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El gobierno saliente de Brasil deja un gran agujero presupuestario e inseguridad social. Lula tiene que mejorar, a partir de ahora, la relación con el Parlamento e intentar regresar al escenario ecológico mundial.Cuando el político de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva asuma la presidencia de Brasil el 1 de enero de 2023, inevitablemente lo compararán con el Lula que sucedió al entonces presidente Fernando Henrique Cardoso en 2003.
Lula dijo entonces que el socialdemócrata le había dejado un “legado maldito”. Según el politólogo Carlos Melo, del Insituto Insper, “cuando asuma ahora, descubrirá lo que es de verdad una herencia maldita”. Jair Messias Bolsonaro deja grandes agujeros presupuestarios y relaciones complicadas con el Parlamento.
Lula tendrá que comprometerse
“En comparación con entonces, ahora tiene un desafío mucho mayor por delante: tiene que sanear el presupuesto, lo que requiere entablar una nueva relación con el Parlamento. Necesita dinero, tiene que aprobar nuevas leyes y para eso necesita al Legislativo”, explica Melo.
Pero la derecha ganó terreno en las elecciones de octubre. “Las fuerzas de Bolsonaro más los partidos de centro, del llamado Centrão, obtuvieron la mayoría. Lula tiene que buscar el acuerdo”, advirtió el experto. Lula prometió en campaña eliminar los presupuestos opacos. Para él será decisivo el manejo de los propuestos con el Parlamento: Bolsonaro transfirió miles de millones a los parlamentarios a cambio de su apoyo. Además, Lula tendrá que sentarse a la mesa con el poderoso presidente de la Cámara de Representantes, Artur Lira.
No es el mismo Lula de 2003
El politólogo Marco Antonio Carvalho Teixeira, de la Fundação Getúlio Vargas, cree que el ambiente político actual no se puede comparar con el de 2003, “porque el resultado de las elecciones es hoy diferente”. A finales de 2002, Lula ganó por más del 61 por ciento de los votos; el octubre pasado, solo el 50,9 por ciento.
En entrevista con DW, Teixeira recordó los escándalos de corrupción en los que estuvo involucrado Lula y que lo llevaron a prisión durante un año y medio en 2018. Aunque las sentencias fueron anuladas, a los ojos de muchos brasileños, Lula perdió credibilidad.
“El resultado de las elecciones fue por menos del dos por ciento (con respecto a Bolsonaro), y ahora hay sectores de la población que se oponen a él. Debe superar esto rápidamente”, zanja. Lula quiere formar un gobierno de unidad nacional con otras tendencias políticas, tratando de involucrar a fuerzas de la derecha, como el partido União Brasil.
Lograr éxitos con rapidez
Para el politólogo Carlos Melo, Lula tiene que actuar con rapidez y lograr éxitos para aplacar a la oposición. No será nada fácil para Lula: “Brasil sufre ahora una crisis económica peor que la de 2022”, según Teixeira.
La situación económica ha mejorado en los últimos meses, pero las ayudas por la pandemia y el aumento de los beneficios sociales han originado un gran agujero económico. Lula necesita la aprobación parlamentaria para poner freno a la deuda y una mayoría, para llevar a cabo una reforma fiscal. “Si Lula no obtiene un amplio apoyo político, corre el riesgo de comenzar de inmediato con una crisis”, afirma Melo.
Relaciones internacionales, ¿más fáciles?
A nivel internacional, por otro lado, “el legado de Bolsonaro en temas ambientales y de derechos humanos, en el escenario internacional, es muy malo. La sola elección de Lula ya le ha dado a Brasil más espacio a nivel mundial”, explica Teixeira. Su visita a la conferencia climática COP27 en Egipto, en noviembre, fue una fuerte señal.
Sin embargo, Carlos Melo también ve desafíos nacionales en cuanto al tema ambiental. En las elecciones de octubre en la Amazonía, por ejemplo, Lula perdió donde la deforestación es mayor. Lula debe tomar medidas contra la destrucción, pero también ofrecer a las personas que viven allí alternativas para utilizar la riqueza de los bosques de manera sostenible.
“La imagen de Brasil en el exterior depende en gran medida de su política ambiental. Si no logra ninguna mejora, puede olvidar todos los otros planes para que Brasil vuelva al escenario internacional”, zanja Melo.
(rmr/ers)