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La guerra en Ucrania podría desencadenar una crisis alimentaria mundial. Para evitarlo, el Programa Mundial de Alimentos y la Unión Europea quieren trabajar en conjunto. Pero la tarea parece bastante complicada.Ucrania ha sido, hasta ahora, el mayor proveedor de la ayuda del Programa Mundial de Alimentos (PMA), de las Naciones Unidas, que distribuye alimentos por todo el mundo a 125 millones de personas en más de 80 países. Si no se trabaja ahora en los campos de Ucrania , si no se recoge la cosecha y si las exportaciones de trigo a través de los puertos ucranianos siguen bloqueadas a causa de la guerra, la situación de muchos Estados y zonas en crisis se volverá muy crítica.
Según el director del PMA, David Beasley, especialmente Afganistán, Egipto y Siria dependen de las importaciones de Ucrania. Millones de personas están en peligro, advirtió. El aumento de los precios también está provocando escasez y desnutrición en Oriente Medio y África Oriental, declaró Beasley tras las conversaciones con la Unión Europea y Francia en la sede del PMA en Roma.
“Ahora estamos hablando de un conflicto en el territorio del principal proveedor mundial de granos, porque Ucrania producía suficientes alimentos para mantener a 400 millones de personas en todo el mundo”, explicó el director del programa de la ONU. Incluso antes del ataque ruso a Ucrania, los precios del combustible, los alimentos y los fertilizantes habían aumentado enormemente.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) prevé que el precio del trigo aumente un 85 por ciento en todo el mundo debido a la cosecha perdida en Ucrania.
La UE quiere comprar trigo en todo el mundo
“¿Cómo compensamos la disminución de las cosechas de Ucrania? ¿Cómo sustituimos los alimentos, el grano que ya no se produce en Ucrania? Tenemos que actuar ahora”, exigió el director del Programa Mundial de Alimentos.
No es la primera vez que la UE y Francia escuchan las advertencias urgentes de Beasley y su equipo, pero la guerra en Ucrania hace que la situación sea muy dramática. Por ello, el Gobierno francés y la Comisión Europea quieren reunir a todos los actores antes de finales de junio y crear lo que en la jerga burocrática de la UE se llama un “mecanismo de movilización”. Esto deberá entenderse como una especie de equipo de crisis que debe comprar granos en todo el mundo y, sobre todo, recaudar muchas donaciones para el Programa Mundial de Alimentos.
“La Comisión Europea abordará ahora el problema junto con los Estados miembros de la UE. Primero actuaremos con medidas de emergencia y luego queremos llegar a la raíz del problema e intentar acercar a todas las partes, es decir, a las organizaciones de ayuda, a los trabajadores humanitarios, a los donantes y a los estados afectados”, prometió en Roma el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, aunque no precisó más detalles.
Al respecto, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, también se pronunció de forma bastante general, y no mencionó cifras concretas de dinero: “Es importante actuar ahora para evitar un escenario de emergencia en el futuro. A través del mecanismo de movilización, debemos evitar una crisis internacional que sería devastadora para el mundo”.
La crisis alimentaria empuja a la gente a huir
No se trata solo de las exportaciones de grano sino también de fertilizantes, por ejemplo. Alrededor del 40 por ciento de los fertilizantes artificiales utilizados en todo el mundo provienen, hasta ahora, de Ucrania, Rusia y Bielorrusia. El gobernante de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, dijo durante una visita a Rusia que la falta de exportaciones de fertilizantes podría provocar rápidamente una crisis de hambre a nivel mundial, y culpó de ello a las sanciones impuestas por los países occidentales. Algo que fue rechazado por el ministro de Asuntos Exteriores francés, quien aclaró que la causa de la crisis no eran las sanciones, sino el ataque ruso a Ucrania, que había desencadenado las sanciones y los bloqueos portuarios.
La Organización Mundial del Comercio estima que la guerra y las sanciones podrían reducir el volumen del comercio mundial a la mitad. Europa se vería muy afectada, pero el impacto sería dramático para Oriente Medio y África, donde la falta de suministros provocaría un aumento masivo de los precios de los alimentos y del aceite para cocinar, entre otros artículos. “Esta crisis alimentaria pronosticada podría provocar nuevos movimientos de refugiados”, advirtió el director del PMA, David Beasley.
(ct/ms)