Last Updated on diciembre 17, 2025 by Deutsche Welle
Tras casi diez años de reformas, la sala de conciertos brilla con nuevo esplendor. Inaugurada a finales de la década de 1950, fue un importante símbolo de la democracia en la entonces joven República Federal de Alemania.La Beethovenhalle de Bonn se inauguró el martes (16.12.) tras casi diez años de reformas. La sala de conciertos reabrió con una larga “Noche Beethoven”, un evento de casi cuatro horas de duración. Al acto acudieron alrededor de 1.600 invitados, entre ellos el presidente federal Frank-Walter Steinmeier, quien pronunció un emotivo discurso. Tarjeta de visita para la ciudad de Bonn Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Alemania quedó destruida, dividida y aislada. Bonn se convirtió en la capital de la República Federal de Alemania, una pequeña ciudad universitaria a orillas del Rin y cuna del gran compositor Ludwig van Beethoven. En aquel entonces había muchos edificios destruidos, como la antigua Beethovenhalle municipal del siglo XIX, bombardeada en 1944. Diez años más tarde, más de 100 arquitectos participaron con sus proyectos en el concurso sobre la construcción de una nueva Beethovenshalle. Siegfried Wolske, de 29 años, logró convencer al jurado. Fue prisionero de guerra, completó su diploma de bachillerato a los 21 años, tras regresar de la guerra, y estudió en la universidad. “La ciudad de Bonn tuvo la valentía de confiarle la dirección general de la obra”, dijo Constanze Falke, conservacionista e historiadora de arquitectura. Tres años y medio más tarde, la Beethovenhalle estaba lista. Durante los siguientes 60 años, se convirtió en el “salón de actos” de la democracia alemana. Allí se han celebrado más de 15.000 eventos de todo tipo. Con el tiempo, el edificio envejeció y la ciudad de Bonn decidió llevar a cabo una gran reforma. Una joya del modernismo de posguerra Para Constanze Falke, la Beethovenshalle es un “ejemplo único de arquitectura modernista de posguerra”, un ejemplo de la llamada “construcción orgánica”, la filosofía arquitectónica asociada principalmente a Hans Scharoun. “De hecho, Wolske fue alumno de Scharoun en la Universidad Técnica de Berlín y aplicó aquí las enseñanzas de su maestría”, dijo la experta. Las ideas que sustentaban esa filosofía, desarrollada durante la era Bauhaus, encajaban a la perfección en la posguerra: se alejaban de la ostentación y la rigidez y se orientaban más hacia la simple funcionalidad, un contrapunto al nacionalsocialismo. Fue una ruptura consciente con la gigantomanía nacionalsocialista para crear armonía entre el edificio el paisaje, entre la forma y la función. La simplicidad del exterior contrasta con la riqueza interior: mármol italiano, granito sueco y maderas preciosas de África Occidental y Japón. Sin embargo, la reforma y adaptación de los espacios, diseñados originalmente en una época completamente diferente, a los requisitos y expectativas técnicas modernas también consumió años y millones. Al final, la factura superó los 220 millones de euros. Wolske, en cambio, se las arregló con poco menos de 10 millones de marcos alemanes. “Si tenemos un monumento que es significativo para su época, entonces es nuestro deber protegerlo como corresponde, preservarlo y también ponerlo a disposición de las generaciones futuras como testimonio del pasado”, afirmó Falke. Inauguración con Beethoven y Mahler La Beethovenshalle recupera su propósito original: seguir siendo un espacio para disfrutar de la música y ser de nuevo sede de la Orquesta Beethoven. Para el director de la Orquesta Beethoven, Dirk Kaftan, la Beethovenhalle debe “reflejar la diversidad de la ciudad a través de la música, la cultura, los programas discursivos, los proyectos participativos y comunitarios, el trabajo con jóvenes y la educación musical”. La “Noche de Beethoven” celebra el 255 cumpleaños del compositor alemán y la reapertura del majestuoso edificio. Para ello, se han seleccionado cuidadosamente las obras, entre otras, el Concierto para piano n.º 4 en sol mayor, Op. 58 del hijo más famoso de la ciudad, interpretado por el pianista estrella de Bonn, Fabian Müller. “Pero la pieza central de la velada es la Sinfonía No.2, Resurrección de Gustav Mahler”, declaró Dirk Kaftan a DW, “un guiño, pero en realidad muy pequeño, porque esta pieza trata sobre las cosas que permanecen, incluso cuando ya no estemos aquí”. (rmr/gs)
