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El aislamiento de Daniel Ortega en el escenario político latinoamericano, así como la crisis de desnutrición causada por la pandemia de coronavirus en Guatemala son tematizados esta semana por la prensa en alemán.»Nicaragua: el dictador se queda solo»
Así titula el diario suizo Neue Zürcher Zeitung un artículo sobre Daniel Ortega y su «venganza hacia opositores al régimen y excompañeros de lucha”:
«Con motivo de su asunción del mando por quinta vez (cuarta consecutiva), el 10 de enero, Daniel Ortega recibió en Nicaragua a su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel, y al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Desde Honduras llegó también el presidente Juan Orlando Hernández, el único invitado del espectro latinoamericano de derecha. Desde que Estados Unidos quiere llevarlo a juicio por narcotráfico, se entiende bien con el veterano izquierdista y antiestadounidense Ortega. El cuadro lo completaban dos expresidentes de El Salvador, que encontraron en Nicaragua refugio de procesos por corrupción en su país.
Como era de esperar, la mayoría de los países latinoamericanos se mantuvieron alejados del inicio del quinto mandato de Ortega. Anteriormente, habían firmado el comunicado de la Organización de Estados Americanos (OEA), que condenó la victoria de Ortega en las elecciones del 7 de noviembre como antidemocrática. Ortega anunció entonces la salida de Nicaragua de la OEA.
Ortega ha sido confirmado en el cargo desde 2006, a pesar de que se lo acusa de manipular las elecciones y de reprimir a la oposición. Pero nunca fue tan lejos como en 2021, cuando envió a prisión a 46 políticos opositores y críticos de su gobierno, entre los cuales hay siete candidatos presidenciales. Por eso, EE. UU. y la Unión Europea promulgaron, puntualmente para su asunción de la presidencia, nuevas sanciones contra el gobierno nicaragüense por la persecución de opositores.
Ortega intentó ridiculizar las críticas. (…). Pero eso no pudo ocultar que está, entretanto, más aislado que nunca. Su brutal persecución de la oposición dificulta que incluso la izquierda latinoamericana más tradicional lo defienda. Significativa es la dura crítica del nuevo presidente chileno, Gabriel Boric, la nueva estrella de la izquierda latinoamericana. En lo político, nada une a Boric con el dinosaurio de 76 años de la Guerra Fría, que se está pareciendo cada vez más al dictador Anastasio Somoza García, a quien derrocó en 1979. La mayoría de sus críticos pasan sus días justamente en los viejos calabozos de Somoza, en la cárcel de El Chipote, en Managua. (…).
A pesar de todo, Ortega encontró nuevos amigos, intensificando las relaciones con Rusia y China. En diciembre de 2021, Nicaragua dio un giro de 180 grados y rompió sus relaciones con Taiwán, que había estrechado desde 1990. A cambio, China entrega a Nicaragua vacunas contra el coronavirus y abrió en enero de 2022 una embajada en Managua. Además, Ortega espera inversiones millonarias gracias a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la nueva Ruta de la Seda china. Entre ellas podría estar el canal entre el Atlántico y el Pacífico, largamente planeado, que representaría una alternativa al Canal de Panamá.”
«El hambre es peor que el covid”
El periódico alemán Neues Deutschland se refiere al sufrimiento de la población indígena en Guatemala debido a la pandemia, y dice que allí la necesidad de la gente es «extrema”:
«En tiempos de la crisis climática, las formas de vida ancestrales de los pueblos indígenas marcan el camino hacia un estilo de vida más sostenible. Pero la pandemia del coronavirus empujó a los indígenas de Guatemala aún más hacia el margen de la sociedad.
El pueblo de las tierras altas de Tecpán, a casi cien kilómetros al oeste de la ciudad de Guatemala, fue uno de los primeros lugares de América Central donde el coronavirus se cobró muchas vidas. El centro de salud local, frente a la iglesia, en la plaza central, debe brindar atención médica a 110.000 personas.
Pero el director del centro, el doctor Joel Cujcuj, se queja de que el equipamiento de su equipo no es suficiente: ‘Solo tenemos a cuatro personas para atender todos los casos de COVID-19. Otro grupo lucha contra la desnutrición, tres enfermeras y dos nutricionistas realizan labores educativas en temas nutricionales. Pero en las aldeas remotas de la provincia, la necesidad es mucho mayor’, explica.
En los últimos dos años, el número de niños con desnutrición crónica en Tecpán ha aumentado notablemente debido a que la economía estuvo paralizada durante mucho tiempo. Los mercados estaban cerrados. A muchas personas no se les permitía salir de sus aldeas, ni siquiera para trabajar en sus campos. Hace mucho tiempo que se levantaron la mayoría de estas restricciones, pero el miedo se ha mantenido. Solo alrededor de un tercio de la población guatemalteca fue vacunada dos veces. En las comunidades mayas hay aún menos. ‘La gente allí desconfía de la medicina moderna’, dice el doctor Cujcuj. ‘Además, no permiten que los extraños entren en sus aldeas. Solo las personas que conocen pueden entrar. Hay mucho miedo de que alguien pueda traer la enfermedad’, continúa. (…). Otros reaccionan con pánico al escuchar la palabra ‘cuarentena’.
Debido a la pandemia, con sus toques de queda a partir de las cinco de la tarde, la gente no podía siquiera ir a cultivar la tierra para conseguir algo de alimento. El resultado: desnutrición crónica. (…) Guatemala es el país más poblado de Centroamérica. (…). La mayoría de los programas estatales para combatir el hambre son lastimosamente ineficaces. Desde el comienzo de la pandemia, la cifra oficial de niños que han muerto por desnutrición se ha más que duplicado. Al mismo tiempo, la tasa impositiva en el país es la más baja de América Latina. Esa es otra razón por la cual la riqueza del país está distribuida de forma extremadamente desigual. Además, la corrupción es parte de la vida cotidiana en todos los niveles de la administración. (…). La gente en Tecpán dice: ‘Es mejor morir de covid que de hambre. Si tienes algo para comer, entonces la enfermedad no será tan grave.’”
(ms)