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AfD, los medios alemanes y la extrema derecha

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Ya sean públicos o privados, a los medios alemanes les resulta difícil informar sobre el partido Alternativa para Alemania (AfD), que incluye a sectores de extrema derecha. Nadie tiene una receta patentada.La libertad de prensa y la libertad de expresión están garantizadas en la Constitución alemana. El panorama mediático se basa en un sistema dual con medios de comunicación públicos y privados. Algunos se financian, sobre todo, mediante una tasa de radio y teledifusión, que paga cada hogar. Los demás dependen de los ingresos por publicidad y venta de sus productos.

Deutsche Welle (DW) es un caso singular, porque recibe dinero del presupuesto del Ministro de Estado de Cultura y Medios de Comunicación. Como todas las demás emisoras públicas, DW está obligada a informar de forma exhaustiva y equilibrada sobre todos los temas relevantes. Hay gremios que supervisan la emisora, integrados por representantes de grupos socialmente relevantes de la política, la cultura, los negocios, la ciencia, el deporte, las comunidades religiosas y los sindicatos.

AfD contra la “financiación forzosa” de los medios públicos

Si dependiera del partido Alternativa para Alemania (AfD), al que la Oficina para la Protección de la Constitución ha calificado, en parte, de extrema derecha, la difusión mediática pública en su forma actual no tendría futuro: “Su financiación obligatoria debe cancelarse inmediatamente y convertirla en televisión de pago”, exige la AfD en su program.

El partido siempre se siente en desventaja en la información proporcionada tanto por los medios públicos como privados. Además, critican que no se invita a sus miembros a los programas de televisión. Pero es un hecho que esas decisiones las toman las redacciones, lo que forma parte de la libertad de prensa y de expresión.

Variedad de temas: espionaje, extrema derecha, Björn Höcke

Sin embargo, y sobre todo en 2024, la AfD es un tema frecuente en los medios alemanes, porque las encuestas le auguran buenos resultados en las elecciones europeas de junio y en tres elecciones regionales de septiembre. Su creciente radicalización y su supuesta implicación en casos de espionaje, especialmente con China, y su relación con Rusia, ocupan titulares en Alemania.

El ultraderechista Björn Höcke lidera el grupo parlamentario de la oposición de la AfD en Turingia. Bodo Ramelow (La Izquierda) es el primer ministro de este estado federado desde 2014, con una breve interrupción.

A Höcke se le considera el extremista de derecha más influyente dentro de la AfD. Este político sueña con convertirse en el sucesor de Ramelow, tras las elecciones regionales de septiembre. Höcke está además acusado de haber usado un lema prohibido de la era nazi

En el canal privado alemán Welt-TV se enfrentaron Höcke y el candidato del Partido Demócrata Cristiano (CDU), Mario Voigt, para las elecciones de Turingia. Días antes, el encuentro fue un tema candente en los medios alemanes. La revista Der Spiegel, por ejemplo, lo consideró un error: “Por supuesto, después de estos 71 minutos, Höcke les parecerá a muchos un poco más normal y socialmente más aceptable que antes”.

Oliver Lembcke, politólogo de la Universidad de Bochum, piensa en cambio que “esquivarlo constantemente, desinvitarlo y excluir a la AfD…, ha llevado a Höcke a convertirse en una especie de mago o Señor Oscuro”.

Asociación de periodistas pide advertir sobre la AfD

Si fuera por la Asociación Alemana de Periodistas (DJV), todos los medios deberían reajustar sus informaciones sobre la AfD, a más tardar, cuando la Oficina para la Protección de la Constitución clasifique a todo el partido de “extremista de derecha demostrado”. Esto ya ocurre en tres de los 16 estados federados, incluido Turingia. El presidente de la DJV, Mika Beuster, exige que “esto debe aparecer en nuestros artículos como una advertencia evidente, como en las cajetillas de cigarrillos”.

El investigador de medios Bernd Gäbler analizó en dos estudios para la Fundación Otto Brenner, en 2017 y 2018, lo difícil que es el trato supuestamente correcto a la AfD. Él aconseja no caer en la trampa de la exclusión, pero eso no significa “que los políticos de la AfD tengan que participar en todos los foros o que se les pida entrevistas como a todos los demás políticos”.

Gäbler escribió entonces que “no hay necesidad de un periodismo propio y adaptado específicamente a la AfD. Más bien, la AfD es simplemente un nuevo desafío para tener en cuenta una vez más las viejas virtudes periodísticas y las herramientas clásicas del oficio”.

(rmr/ers)

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