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México: los tres primeros años de AMLO en el poder

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López Obrador llegó a la presidencia prometiendo una transformación histórica en México. Izquierdista atípico y muy popular, AMLO es también criticado por iniciativas vistas como peligrosas para la democracia.Andrés Manuel López Obrador no suele dejar indiferentes a muchos. Sus críticos lo tildan de autoritario y populista, mientras sus seguidores lo ven como un hombre honesto que está «transformando» México. Las cifras indican que el presidente que promete «abrazos» sigue siendo, a mitad de sus seis años de mandato, uno de los mandatarios con mayor aprobación en América Latina, con una popularidad de alrededor del 63 por ciento. Al mismo tiempo, muchos analistas ven a México dividido y polarizado como pocas veces en su historia.

López Obrador, conocido a secas como AMLO por sus iniciales, es un político difícil de encasillar. Un progresista atípico que sorprendió a la izquierda internacional al renegar del feminismo y el ecologismo –llegó a decir que son «nuevos derechos» promovidos «para saquear»– y que impulsa una austeridad económica que parece más propia de una agenda conservadora. También, un político que gusta de los baños de masas y que fustiga a menudo el «neoliberalismo» ante sus seguidores.

Con su Cuarta Transformación (4T), AMLO quiere poner su presidencia a la altura de tres grandes eventos de la historia de México, entre ellos nada menos que la independencia. El balance de la primera mitad de su sexenio, sin embargo, es para muchos observadores por ahora sombrío.

Un estilo polarizador

López Obrador genera críticas por su estilo inclinado a buscar la confrontación, a dividir de forma maniquea entre amigos y enemigos. Entre los últimos, se cuentan a menudo las élites económicas y los medios.

Es «una forma de hacer política desconcertante», dice a DW el político y economista Rolando Cordera, profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, una de las instituciones académicas más conocidas de América Latina y recientemente blanco de las críticas del presidente. «Ataca sin mayor miramiento a periodistas, críticos e intelectuales», constata Cordera.

Esa actitud «irracional» ha conducido a que AMLO haya perdido el apoyo de muchos actores políticos y sociales, cree Sergio Aguayo, investigador de El Colegio de México. «El fracaso del presidente se debe a que rompió el bloque histórico que lo llevo al poder», considera Aguayo. Una de las primeras medidas de López Obrador tras asumir el cargo el 1 de diciembre de 2018 fue recortar el financiamiento de organismos de la sociedad civi,l como parte de su programa de austeridad.

Iniciativas controvertidas

Ricardo Becerra, del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, acusa al gobierno de estar impulsando incluso una «demolición institucional» sin precedentes. «Es una experiencia desastrosa para México desde el punto de vista de las políticas públicas», asegura.

Recientemente ha generado preocupación el esfuerzo de AMLO por blindar sus megaproyectos de infraestructuras –entre ellos el Tren Maya en el turístico sureste del país, el aeropuerto internacional Felipe Ángeles o la refinería Dos Bocas en su estado natal, Tabasco– declarándolos como asuntos de seguridad nacional para impedir que posibles recursos de sus críticos frenen su avance. También preocupa el creciente protagonismo que tienen los militares al asumir la gestión y construcción de las obras públicas.

El uso de los militares «tiene una lógica que no ha logrado transmitir el Gobierno», justifica por su parte el analista Eduardo Huchim, más benévolo con el presidente. Huchim apunta al enorme problema de la corrupción «presente en todas partes» de la realidad mexicana y al que el Ejecutivo busca hacer frente con la Marina y el Ejército. También iniciativas como el blindaje de los proyectos de infraestructura obedecen al deseo de superar trabas. «El presidente ha hablado del Estado mexicano como un elefante reumático», dice Huchim.

Buenas intenciones y pocos resultados contra la corrupción

Pero la lucha contra la corrupción, otra de las grandes banderas de AMLO, tampoco ha registrado grandes avances. Para Becerra, por el contrario, medidas como acabar con las prestaciones de salud para personas de bajos recursos, el «Seguro popular», para sustituirlo por un seguro gratuito y universal, solo han destruido estructuras ya existentes sin crear por ahora nada a cambio.

«La honestidad personal del presidente contrasta, en el ámbito de la corrupción, con lo que ocurre en muchas áreas del Gobierno», cree Huchim.

Aguayo, en cambio, ve al presidente aislado por el «fracaso» de sus planes para «transformar México». Medidas como el blindaje de proyectos y la militarización «son señales de desesperación», dice. El decreto para declarar obras de infraestructura como de seguridad nacional ha sido impugnado ante la Justicia como inconstitucional. Como esa, hay decenas de iniciativas de AMLO impugnadas.

El fracaso de los «abrazos»

También la política para frenar la violencia derivada de lucha contra los cárteles de la droga está en entredicho. López Obrador empleó el eslogan «abrazos y no balazos» para renunciar a la llamada «guerra contra el narco» declarada por el expresidente Felipe Calderón en 2006, una estrategia considerada en buena parte responsable de las más de 350.000 muertes registradas desde entonces. Las cifras, sin embargo, indican que la violencia ha aumentado durante lo que va del sexenio de AMLO, con más de 34.000 víctimas mortales, por año, en 2009 y 2010.

Combatir la violencia es «la gran deuda», admite Huchim, pese a que cree que la política de AMLO va en la dirección adecuada. «Es correcta la orientación, pero todavía es muy tímido lo que se ha hecho», dice.

Sin reformas económicas importantes por ahora

Tampoco las cifras económicas son halagüeñas para AMLO, pese a que el presidente sorprendió a muchos al mostrarse como un guardián celoso del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano, negándose por ejemplo a apoyar restricciones severas contra la pandemia. En 2019, el primer año de su Gobierno, el PIB se estancó, con una ligera caída del 0,1 %. En 2020, el crecimiento fue del 4,8 %, tras registrar un desplome del 8,7 % debido a la crisis del coronavirus.

Para este año se espera un crecimiento del 6 %, gracias en parte al dinamismo de la economía mexicana por su cercanía con Estados Unidos. El economista Cordera, sin embargo, cree que la política económica de AMO ha sido «decepcionante».

Los programas de asistencia de AMLO como ‘Jóvenes construyendo el futuro’ «no necesariamente llegan a los más pobres», dice. Cordera cree que la apuesta únicamente por sanear el Estado es insuficiente. «Todo está apostado a que triunfaremos en la lucha contra la corrupción», dice el economista, que pide una reforma fiscal para corregir por fin las crónicas carencias tributarias del Estado mexicano. México, puntualiza, es uno de países que menos recauda en América Latina. «Hasta ahora hay una negativa públicamente expresada a hacer una reforma fiscal», lamenta.

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