Last Updated on noviembre 29, 2025 by Deutsche Welle
El islamismo y el extremismo de derecha atraen cada vez más a los menores. ¿Qué se puede hacer para combatir la creciente radicalización de niños y jóvenes?Su objetivo era atacar un mercado navideño en Leverkusen, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Alemania. Los jóvenes de 15 y 17 años se identificaban con la organización terrorista Estado Islámico. Planeaban asesinar al mayor número posible de personas con un camión. Dos días antes del ataque, fueron arrestados, luego de que la Policía descubriera sus conversaciones en línea. Los menores, originarios de Afganistán y la república autónoma rusa de Chechenia, fueron condenados a cuatro años de prisión en 2024. Casos como este preocupan cada vez más a las autoridades alemanas. La oficina federal de la Policía criminal (BKA) lleva años registrando un fuerte aumento de los delitos violentos. La BKA identifica las posibles razones de esta tendencia: “Existen indicios de que el estrés psicológico entre niños y adolescentes ha ido en aumento durante varios años. Si bien el estrés psicológico no es una causa directa de la conducta delictiva, en combinación con otros factores adversos puede aumentar la probabilidad de cometer delitos (violentos)”. Factores de riesgo: guerra, cambio climático, pandemia Los principales riesgos son la violencia intrafamiliar, la falta de afecto parental, la pobreza y la ansiedad por el futuro ante múltiples crisis sociales como la guerra, el cambio climático y la pandemia. La BKA considera especialmente vulnerables a los menores que han huido de sus países de origen. Solos y sin perspectivas, esperan encontrar respuestas en línea a sus preguntas sobre el sentido de la vida. Por ello, a menudo terminan en sitios web de extremistas religiosos o políticos. Esto aumenta el riesgo de que ellos mismos se conviertan en extremistas. Durante más de 20 años, la Red de Prevención de la Violencia (VPN), con sede en Berlín, ha trabajado con este tipo de personas, niños, adolescentes y jóvenes. Esta organización no gubernamental también colabora con las autoridades en materia de desradicalización. Consumo de propaganda en TikTok y otras plataformas Su director general, Thomas Mücke, advierte sobre la creciente falta de comunicación con niños y jóvenes. Por ello, considera esencial conversar con y entre jóvenes en un entorno seguro para evitar que se desvíen del camino. “Si perdemos esta capacidad de comunicación, los extremistas han ganado”. “En los últimos años, se ha observado que los delitos violentos de extrema derecha suelen ir precedidos de radicalización en línea”, reza el informe de 2024 de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución. Esto implica no solo el consumo de propaganda en plataformas como Instagram y TikTok, sino, sobre todo, el establecimiento de una amplia red de contactos, a menudo internacional, con personas afines en canales como Telegram o Discord. “Con sus puntos de acceso fáciles y su amplia disponibilidad, internet ofrece a los jóvenes un espacio virtual de fácil acceso para hacer contactos y expresar opiniones misántropas y violentas”, concluye el informe la Oficina Federal para la Protección de la Constitución. ¿Cómo sacar a niños y jóvenes de sus burbujas virtuales? Según las observaciones de la Red de Prevención de la Violencia, sacar a niños y jóvenes radicalizados de los confines de sus burbujas virtuales es cada vez más difícil. Feride Aktas, del departamento “Extremismo por Motivación Religiosa”, está más preocupada que nunca por el discurso político y social. “Hemos llegado a un punto en el que estamos tan distanciados unos de otros que primero necesitamos volver a ser capaces de dialogar”, comenta Aktas a DW. Para lograrlo, es necesario no encasillar inmediatamente a los jóvenes por algunas de sus palabras más cuestionables, sino abordar sus emociones, enfatiza. Cuando las familias y las escuelas fallan En conversaciones con menores radicalizados, Aktas sigue percibiendo en ellos, todavía en 2025, las consecuencias de la pandemia. A menudo escucha que, en aquella época, nadie los apoyaba, ni en casa ni en la escuela. Estos niños y niñas se sienten solos incluso cuando están con otras personas. “Y luego encuentran conexiones en grupos que pueden arrastrarlos al extremismo de derecha o al islamismo de diversas maneras”, dice Aktas. Su colega Thomas Mücke señala el problema fundamental que enfrentan muchos padres al no reconocer el peligro de la inminente radicalización de sus hijos. Por ello, es aún más importante contactar con centros de asesoramiento en caso de duda. “Examinamos la situación muy de cerca y entablamos conversaciones inmediatas con los padres”. “Personas de alto riesgo” La Red de Prevención de la Violencia ha gestionado 431 casos que podían representar peligro para sí mismas o para los demás en los últimos diez años. Estas personas representan un peligro para sí mismas y para los demás, explica Mücke. Según Thomas Mücke, 75 de ellos eran o son “personas de alto riesgo” que representan una amenaza particularmente grave para la seguridad pública. Lo mismo ocurre con 65 jóvenes radicalizados que se unieron al grupo terrorista Estado Islámico y regresaron de Siria. Mücke mide el éxito de su trabajo según la tasa de reincidencia entre los jóvenes con los que trabaja para encontrar una salida a los entornos extremistas. El resultado es muy alentador: de los 431 chicos y chicas, solo dos han recaído. (ms/el)
