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Con la llegada del frío intenso, los pies necesitan unos cuidados específicos. Las bajas temperaturas ralentizan la circulación sanguínea y aumentan el riesgo de congelación. Además, en la época de invierno es lógico que la sensación de frío en los pies se intensifique. Pero si el frío persiste y no hay forma de aliviarlo conviene estar atento porque podría avisar de algún trastorno grave. El Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA) ha elaborado unas recomendaciones a tener en cuenta para cuidar nuestros pies en invierno. Todos deberíamos ponerlas en práctica, pero COPOMA insiste sobre todo en colectivos como los niños, las personas mayores, aquellas que hacen deporte o personas diabéticas que son más vulnerables a sufrir problemas de salud debido a sus pies.
Elegir un calzado adecuado es la premisa número uno para unos pies sanos, pero las recomendaciones varían según la época del año. Si en verano se alerta del riesgo de llevar chanclas o sandalias que no sujeten bien el pie, ahora hay que insistir en elegir un calzado que sea de la talla correcta. Ni suelto ni apretado. El calzado no debe quedar holgado porque forzaremos la musculatura al andar, pero tampoco debe apretar ya que dificultará la circulación.
Lo ideal es que sea de materiales naturales, transpirable, impermeable y con suela antideslizante. Este último detalle es muy importante para evitar caídas en suelos húmedos, algo habitual en invierno.
Ahora más que nunca, es importante activar la circulación de los pies ya que con el frío se vuelve más lenta y dificulta el retorno venoso. Mantén las piernas en alto durante unos minutos, camina de puntillas o simplemente mueve los pies mientras estás sentado. Las fuentes de calor directas como puede ser una estufa o una bolsa de agua caliente no son aconsejables para tus pies. Los cambios bruscos de temperatura favorecen la aparición de anomalías en la piel.