una existencia difícil, o el gatito que se separa demasiado pronto de la madre, pueden volverse nerviosos y poco sociables, mientras que un contacto positivo con otros gatos y con las personas, les ayudan a socializarse y a desarrollar la capacidad de relacionarse.
Sin embargo, resalta que en las protectoras también hay adultos necesitados de cariño, quizás ya acostumbrados a respetar las reglas de una buena educación felina.
Un gato que ya no es muy joven, que puede haber sufrido el abandono después de vivir la vida familiar, se adapta con facilidad y sabe expresar su gratitud con una dulzura extraordinaria.