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Para sobrevivir al Holocausto, Keleti adoptó la identidad cristiana y entregó todas sus pertenencias. Mientras su padre era deportado a Auschwitz, ella se refugiaba en el campo y entrenaba a escondidas junto al Danubio.Agnes Keleti, la campeona olímpica más longeva del mundo, falleció este jueves (02.01.2025) a los 103 años, según informó el Comité Olímpico de Hungría. Keleti fue hospitalizada el pasado sábado en el hospital Honvéd de Budapest en estado crítico por insuficiencia cardíaca y dificultades respiratorias (neumonía), pocos días antes de cumplir 104 años.
Nacida el 9 de enero de 1921 en la capital húngara en el seno de una familia judía, Keleti forjó una vida extraordinaria que incluyó su supervivencia al Holocausto y una brillante carrera deportiva.
Como gimnasta, alcanzó la excelencia olímpica al conquistar un impresionante total de diez medallas: cinco de oro en los Juegos de Helsinki (1952) y de Melbourne (1956), tres de plata y dos de bronce, todas ellas una vez cumplidos los 30 años.
Tras su destacada trayectoria como atleta, continuó contribuyendo al deporte como entrenadora, dejando un legado perdurable en la gimnasia mundial.
Keleti: hacer deporte para «conocer el mundo»
Hungría, en los años 50, se encontraba en aquella época por detrás de la cortina de hierro, bajo la influencia soviética. «Yo practicaba deporte no porque me gustase sino para conocer el mundo», había declarado en 2016 a la AFP.
Agnes Keleti nació en Budapest con el nombre de Agnes Klein, aunque después adoptaría un patronímico más común en el país magiar.
Persecución nazi truncó su carrera deportiva
Convocada con el equipo nacional en 1939, la prometedora gimnasta no tardó en sufrir la prohibición de toda actividad deportiva debido a sus orígenes judíos.
Después de la ocupación de Hungría por el III Reich en marzo de 1944, escapó a la deportación al hacerse con documentos falsos y tomando la identidad de una joven cristiana, a cambio de todos sus bienes.
Escondida en una zona rural, trabajaba como empleada doméstica, pero se entrenaba a escondidas en las orillas del Danubio cuando contaba con algo de tiempo libre.
Su padre y varios miembros de su familia fueron deportados y fueron víctimas del exterminio en Auschwitz, mientras que su madre y su hermana salvaron la vida gracias al diplomático sueco Raoul Wallenberg.
Al igual que numerosos deportistas húngaros, Agnes Keleti no regresó a casa después de los Juegos Olímpicos de Melbourne de 1956, que se disputaron unas semanas después del fracaso de la insurrección antisoviética en Hungría, y se instaló en Israel. Regresó de forma definitiva a Hungría en 2015.
Keleti fue incluida en 2002 en el Salón de la Fama de la Gimnasia Artística de Oklahoma, EE. UU. En 2021, cuando cumplió 100 años, fue galardonada con un premio a su trayectoria del Comité Internacional del Fair Play (NFPB), que reconoció su carrera ‘caracterizada por la aceptación y la tolerancia’.
Keleti, un espíritu joven
Incluso a los 102 años, en 2023, Keleti mantenía una vida activa, haciendo ejercicio diariamente, consumiendo mucha fruta y chocolate, y seguía las retransmisiones de gimnasia por internet sin necesidad de gafas. Con su característico sentido del humor, cuando le preguntaban por el secreto de su longevidad, respondía que evitaba mirarse al espejo, lo que le permitía imaginarse con la edad que deseaba.
FEW (AFP, EFE)