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Ayuda a Centroamérica: los regalos de Navidad de Kamala Harris

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¿Pueden Nespresso, Pepsi y el gigante agrícola Cargill ayudar a frenar la migración hacia EE.UU.? La vicepresidente Kamala Harris piensa que es una buena idea, pero hay voces críticas que no están tan convencidas.La historia no se repite, pero sí rima. Este dicho, atribuido erróneamente a Mark Twain, viene fácilmente a la mente con el reciente comunicado de la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, quien anunció el lunes, 13 de diciembre de 2021, nuevos compromisos de inversión del sector privado en Centroamérica.

El programa anunciado por Harris forma parte de un amplio plan, que ya suma más de 1.200 millones de dólares desde que se lanzó en mayo de 2021, para enfrentar las causas de la migración. No es la primera vez que Estados Unidos aprueba una ayuda multimillonaria para los países centroamericanos con el fin de atajar este problema. En el período navideño de hace casi exactamente tres años, la administración Trump anunció un paquete de inversiones de 5.100 millones para el crecimiento económico y la reforma institucional en Guatemala, Honduras y El Salvador.

Sin embargo, a la manera errática propia del gobierno de Donald Trump, en abril de 2019 se anunció la eliminación del plan de ayuda por haber «fracasado» en detener el flujo de migrantes. De todos modos, gran parte de las medidas migratorias de Donald Trump se enfocaron en políticas draconianas que muchos críticos calificaron como ilegales e inhumanas.

Nuevo intento con Biden y Harris

Pero, con la nueva administración estadounidense bajo Joe Biden, se supone que todo iba a cambiar. En marzo de 2021, Biden encargó a Harris que dirigiera los esfuerzos de Estados Unidos con México y los países del llamado Triángulo del Norte Honduras, El Salvador y Guatemala para reducir la migración procedente de la región centroamericana.

Además, se necesitaba urgentemente un cambio de rumbo. Las detenciones en la frontera entre Estados Unidos y México alcanzaron un récord de 1,7 millones en el año fiscal 2021, que terminó en septiembre. A fines de julio, Kamala Harris presentó su plan para abordar las causas de la migración.

«El documento es, por supuesto, un avance significativo si se compara con el enfoque de la administración Trump sobre la política migratoria, que tenía poco interés en el análisis de las causas de raíz y se basaba en una política de tolerancia cero que, esencialmente, respondía a los cruces ilegales de la frontera con la persecución penal y violaba brutalmente los derechos de los niños debido a la separación familiar que implicaba. Pero es que ese enfoque ponía el listón muy bajo», comenta la jefa de la oficina de la fundación alemana Heinrich-Böll en Centroamérica, Ingrid Wehr.

Según Wehr, el documento de Harris coincide con el diagnóstico de la «Alianza para la Prosperidad» de la administración Obama/Biden. El documento político de 2014 ya señalaba la inseguridad, la falta de oportunidades económicas, la pobreza y el desempleo, la ausencia de estado de Derecho, la corrupción y también el cambio climático como factores desencadenantes de la migración. Según Werl, Harris solo cambió algunos enfoques, como por ejemplo la promoción de los derechos humanos y la libertad de prensa, al igual que la protección de los derechos de los migrantes y la lucha contra la violencia sexual contra las mujeres.

Actores dudosos en la región

Pero, aunque el diagnóstico parece ir en la dirección correcta, sigue fallando la implementación. Eso se debe, entre otras cosas, a la falta de socios viables en una región plagada de corrupción. Con una excepción: la reciente victoria de Xiomara Castro en las elecciones presidenciales en Honduras fue expresamente bienvenida por Estados Unidos. Harris la felicitó personalmente por teléfono. «El éxito electoral de Xiomara Castro en Honduras es un rayo de esperanza en la región. Sin embargo, por el momento, no sabemos cómo será concretamente la cooperación para mejorar las oportunidades económicas», indica la experta alemana.

Los presidentes de Guatemala y San Salvador cuentan, sin embargo, con mucho menos apoyo en Washington, según Werl. En Guatemala, la destitución del máximo responsable de la lucha contra la corrupción, Juan Francisco Sandoval, y el deterioro del sistema judicial, dificultan la cooperación bilateral.

«La situación es aún más compleja en El Salvador, donde el autodenominado ‘dictador más cool’ de la región, el presidente Bukele, acaba de llevar las relaciones diplomáticas con Estados Unidos a un mínimo histórico. Varios miembros del gobierno de Bukele han sido sancionados por el gobierno de Estados Unidos por estar implicados en la malversación de fondos públicos o por llevar a cabo negociaciones secretas con las bandas criminales (maras) para conseguir una reducción de los índices de asesinatos y ayuda electoral a cambio de una mejora de las condiciones penitenciarias», cuenta Werl.

Malgasto de inversiones no solo en la región

Sin embargo, el hecho que hasta ahora todos los programas de ayuda no hayan surtido mucho efecto no se debe solo a elites corruptas en la región. Según la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), entre 2016 y 2020 el 80 por ciento de los proyectos de desarrollo financiados por Estados Unidos en Centroamérica fueron confiados a contratistas estadounidenses. Según los críticos, esas empresas engullen gran parte del dinero en salarios, gastos y utilidades, antes de que llegue a la gente a la que intentan ayudar.

Pero ahora se supone que las inversiones directas de empresas privadas en EE.UU. podrían ayudar. En mayo, Harris hizo un llamamiento al sector privado para que invirtiera en El Salvador, Guatemala y Honduras. Entre las nuevas iniciativas anunciadas el lunes se encuentran un proyecto de Nespresso para apoyar el cultivo de café en Honduras y El Salvador. PepsiCo, la compañía global de alimentos y bebidas, invertiría 190 millones de dólares en el norte de Centroamérica hasta 2025, incluyendo mejoras en sus planes de fabricación en la región. La multinacional Cargill invertirá 150 millones de dólares para «mejorar los medios de vida de los agricultores y desarrollar la resiliencia económica en Honduras, Guatemala y El Salvador», según el gobierno estadounidense.

Pero las inversiones prometidas por las empresas privadas solo podrían aliviar la pobreza y la falta de perspectiva si se crean puestos de trabajo que ofrezcan condiciones laborales y salariales justas, opina Werle. Según su juicio, las zonas económicas especiales y las maquiladoras no cumplen estos criterios. Además: «el cumplimiento de las normas medioambientales también es fundamental. Las inversiones en monocultivos destruyen las posibilidades de vida de las generaciones futuras en una región que ya es extremadamente vulnerable a los fenómenos del cambio climático. PepsiCo y el gigante agrícola Cargill son empresas cuyas prácticas medioambientales han sido repetidamente objeto de titulares negativos a nivel mundial. Cargill, entre otras cosas, por la deforestación en el Amazonas y el Gran Chaco».

(ms)

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