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Los medios rusos en América Latina: cuando la invasión choca con la ilusión

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La invasión rusa de Ucrania reaviva el debate sobre la presencia de los medios rusos en América Latina. ¿Cómo son percibidos y cuál es su impacto en América Latina?Hechos verídicos, verdades a medias, rumores y noticias falsas mezcladas con consejos para adelgazar, deporte y farándula, presentados por periodistas: nada nuevo en el panorama mediático de muchos países, también de América Latina. Pero cuando se trata de los medios rusos Russia Today (RT) y Sputnik, la oferta informativa alberga el peligro de la desinformación, ya que ambos son considerados por expertos órganos propagandísticos del gobierno del presidente de Rusia, Vladimir Putin, hoy comandante de la invasión militar de Ucrania.

“Rusia aprovechó la realización de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA 2018 para irrumpir con sus medios en América Latina”, dice a DW Mario Morales, profesor de Comunicación Social de la Universidad Javeriana de Colombia. Así, “Moscú usó un evento aparentemente despojado de ideología, para presentar a RT como alternativa no contaminada de propaganda política o de intereses ideológicos o gobiernistas”, agrega el analista, quien reconoce que RT no solo ha logrado un “grado de penetración, sino también de fidelización” en América Latina.

“Los medios gubernamentales rusos entraron en Latinoamérica con mucha facilidad porque tienen afinidad con muchos medios oficialistas que se presentan como estatales, pero que, en Latinoamérica, terminan siendo funcionales a los gobiernos de turno”, explica a DW Adriana Amado, investigadora de medios en América Latina, agregando que “en esa ambigüedad conviven medios que tienen intenciones claras de propaganda, con otros medios que cumplen estándares profesionales de producción de la información”.

Pero la entrada de los medios rusos también contó con el apoyo, e incluso la predilección, de algunos gobernantes en América Latina. “Hubo casos, como el de Cristina Fernández de Kirchner cuando era presidenta, que, preferentemente, aceptaba entrevistas de Russia Today o Telesur, y no de otros medios de su propio país”, reseña Amado, directora de Infociudadana, una “iniciativa que promueve la información pública responsable”.

Cuando los gobernantes trastocan los papeles

En ese caso, no se trataba de un ciudadano decepcionado de los medios tradicionales que buscaba una fuente alternativa a los tradicionales, sino de un gobernante que favorecía a un medio estatal de otro país para informar a sus propios ciudadanos. “Así, los medios rusos en América Latina han contado con el beneplácito de las fuentes de poder y de muchos colegas para legitimar su rol informativo, como si se tratara de medios tradicionales o profesionales”, concluye Adriana Amado.

En efecto, tras el inicio de la invasión de Ucrania, “son muchos los periodistas que confiesan no estar de acuerdo con la postura de RT, pero siguen allí porque es una fuente de ingresos”, lamenta la investigadora. Según informa RT, la empresa cuenta con 200 trabajadores hispanohablantes y tiene oficinas en Caracas, La Habana y Buenos Aires. En Hispanoamérica, RT en Español cuenta con más de 3,5 millones de seguidores en Twitter, 4,3 millones en YouTube y más de 18 millones en Facebook. Aunque, a raíz de la invasión rusa, el medio ha sido vetado en redes sociales, portales simpatizantes acogen sus nuevas publicaciones.

“Una vez que Putin ordena el avance de tanques de guerra sobre Ucrania -en contra de todo lo dicho antes- y estos medios dejan de lado todo intento de ponderación, defendiendo la invasión, se le cae el velo a Russia Today, a Sputnik, pero también a la popular influenciadora Inna Afinogenova”, subraya el profesor Morales.

Una figura que cautiva y polariza

Inna Afinogenova, la cara más conocida de RT en América Latina, presenta, opina y caricaturiza en el canal “Ahí les va” de You Tube el acontecer mundial, pero también las particularidades e incongruencias de algunos dirigentes latinoamericanos. No sin dejar de justificar en sus videos la persecución contra Alexei Navalny por parte del gobierno ruso, por ejemplo.

“Hay que entender el contexto y la aparición de estos medios en la lógica de la posverdad. Este tipo de medios son muy efectivos en relativizar la información de los medios profesionales. Inna Afinogenova trabaja en un género que es muy popular en los grupos conspirativos que suelen encabezar con ‘Esto no te lo quieren contar’. Del tipo ‘Yo soy la iluminada, que voy a contarte algo que no sale en los otros medios’”, explica Adriana Amado, y coincide con el profesor Morales en que “sus seguidores no necesariamente creen en lo que está diciendo”, aunque “sí encuentran en ella un producto reformulado de algo que también es muy común en Latinoamérica: el periodismo de causa o militante”.

El bombardeo de Ucrania ha desatado una batalla de versiones en las redes, tras las cuales estarían, sobre todo, “las tropas tuiteras” de Rusia y Venezuela, dice, por su parte, a DW María Virginia Marín, fundadora y directora del observatorio digital ProBox, desde Washington.

Como en Rusia, agrega Marín, “hay una intoxicación del espacio informativo en las redes sociales, que hoy son la principal, y a veces la única, fuente de información para países en contextos autoritarios”, apunta la investigadora, refiriéndose a Venezuela, Cuba y Nicaragua, en donde, según ella, opera un diseño de censura aplicado ya en Rusia a medios tradicionales, acompañado de la persecución a medios, periodistas y activistas, y un componente muy grande de propaganda y desinformación en redes sociales”.

Réplica del modelo ruso en Venezuela, Nicaragua y Cuba

Según María Virginia Marín, lo que pretenden esos regímenes es “controlar la información que sale del país, pero también filtrar de alguna forma cómo se interpretan los hechos internacionales en Venezuela, como la invasión de Ucrania”. Según ProBox, “es Rusia -y su versión de los hechos- la que tiene el mayor alcance en la población en Venezuela, gracias a tendencias de apoyo en redes a Putin, promovidas por el gobierno de Maduro. Ese apoyo se traduce en desinformación distribuida por VTV, el canal estatal venezolano, que justifica y minimiza la invasión de Rusia a Ucrania, diciendo que, al fin y al cabo, Estados Unidos ha hecho lo mismo a lo largo de su historia moderna”.

La difusión de la versión rusa de los hechos no solo se facilita en países con regímenes autoritarios. “El gobierno de Alberto Fernández dispuso el regreso de RT en Español al paquete básico de cualquier que prenda la televisión en Argentina”, cuenta a DW Gabriel Bastidas, productor y corresponsal de TV Network, un canal para la diáspora venezolana en Estados Unidos, México, Canadá y otros países. De hecho, RT integra el paquete de 17 canales de la Televisión Digital Abierta (TDA), plataforma estatal de transmisión, que alcanza al 83% de la población.

Confrontación: la parte de los medios

Pero mientras Argentina le facilita el espacio a Russia Today, un medio sindicado de difundir noticias falsas, su Gobierno cuenta con una iniciativa de esclarecimiento contra las Fake News en redes sociales. Según Adriana Amado, “ese tipo de iniciativas se han llevado a cabo en Nicaragua y Venezuela, y generan suspicacias” al partir, justamente, de un gobierno.

Por último, el profesor Mario Morales insiste en que “estamos en la mitad de una guerra informativa global de largo alcance, en la que el don de la verdad y la creencia se han puesto en puntos antagónicos, y buena parte de la culpa la tiene el periodismo, que narra de manera dicotómica, unos contra otros, buenos contra malos, con muy pocas voces. Y en esa perspectiva de bandos y polarización, los medios han legitimado ese lenguaje y atmósfera enrarecidos”.

(cp)

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