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Angela Merkel y Daniel Ortega: el cálculo electoral de Lula

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La benevolencia con dictaduras de izquierda es parte del discurso de los izquierdistas latinoamericanos. Pero la desafortunada comparación de Merkel con Ortega que hizo Lula es solo palabrería electoral, según analistas.”¿Por qué Angela Merkel puede quedarse 16 años en el poder y Daniel Ortega no?” Esta pregunta, formulada por el expresidente brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva en una entrevista con el diario español El País, levantó olas en Brasil. Y planteó interrogantes acerca de la postura de Lula y su Partido de los Trabajadores (PT) ante dictaduras izquierdistas como la de Daniel Ortega en Nicaragua.

Para evaluar tales declaraciones, conviene dar una mirada a la historia. Lula, que empezó su carrera como líder sindical, siempre buscó la cercanía con el movimiento obrero europeo y partidos socialdemócratas, como el SPD alemán. En su última gira por Europa volvió a mostrar sus estrechos lazos con la socialdemocracia del viejo continente.

Origen en la guerra fría

El politólogo Ricardo Prando, de la Universidad Presbiteriana Mackenzie (UPM), recuerda que, sin embargo, Lula siempre mantuvo simultáneamente estrechos contactos con la izquierda latinoamericana, sobre todo con Fidel y Raúl Castro. Eran los tiempos de la guerra fría, en los que el gobierno estadounidense de Ronald Reagan jugó un papel poco decoroso en las guerras civiles centroamericanas y con ello fomentó la solidaridad y la unidad en la izquierda de América Latina.

De esa misma época proviene la desconfianza hacia la democracia liberal. “Algunos partidos de izquierda latinoamericanos suelen ver la democracia como una estructura superficial de la burguesía, mientras la lucha de clases sigue adelante. Y Lula se identifica frecuentemente con ese discurso”, dice Prando a DW.

Giro hacia el centro

Pero agrega que, en la práctica, Lula nunca utilizó medios revolucionarios de izquierda. “Cuando el PT llegó al poder, dejó de lado el discurso radical. No hay motivo alguno para creer que con el PT pudiera producirse una ruptura con la democracia o con el capitalismo”.

Así, la defensa de Daniel Ortega que hizo Lula debe interpretarse como palabrería prelectoral. En octubre de 2022, Lula podría competir por la presidencia nuevamente como candidato del PT. Con miras a ello, se acercó últimamente al centro del abanico político y lanzó al ruedo el nombre de Geraldo Alckmin como su posible vicepresidente.

Alckmin se cuenta entre las principales figuras del partido socialdemócrata PSDB, y en 2006 fue contendor de Lula. El PSDB y el PT tienen raíces comunes en el movimiento de oposición a la dictadura militar (1964-1985), pero se distanciaron a mediados de la década de los 80. El PSDB tuvo un papel importante en la destitución de Dilma Rousseff, en 2016. Y el hecho de que Lula se acercara a tal grado al rival político le ha valido también críticas en las filas del PT.

Costos y dividendos políticos

El politólogo Sérgio Praça, de la Fundación Getúlio Vargas, cree que la comparación de Angela Merkel con Ortega demuestra que Lula tiene poco conocimiento de la situación actual en Nicaragua. Pero el mensaje apunta a su propio bando, ya que en entre los simpatizantes del PT hay muchos que se aferran a una idea romántica de la izquierda latinoamericana.

“El precio político de esa declaración es bajo. Pronto se habrá olvidado. En cambio, Lula gana simpatías entre los militantes del PT que piensan que últimamente ha girado demasiado hacia el centro al mencionar a Alckmin como vicepresidente”, indica Praça, en conversación con DW.

El politólogo cree que semejantes declaraciones no jugarán un papel mayor en la campaña electoral del próximo año. Los brasileños se interesan demasiado poco en política exterior como para que eso ocurriera.

(ers/ms)

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