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La “paz total” de Gustavo Petro no inició bien en 2023: el ELN desmintió un cese bilateral. Acordar la paz con una guerrilla “desconectada” será una tarea compleja, dicen expertos a DW.¿Llegará a ser la “paz total” una realidad, como se lo propone el presidente de Colombia? El anuncio al filo del nuevo año de un “acuerdo bilateral con el ELN” fue un alivio inicial para muchos, pero tras el “desmentido” de esa guerrilla colombo-venezolana pronto se convirtió en incertidumbre y desconfianza, que ahora tendrá que ser recuperada. Pero “va ser más fácil volverle a pegar las plumas a una gallina desplumada”, ironiza un escéptico ciudadano en Twitter.
Este 4 de enero, el ministro del Interior de Colombia y vocero del Gobierno nacional, Alfonso Prada, le salió al paso a las conjeturas explicando cómo se llegó a este “impasse” y anunciando la última decisión del Gobierno de Gustavo Petro. Según Prada, el ELN, que ya había declarado un cese al fuego unilateral, le había pedido al Gobierno “responder” con un cese bilateral. “Sin embargo, ante la posición asumida (por el ELN) públicamente el día de ayer (3 de enero), según la cual, se debería llevar a la mesa de diálogo el protocolo de dicho cese, hemos decidido suspender los efectos jurídicos del Decreto 26 57 del 31 de diciembre del 2022 y en el siguiente ciclo se reactivará el diálogo sobre este particular”.
¿Va mal el diálogo con el ELN antes de haber empezado? “No hay que armar una tormenta en un vaso de agua”, reitera a DW Luis Eduardo Celis, asesor de la Fundación Paz y Reconciliación, para quien, en la práctica, actualmente “no hay una actitud ofensiva, ni del ELN hacia la Fuerza Pública, ni de la Fuerza pública hacia el ELN”. Solo que ahora, “la buena disposición de ambas partes” debe ratificarse en un cese al fuego bilateral pactado en la mesa que pronto se retomará en México.
ELN y grupos paramilitares y narcotraficantes
Según Celis, el mayor problema del ELN no es con las Fuerzas Armadas sino con otros actores violentos en disputa, llámense disidencias de las FARC o Clan del Golfo.
La propuesta de la paz de Gustavo Petro incluye a cinco organizaciones al margen de la ley, pero con diferente trato: ELN, Segunda Marquetalia, Estado Mayor Central, AGC y las Autodefensas de la Sierra Nevada. “Mientras con el ELN, considerada una guerrilla beligerante, Petro busca un acuerdo de paz, con las demás organizaciones delincuenciales solo cabe un sometimiento a la Justicia”, explica a DW, Ariel Ávila, senador del partido Alianza Verde y autor del libro “El mapa criminal en Colombia: la nueva ola de violencia y la paz total”.
Menos cárcel a cambio de no atacar a las comunidades
¿Qué implica el “sometimiento” de cuatro bandas criminales en Colombia? “Básicamente el criminal entrega verdad (información), bienes o dinero, y el Estado le concede una reducción de la pena”, precisa el politólogo Ariel Ávila, quien recuerda que esta figura existe en el Código Penal y se aplica ya en Colombia bajo el nombre de “principio de oportunidad”. Es más, narcotraficantes colombianos se acogen a esta ley también en Estados Unidos.
¿Por qué es el ELN especialmente dificil? ¿No quieren acaso regresar a la vida civil? “Siento que hay una gran arrogancia de los mandos del ELN que están (en Cuba) por fuera de la guerra y tienen una desconexión con el país y la propia violencia que generan sus distintos frentes”, dice a DW Gustavo Duncan, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad EAFIT de Medellín.
La desconexión del ELN
“La desconexión entre lo que piensan y lo que realmente representan políticamente hace muy difícil negociar con el ELN”, agrega el investigador con estudios en Seguridad Global, de la Cranfield University, de Gran Bretaña, quien anticipa que con el ELN “la negociación va a ser mucho más compleja que con grupos que no tienen pretensiones políticas, como las bandas criminales que deben someterse a la Justicia intercambiando garantías por penas para retirarse del conflicto”.
Pero a pesar de los pequeños y grandes obstáculos, para Luis Eduardo Celis está claro: “La salida definitiva al conflicto en Colombia es negociada y no militar”. Según Celis, las negociaciones pueden ir al tiempo que avanza el desarrollo local y regional de la infraestructura rural, así como el apoyo a las economías campesinas.
“En el fondo”, concluye el asesor de paz, Luis Eduardo Celis, “se trata de construir un estado de derecho en las partes de Colombia en donde rige el control autoritario de los ilegales”. En cuanto al resto, “en Colombia tenemos un territorio donde la democracia funciona, con imperfecciones, pero funciona”.
(el)