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¿Conseguirá Argentina su tercer título mundial? En Rosario, la gente está especialmente entregada con la selección argentina. Llenos de orgullo, expectación y emoción confían en su omnipresente Messi(as).El austero edificio gris de la calle Lavalleja 400 se ha convertido desde hace tiempo en un lugar de peregrinación tanto para los fanáticos de Lionel Messi como para los turistas. El futbolista nació hace 35 años aquí, en la industrial ciudad de Rosario, a unas tres horas en auto al norte de la capital Buenos Aires. «De otra galaxia, pero de mi barrio» se lee en uno de sus muros.
La semana de la final de laCopa del Mundo entre Argentina y Francia, el barrio de Las Heras es más internacional si cabe. Aquí se puede encontrar estos días equipos de televisión de China o Japón, turistas venidos de Colombia, México o Francia… y antiguos vecinos del astro argentino, como Carlos, de 65 años.
El campo de fútbol de Messi se convierte en un lugar de culto
El hombre entra en su casa a buscar fotos «de entonces». En ellas sale, por ejemplo, el joven Lionel Messi la noche en que celebró con sus amigos su despedida de Rosario. La familia de Carlos también estuvo ahí. Al día siguiente, Messi voló a Barcelona para, primero, causar sensación en la escuela juvenil del Barça y, luego, alcanzar el estrellato mundial.
«Sabíamos que era un gran talento. Pero quién iba a pensar que el niño que jugaba en la cancha de fútbol con los otros niños de la calle algún día se convertiría en el mejor futbolista del mundo», dice Carlos. En Lavalleja siguen con mucho orgullo el Mundial.
El campo de fútbol de la esquina, lo que aquí llaman ‘potrero’, donde Messi jugó con los vecinos y marcó sus primeros goles se ha convertido en un lugar de culto. Los grafiteros han plasmado escenas de la vida de Messi en las paredes que rodean el campo de fútbol. Messi también está inmortalizado, retratado en grande, en la pared trasera de su casa natal. «Gracias», se puede leer ahí (foto de arriba).
En estos días previos a la final de la Copa del Mundo, la emoción y la expectación se pueden sentir en todo Rosario. De alguna manera todos sienten que esta vez es un antes y un después. Las camisetas oficiales con el número 10 están agotadas, pero los comerciantes del mercado negro siguen haciendo mucho negocio con copias baratas. «La gente está en estado de emergencia», dice la vendedora Marta. «Todo el mundo quiere volver a vestirse con los colores nacionales antes de la final».
Por fin buenas noticias desde Rosario
El interés internacional por Lionel Messi es una bendición para la ciudad. Hace poco, Rosario acaparaba titulares por el aumento de la violencia y de los delitos relacionados con las drogas, de la tasa de homicidios… hasta el arzobispo convocó a oraciones y marchas por la paz. Pero ahora por fin es noticia por algo positivo. Los argentinos tuvieron que esperar ocho años para una segunda oportunidad después de perder la final de la Copa del Mundo contra Alemania en 2014. Ahora por fin debería lograrse para que Messi pueda coronar su carrera.
Ya está todo preparado para el «Día X» en el nuevo y atractivo Museo del Deporte de la Provincia de Santa Fe, cuya capital, Rosario, es la tercera metrópoli más grande del país. El trofeo de la Copa del Mundo está en un lugar de honor entre las fotos de gran formato de los héroes de los Mundiales de 1978, Mario Kempes, y 1986, Diego Maradona.
En medio se puede leer «la esperanza», en una foto de Angel di Maria y Lionel Messi, que jugaron un papel clave en la primera victoria de la Copa América desde 1993 hace un año y medio. Logrado, de todos los lugares posibles, en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro contra su archirrival Brasil.
El museo también conmemora la importancia de la ciudad de Rosario para el fútbol argentino. Aquí nació el actual seleccionador nacional, Lionel Scaloni, y el mítico seleccionador mundialista de 1978, César Luis Menotti. La lista de destacados futbolistas y entrenadores que han salido de Rosario es realmente impresionante. Y también de otros ídolos. El revolucionario argentino Che Guevara, que ayudó a liberar a Cuba de la dictadura de Battista aunque fuera para volver a caer en la misma piedra, también era de Rosario.
El hijo más famoso de la ciudad
Sin embargo, ninguno de ellos es tan omnipresente en esta ciudad como Messi. En su escuela, un mural decora la pared del patio. Su camiseta cuelga en las ventanas de los rascacielos y los niños que juegan al fútbol visten todos la camiseta con el número diez. A orillas del río Paraná, desde el que se eleva el paisaje urbano, ahora también hay un enorme grafiti de Messi en el horizonte.
La gente lo ama por sus excepcionales cualidades futbolísticas, pero también porque todavía está estrechamente vinculado con su ciudad natal. Messi siempre pasa, por ejemplo, las vacaciones de Navidad allí para celebrarlas con familiares y amigos.
«Toda la ciudad cruza los dedos por Messi», dice su antiguo vecino, Carlos. «Lo envidio, porque a pesar de su gran éxito siempre mantuvo los pies en la tierra y nunca protagonizó ningún escándalo. Es simplemente un buen chico».
(lgc)