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Olavo de Carvalho, pionero de las «fake news» en Brasil

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Por más de dos décadas, el exastrólogo fue uno de los principales promotores de las teorías conspirativas en Brasil. Contribuyó a formar una generación de extremistas y alimentó el «bolsolavismo».Olavo de Carvalho, fallecido este lunes (24.01.2022) a los 74 años, fue durante más de dos décadas uno de los principales difusores de noticias falsas y teorías conspirativas en Brasil.

El exastrólogo, que pasó casi cinco décadas en la oscuridad, comenzó a ganar notoriedad en la segunda mitad de la década de 1990, presentándose como filósofo y ganando lentamente adeptos entre los derechistas, conservadores y extremistas en general, que buscaban algún barniz intelectual o que se sentían aislados en las universidades, a las que veían como «guaridas de la izquierda».

Sin haber completado nunca un curso formal en la universidad, Carvalho adoptó un camino de doble vía para construir su influencia.

Por un lado, presentó a pensadores extranjeros poco conocidos en Brasil, como René Girard y Eric Voegelin. Y rescató a autores conservadores brasileños olvidados, como Mário Ferreira dos Santos y Otto Maria Carpeaux.

En algunos círculos, esta tática le dio el aura de un sabio que revelaba un conocimiento secreto que había sido retenido por «la izquierda». Así que, por otro lado, aprovechó esa aura para inculcar a sus seguidores una visión conspiracionista, atribuyendo los males de Brasil y Occidente al «marxismo cultural».

Teorías de conspiración

Carvalho fue pionero en la difusión en Brasil de teorías de conspiración, elaboradas por ultraderechistas estadounidenses vinculados a Lyndon LaRouche a principios de la década de 1990, que tomaban prestados elementos de las antiguas teorías conspirativas antisemitas.

Según los partidarios de la teoría conspirativa del «marxismo cultural», los intelectuales de la Escuela de Fráncfort elaboraron un plan de «guerra cultural» para conquistar la hegemonía en el campo de las ideas, con el objetivo de socavar la cultura occidental, un plan que habría sido mantenido por la izquierda incluso después del final de la Guerra Fría.

Sin embargo, entre gran parte de la intelectualidad brasileña, Carvalho siguió siendo visto como una criatura exótica o caricaturesca. Su propio pasado contribuyó a ello. Antes de reinventarse como «filósofo», Carvalho había sido profesor de astrología entre los años setenta y ochenta, además de hacerse miembro de una orden mística musulmana en el mismo periodo, adoptando durante un tiempo el nombre de Sidi Muhammad.

Pero este aislamiento del mundo académico también le abrió nuevas posibilidades. Desde el principio, Carvalho trató de ampliar su influencia en áreas que eran ignoradas por muchos intelectuales brasileños.

Pionero en internet

Incluso antes de la aparición de las redes sociales, Carvalho promovía sus ideas en internet. Primero, con un foro en línea para reunir a derechistas y conservadores, a finales de los años 90. Luego, desde 2002, con un sitio web llamado «Medios sin máscara» (Mídia Sem Máscara), en el que abrió un espacio para que otros autores publicaran textos que denunciaban a la prensa tradicional y promovían ideas desacreditadas, como el «nazismo de izquierdas». En 2004, sus seguidores empezaron a concentrarse y debatir en la ya desaparecida red social Orkut, de Google.

Con estas herramientas online, Carvalho se vio libre de cadenas y encontró un espacio propicio para importar y difundir más y más delirantes teorías conspirativas originadas en EE. UU. y otros países.

Incluso, llegó a afirmar que Pepsi utilizaba células de fetos abortados en sus refrescos, un rumor que circuló inicialmente entre los grupos antiabortistas de Estados Unidos en 2011. En un vídeo, dijo que el filósofo alemán Theodor Adorno (uno de los máximos representantes de la Escuela de Fráncfort) era el verdadero compositor de las canciones de los Beatles, un absurdo que ya circulaba en los ambientes de derecha en los años 70.

En otras ocasiones, afirmó que el príncipe Carlos, heredero de la corona británica, era musulmán en secreto, o que el calentamiento global era una invención de la familia Rockefeller y el Club Bilderberg, dos blancos favoritos de los teóricos de la conspiración de extrema derecha.

Siempre en sintonía con las últimas tendencias de la extrema derecha mundial, también empezó a centrar sus ataques en el filántropo multimillonario George Soros, la principal pesadilla de los propagadores de las teorías de la conspiración en el mundo, y el nombre más asociado al supuesto «globalismo».

Años antes de que el tema se convirtiera en una de las principales obsesiones del presidente brasileño Jair Bolsonaro, Carvalho también introdujo en el debate local la desconfianza en las urnas electrónicas. En 2014, comenzó a atacar a la empresa Smartmatic, fundada por ingenieros venezolanos, acusándola de manipular el voto electrónico en América Latina, sin tener pruebas. Y, años antes de la pandemia, Carvalho publicó igualmente mensajes antivacunas.

Durante este periodo de expansión en internet, Carvalho comenzó a adoptar sistemáticamente el comportamiento de un líder de secta. Varias veces se peleó públicamente con antiguos seguidores que habían pretendido debatir en igualdad de condiciones con el «profesor», como llegó a llamarse.

Su persistencia en las profundidades de internet acabó siendo fructífero para él. En 2013, pudo por fin probar la circulación masiva cuando el Grupo Editorial Record, aprovechando el giro a la derecha en Brasil, lanzó una colección de artículos de Carvalho llamada «O mínimo que você precisa saber para não ser um idiota».

«Bolsolavismo»

En 2018, cuando pronunció su primer discurso tras ganar la segunda vuelta, Bolsonaro exhibió en su escritorio un ejemplar de «Lo mínimo que hay que saber para no ser idiota» . Y así nació el «bolsolavismo».

Sin embargo, Carvalho no prestó un apoyo constante al presidente de Brasil. Es más, lo criticó varias veces. Y el distanciamiento entre ambos se acentuó a medida que los alumnos del ideólogo perdían posiciones en el Gobierno.

Carvalho también diagnosticó que la victoria de la extrema derecha en 2018 se había producido demasiado pronto, sin que el bando se hubiera preparado lo suficiente para ser hegemónico en todos los ámbitos de la sociedad. De este modo, el poder no se mantendría de forma duradera.

Durante el transcurso de la pandemia de COVID-19, Carvalho expresó repetidamente su creencia de que el coronavirus no existía, como ya había hecho con el cambio climático. En una ocasión, dijo que la enfermedad no era más que una «historia de terror para acobardar a la población y hacerla aceptar la esclavitud».

El pasado 15 de enero, mensajes en grupos de Telegram vinculados a Carvalho señalaban que había contraído COVID-19. Murió menos de diez días después; la familia, sin embargo, evitó señalar que la causa era la enfermedad provocada por el coronavirus.

(gg/rml)

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