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¿Puede el estrés influir en tu aumento de peso?

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Hay muchos factores más allá de un balance energético positivo que pueden ocasionar un aumento de peso, y entre ellos se encuentra el estrés y la ansiedad. Te contamos lo que dice la ciencia acerca del aumento de peso por estrés y ansiedad.

El estrés, la ansiedad y sus causas
El estrés es el mal del siglo XXI y se produce ante la presencia de un factor estresante, es decir, de un desafío o demanda que genera en nosotros el sentimiento de tensión tanto a nivel físico como emocional.

Un poco de estrés siempre puede ser positivo para ayudarnos a estar alerta, a resolver situaciones en un tiempo límite o similares, sin embargo, si el estrés no sólo es agudo y tiene fin, sino que se prolonga en el tiempo, puede manifestarse con diferentes signos que entorpecen la salud.

La ansiedad por su parte, es la manifestación del estrés aun cuando el factor estresante a desaparecido. Algunos de los síntomas de ansiedad son por ejemplo preocupación constante, temor, inseguridad, dificultad para decidir, temblores, náuseas, mareos, palpitaciones e incluso, las consecuencias de una ingesta excesiva por ejemplo.

Entre las principales causas de estrés y ansiedad se encuentran la combinación de una personalidad vulnerable a este tipo de padecimientos sumado a cuestiones labores o académicas que se convierten en factores estresantes. Por ejemplo: acoso, maltrato, falta de aceptación, exigencias poco adecuadas o en demasía, ausencia de roles claros, entre otros.

Otras causas de estrés y ansiedad son situaciones biológicas y problemas personales tales como inconvenientes maritales, familiares enfermos, la muerte de un ser querido, problemas económicos, entre otros.

¿Por qué hay gente que engorda debido al estrés?
Las manifestaciones del estrés abarcan diferentes aspectos de nuestro organismo pudiendo entre otras cosas alterar hábitos de vida y fomentar comportamientos que afectan nuestra salud.

Dado que el estrés y la ansiedad generan en nuestro organismo un malestar general y que los alimentos más calóricos como aquellos que concentran azúcar son los que brinda placer como ha demostrado un estudio publicado hace un par de años atrás, nuestro cuerpo tenderá a su consumo si se encuentra estresado.

Eso sumado a que el estrés promueve una ingesta excesiva de alimentos al volverlos más apetecibles y menos saciantes según señalan científicos estadounidenses altera por completo nuestra dieta perjudicando tanto su calidad como su cantidad.

Por otro lado, entre los síntomas del estrés se encuentra el descanso insuficiente o de mala calidad, muchas veces incluso insomnio, lo cual también altera hormonas que pueden reducir la sensación de saciedad e incrementar los deseos de consumir alimentos calóricos y por lo tanto, nos conduce a una dieta que favorece el aumento de peso.

Por otro lado, una investigación publicada en Biological Psychology señala que el estrés promueve cambios en todo el medio interno de nuestro cuerpo, pudiendo reducir los niveles de leptina que regula el gasto energético promoviendo la saciedad y el gasto calórico, así como también, incentivando la liberación de factores inflamatorios que pueden entre otras cosas, favorecer la acumulación de grasa en el cuerpo y la obesidad.

Saca fuera tus emociones: la carga emocional puede ser una de las principales causas de estrés, por ello, una extensa conversación con amigos o con la familia, así como una sesión de psicoterapia siempre puede ser de ayuda para liberar emociones y sentimientos que están causando estrés.

Aprende a decir NO: negar compromisos es algo que debería verse con buenos ojos, ya que forma parte de la organización y administración de responsabilidades. Asimismo, podemos delegar además de negar para aliviar nuestra carga y reducir el estrés.

Realiza actividades relajantes: tomar unos minutos para leer algo que nos gusta, escuchar música o simplemente mirar el cielo puede ser de mucha ayuda para reducir tensiones y aliviar el estrés.

Descansa lo mejor posible: habiendo aplicado alguno de los consejos anteriores, podemos intentar descansar lo mejor posible para así, recuperar energía y reducir el estrés que tanto puede perjudicar nuestra salud.

Aunque muchas veces subestimamos su influencia, el estrés puede hacernos engordar más de lo que pensamos, al alterar tanto la regulación hormonal como las emociones y los comportamientos o hábitos de vida, por ello, si quieres lograr un peso y un cuerpo saludable, alejarte del estrés crónico y la ansiedad es una prioridad.

De hecho, el estudio Whitehall a comprobado que las personas con mayores niveles de estrés tienen más tendencia a sufrir obesidad, con acumulación de grasa en la zona media del cuerpo, que es precisamente la más nociva.

Ya vemos que de diferentes formas, directa o indirectamente, el estrés y la ansiedad conducen a una modificación de hábitos así como a cambios internos que promueven la ganancia de peso.

Así puedes reducir el estrés si quieres perder peso o no engordar
Si tu objetivo es adelgazar o al menos frenar el aumento de peso, realizar una dieta hipocalórica o entrenar duramente puede ser muy complejo si el estrés persiste en tu día a día. Por ello, te proponemos primero reducir el estrés y con este la ansiedad, poniendo en practica los siguientes consejos:

  • Organízate y establece prioridades: es frecuente estar rodeado de obligaciones y actividades por realizar, pero para no agobiarnos entre tantas tareas por cumplir, lo primero es establecer prioridades para ir realizando según su importancia y no presionarnos con actividades innecesarias o de carácter poco relevante. Asimismo, establecer fechas y horarios, ir tildando lo realizado y marcando lo pendiente puede «aliviar» a nuestra cabeza de tantas preocupaciones.
  • Lleva una alimentación saludable: si quieres controlar los niveles de estrés, una buena dieta colmada de antioxidantes y alimentos que promueven la liberación de serotonina puede ayudarte. En cambio, una dieta rica en grasas o en la cual la comida basura es protagonista puede sumar más estrés a tus días.
  • Realiza ejercicio con regularidad: en medio de tantas obligaciones lo primero que solemos hacer es reducir la actividad física. Sin embargo, esto agrava el estrés en lugar de ayudarnos a su reducción, ya que el ejercicio contribuye de diferentes formas a disminuir su presencia y algunas actividades son de mayor ayuda que otras.
  •  Evita el tabaco y otras drogas: aunque es una de las estrategias más usadas en caso de ansiedad y múltiples tensiones, está demostrado que el cigarrillo no alivia el estrés sino que lo agrava, por ello, mejor no acudir a sustancias tóxicas sino por el contrario, alejarlas de nuestra vida.
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