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El jesuita Rutilio Grande y el franciscano Cosme Spessotto fueron oficialmente beatificados junto a dos laicos.El sacerdote jesuita salvadoreño Rutilio Grande y el italiano franciscano Cosme Spessotto, asesinados por militares en el preludio de la guerra civil (1980-1992) de El Salvador, fueron oficialmente beatificados este sábado, junto a dos laicos.
Tras recibir «el parecer» de la Sagrada Congregación de las Causas de los Santos a favor de Grande, Spessotto y los seglares Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus, fueron declarados beatos mediante una carta apostólica leída por el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, en nombre del papa Francisco.
«De ahora en adelante sean llamados beatos (los cuatro mártires), y que sean celebrados cada año en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho», consigna la carta del Papa.
«El hecho de que oficialmente la iglesia los acepte como mártires es que su vida fue correcta, se arriesgaron por ayudar a los pobres y fueron fieles a una llamada (de servicio) que les costó la vida», dijo Rosa Chávez.
Persecución al clero salvadoreño
En plena Guerra Fría, cuando El Salvador vivía una agitación social reprimida por los militares,
Grande mantuvo «una palabra enérgica y cuestionante» y Spessotto el valor de «enterrar» a los muertos que los militares dejaban como escarmiento en las calles, recuerda el cardenal.
Grande fue asesinado el 12 de marzo de 1977 mientras atravesaba en su vehículo una carretera de El Paisnal, 40 km al norte de San Salvador. Murieron también el sacristán Manuel Solórzano (72 años) y Nelson Rutilio Lemus (16), quienes también serán beatificados y están enterrados junto a él.
El ataque mortal a Grande fue el inicio de la persecución al clero salvadoreño que denunciaba la injusticia social imperante.
Fray Cosme Spessotto fue asesinado el 14 de junio de 1980 dentro de la iglesia de San Juan Nonualco, 54 km al sureste de la capital y donde fue párroco durante 27 años.
Crímenes en la impunidad
En la ceremonia de beatificación se presentarán reliquias de los sacerdotes asesinados: un pañuelo blanco manchado de sangre que Grande portaba el día de su asesinato; y una manta blanca también ensagrentada con la cual se cubrió el cadáver de Spessotto.
Según la Iglesia, las reliquias representan la presencia de ambos sacerdotes en su beatificación.
En El Salvador, además del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, canonizado en 2018, fueron asesinados el obispo militar Joaquín Ramos, una veintena de sacerdotes y miles de laicos. La gran mayoría de los crímenes permanecen impunes.
jc (efe, afp)