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Una investigación internacional con participación española ha concluido que las neuronas afectadas por la enfermedad de Párkinson no mueren, sino que pierden algunas de sus propiedades. Este hallazgo, junto a otros nuevos datos sobre el área donde se inicia la enfermedad abren la puerta a futuros tratamientos para una patología que padecen más de 120.000 personas en España.
El estudio, publicado en la revista Nature y liderado por Patricia González-Rodríguez desde la Universidad Northwestern en Chicago, ha utilizado un modelo de ratón modificado genéticamente que desarrolló en 2015 en el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS). Es el primer modelo animal capaz de mimetizar esta enfermedad.
Gracias al estudio en este modelo, los investigadores han hallado que, para que aparezca la enfermedad, no basta con afectar una parte de las neuronas dopaminérgicas (axones) como se pensaba hasta ahora, sino que debe afectarse también el cuerpo de la propia célula (soma).
“El objetivo final es comprender mejor la fisiopatología de la enfermedad de Párkinson y contribuir con este conocimiento al desarrollo de terapias novedosas que mejorarán la calidad de vida y la expectativa de los pacientes de Párkinson”, ha comentado la doctora González en una nota de prensa del IBiS, donde la científica comenzó su trayectoria y esta investigación en el equipo del Dr. José López Barneo.
La incógnita de las causas del Párkinson
El artículo describe que las neuronas afectadas por la enfermedad pierden algunas de sus propiedades y cambian su metabolismo durante un tiempo largo. El dato es importante por la creencia previa en la comunidad científica de que la neurona afectada moría por la enfermedad sin opción de recuperarse. Este cambio de paradigma abre las puertas a una gran cantidad de vías de investigación para nuevos tratamientos terapéuticos.
Del mismo modo, durante más de treinta años, la opinión predominante entre los científicos que estudian la enfermedad ha sido que los síntomas motores cardinales son causados por el agotamiento de dopamina en los axones. En cambio, el paper describe que para que aparezcan los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson es necesaria la falta de dopamina en la región donde están los somas (cuerpo de la célula) de las neuronas, llamada substantia nigra.
Las causas de la enfermedad de Párkinson se desconocen a día de hoy, aunque tradicionalmente se han asociado a defectos en un complejo molecular denominado Complejo Mitocondrial I (CMI) en las neuronas dopaminérgicas de la substantia nigra pars compacta. La ausencia de un modelo animal adecuado para testar esta hipótesis ha sido un obstáculo para avanzar en el conocimiento y descifrar si los defectos del CMI eran causa o consecuencia de la enfermedad.
A partir de estos resultados de la investigación, se ha iniciado un estudio clínico en pacientes con Párkinson en Weill Cornell Medical College de Nueva York. Se probará una terapia génica dirigida a tratar esta pequeña área del cerebro llamada substantia nigra donde está el soma (cuerpo) de las neuronas en vez de los axones, como mayoritariamente se había hecho hasta ahora.
El primer modelo animal
Los resultados se han obtenido a partir del ratón modificado genéticamente en el año 2015, en el proyecto de investigación que la doctora González-Rodríguez desarrollaba junto al equipo del laboratorio liderado en el Instituto de Biomedicina de Sevilla y que es, en la actualidad, el primer modelo animal conocido que recapitula la Enfermedad de Párkinson en humanos.
Concretamente, el modelo animal, al carecer del gen Ndufs2 altera el CMI y genera en los ratones un parkinsonismo (movimientos anormales) progresivo. El modelo presenta una patología regionalmente selectiva, es decir, primero se afecta el axón de las neuronas dopaminérgicas y posteriormente el soma, es decir, al cuerpo de la célula.