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La pandemia, desaparecida durante semanas de las noticias y las conversaciones, vuelve a ser un tema actual en Gran Bretaña, que muestra una de las tasas de infección más altas del mundo.Reino Unido registró el jueves (21.10.2021) más de 50.000 nuevos casos de COVID-19 por primera vez desde mediados de julio, confirmando el deterioro de la situación sanitaria que provoca crecientes llamados a reimponer restricciones como el uso de mascarillas en interiores.
El país registra una de las tasas de infección más altas del mundo, igualando los niveles de la ola del pasado invierno, que provocó un confinamiento de cuatro meses. Las hospitalizaciones y las muertes siguen siendo muy inferiores pero van en aumento.
El número de nuevos casos diarios ascendió el jueves a 52.009 y la cifra de muertos a 115, llevando a 139.146 los fallecidos desde el inicio de la pandemia en un país de 66 millones de habitantes.
El gobierno admitió el miércoles que pronto se podrían alcanzar 100.000 casos diarios, pero se negó a reimponer algunas de las restricciones levantadas en julio, y en su lugar insistió en que los jóvenes se vacunen y los mayores de 50 años reciban una tercera dosis de refuerzo.
“Las cifras de infección son altas, pero estamos dentro de los parámetros previstos”, aseguró el jueves el primer ministro Boris Johnson.
A medida que la situación se agrava, aumentan los llamado para que el gobierno ponga en marcha su “plan B”, que incluye el retorno de las mascarillas y el teletrabajo y la posible imposición de pasaportes de vacunación en algunos locales.
La Asociación Médica Británica acusó al gobierno de “negligencia deliberada”, calificando la situación actual de “insostenible” y pidiendo medidas inmediatas.
Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que tienen competencias en materia de sanidad, siguen imponiendo el uso de mascarillas en interiores.
La política superliberal del gobierno de Johnson es una de las hipótesis avanzadas por algunos científicos para explicar el actual deterioro. Otros factores citados son la baja vacunación entre los menores y la lentitud de la campaña de refuerzo para quienes se vacunaron hace más de seis meses y ven disminuir su inmunidad.
gs (afp, reuters)La pandemia, desaparecida durante semanas de las noticias y las conversaciones, vuelve a ser un tema actual en Gran Bretaña, que muestra una de las tasas de infección más altas del mundo.Reino Unido registró el jueves (21.10.2021) más de 50.000 nuevos casos de COVID-19 por primera vez desde mediados de julio, confirmando el deterioro de la situación sanitaria que provoca crecientes llamados a reimponer restricciones como el uso de mascarillas en interiores.
El país registra una de las tasas de infección más altas del mundo, igualando los niveles de la ola del pasado invierno, que provocó un confinamiento de cuatro meses. Las hospitalizaciones y las muertes siguen siendo muy inferiores pero van en aumento.
El número de nuevos casos diarios ascendió el jueves a 52.009 y la cifra de muertos a 115, llevando a 139.146 los fallecidos desde el inicio de la pandemia en un país de 66 millones de habitantes.
El gobierno admitió el miércoles que pronto se podrían alcanzar 100.000 casos diarios, pero se negó a reimponer algunas de las restricciones levantadas en julio, y en su lugar insistió en que los jóvenes se vacunen y los mayores de 50 años reciban una tercera dosis de refuerzo.
“Las cifras de infección son altas, pero estamos dentro de los parámetros previstos”, aseguró el jueves el primer ministro Boris Johnson.
A medida que la situación se agrava, aumentan los llamado para que el gobierno ponga en marcha su “plan B”, que incluye el retorno de las mascarillas y el teletrabajo y la posible imposición de pasaportes de vacunación en algunos locales.
La Asociación Médica Británica acusó al gobierno de “negligencia deliberada”, calificando la situación actual de “insostenible” y pidiendo medidas inmediatas.
Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que tienen competencias en materia de sanidad, siguen imponiendo el uso de mascarillas en interiores.
La política superliberal del gobierno de Johnson es una de las hipótesis avanzadas por algunos científicos para explicar el actual deterioro. Otros factores citados son la baja vacunación entre los menores y la lentitud de la campaña de refuerzo para quienes se vacunaron hace más de seis meses y ven disminuir su inmunidad.
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