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El envío de misiles Patriot no es lo único que el presidente ucraniano consiguió en su visita a Washington. También mandó señales políticas dirigidas hacia Moscú y a otras partes, opina Bernd Johann.No se trataba de un simple viaje hacia el extranjero. En medio de una nueva fase de escalada de la guerra en Ucrania, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dejó breve e inesperadamente su país. Se trata de la primera vez que lo hace desde que comenzó la guerra, hace más de 300 días. Durante la conversación que tuvo con su homólogo estadounidense, Joe Biden, en Washington, y luego frente al Congreso de Estados Unidos, pidió encarecidamente más ayuda para su país. Ayuda política, pero sobre todo militar, para que Ucrania pueda seguir defendiéndose eficazmente de la agresión rusa.
Como no ha logrado avanzar en los frentes del sur y del este, Rusia está destruyendo sistemáticamente la infraestructura ucraniana de energía y agua, lo que significa que este invierno los ciudadanos se quedarán sin electricidad, calefacción o agua. Y los misiles de crucero, cohetes y drones rusos están impactando no solo en infraestructura, sino que también en los hogares de todo el país. Para Ucrania y su pueblo, se trata literalmente de una cuestión de supervivencia.
Zelenski transmite confianza
El presidente ucraniano está bajo gran presión. Se le vio claramente tenso durante su visita a Washington, pero transmitía confianza: “Ucrania no ha caído. Está viva”, y puede vencer y ganará esta guerra con la ayuda extranjera. Su mensaje fue ampliamente aplaudido en el Congreso. De paso, se envió una señal de unidad y determinación, sobre todo, hacia Moscú: EE. UU. y sus aliados siguen apoyando a Ucrania. Rusia no podrá abrir una brecha entre Ucrania y sus aliados.
Ucrania tiene claro que EE. UU. es su principal apoyo internacional. Desde el primer día de la guerra, Estados Unidos, bajo la dirección de Joe Biden, ha asumido el liderazgo. Sin esta iniciativa, la ayuda de otros países a Ucrania habría sido sin duda mucho más débil, especialmente en términos de envío de armas. Importantes países europeos, entre ellos Alemania, han dudado repetidamente sobre este tema, y siguen haciéndolo. Solo cuando Estados Unidos toma la iniciativa, le siguen otros.
Señales a EE. UU. y Europa
Pero también en Estados Unidos, especialmente entre los republicanos, hay cada vez más figuras a las que les gustaría destinar el dinero a realizar inversiones en su propio país, en vez de enviar más ayuda a Ucrania. Por ejemplo, al movimiento “America First”. Joe Biden y su gobierno apoyan a Ucrania, pero también están bajo presión tras las elecciones de mitad de mandato de noviembre. El Congreso de Estados Unidos pronto decidirá si concede un paquete de ayuda humanitaria y militar a Ucrania por un valor de 42.300 millones de euros. Es una buena señal que Zelenski recibiera tantos aplausos tras su intervención en el Congreso.
El presidente ucraniano no suplicó en Washington, pero también tiene claro que ni Estados Unidos, ni los europeos u otros partidarios quieren implicarse militarmente de forma directa en la guerra. Biden comentó abiertamente este tema en la rueda de prensa junto a Zelenski. Se suministrarán armas defensivas, lanzamisiles, munición y otros equipos mientras Ucrania los necesite. Sin embargo, los sistemas ofensivos de largo alcance deseados por Kiev, con los que Ucrania podría atacar bases militares rusas, probablemente no serán otorgados por Washington.
Mayor seguridad aérea en Ucrania
En su lugar, Ucrania verá reforzada aún más su capacidad defensiva. EE. UU. cederá una unidad de su sistema de defensa antiaérea llamada Patriot. Es comprensible que Kiev quiera más unidades, ya que un solo sistema Patriot no basta para proteger una gran ciudad. No obstante, la ayuda es algo más que un acto simbólico. Es un paso más hacia la protección de los cielos en Ucrania. Estados Unidos se suma así a otros apoyos internacionales de defensa aérea. Los tanques Gepard y el sistema Iris T de Alemania, por ejemplo, ya están salvando vidas en Ucrania.
Lo que resulta absurdo es el griterío de Moscú en reacción a la visita de Zelenski a Washington. La entrega del sistema Patriot no es una escalada; es una ayuda para que Ucrania pueda defenderse. El Gobierno alemán debería ahora también replanteárselo. Berlín ha prometido un sistema Patriot para Polonia, que Varsovia habría preferido ceder a Ucrania, pero Alemania no quería eso.
Alemania no cuenta con muchos de estos sistemas, pero podría proporcionar a Ucrania alguna unidad, donde se necesitan urgentemente. Al igual que lo hace Estados Unidos bajo el mando de Joe Biden, Berlín debería también hacer aún más para salvar vidas en Ucrania.
(ju/ers)