Last Updated on diciembre 4, 2025 by Deutsche Welle
Numerosos cables submarinos recorren el Océano Pacífico entre Japón, Corea del Sur, Taiwán y Estados Unidos. Debido a tensiones geopolíticas, su funcionamiento está en peligro por la destrucción deliberada.Los cables submarinos son la columna vertebral de la globalización, porque conectan continentes y países de todo el mundo. Según un informe de 2021 de la plataforma en línea Total Telecom, casi 500 cables cruzaban hace unos años los océanos con una longitud total de 1,3 millones de kilómetros, y la cifra sigue aumentando. Johannes Peters, director del Centro de Estrategia y Seguridad Marítima de la Universidad de Kiel, afirma que “todo se transmite casi exclusivamente a través de estos cables: internet, las transferencias de pagos, la información de todo tipo, cualquier forma de comunicación verbal”. “Por consiguiente, dependemos de ellos a escala global”, dijo a DW. Pero estas redes de comunicación están en peligro, no solo por desgaste natural, sino también por la destrucción deliberada. En el mar Báltico, según un estudio de la Universidad de Washington en Seattle, en el mar Báltico han sido cortados diez cables submarinos desde 2022. Las marcas de anclas o movimientos inusuales de barcos alimentan aún más las sospechas de que Rusia podría ser el responsable, pero esto no se ha podido demostrar. Además, Suecia le ha pedido a China que coopere en el caso de sección de cables en el mar Bálticoen 2024. Preocupación por la costa del Pacífico En en Asia también crece la preocupación por la costa del Pacífico. Los cables conectan a Japón, Taiwán, Corea del Sur y Estados Unidos. Allí temen que, en caso de conflicto con China, se destruyan los cables submarinos, considerados infraestructura crítica. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, China ha desarrollado un buque capaz de cortar cables a profundidades de hasta 4.000 metros. La Comisión de Revisión Económica y de Seguridad entre Estados Unidos y China (USCC) confirmó en su último informe anual al Congreso estadounidense que “hay cada vez más pruebas de que Pekín está desarrollando nuevas tecnologías para cortar cables que podrían utilizarse en tiempos de guerra”. Destrucción con enormes consecuencias Kenny Huang, presidente de la junta directiva del Centro de Información de Asia Pacífico (APIC), lugar de registro de Internet de la región Asia-Pacífico, explicó a DW que “si el cable principal se daña, se pierde toda la conexión a internet” y “la región afectada se convierte en un vacío informativo, ya que tampoco hay acceso a la red interna”. Huang, también presidente del Centro de Información de la Red de Taiwán, asegura que el corte de un cable “aislaría completamente a Taiwán del mundo exterior. El acceso a la información sería imposible. Esto tendría consecuencias no solo para las comunicaciones, sino también para muchos sectores, como la educación, los negocios, el ejército, la agricultura, y muchos otros”. Además, según un informe de la revista digital Global Defense Insight, “los países rivales podrían explotar estas debilidades para recopilar inteligencia u obtener ventajas estratégicas en conflictos de seguridad marítima”. “Una especie de laboratorio” para la guerra híbrida Destruir cables submarinos no supone un reto técnico difícil, afirma Johannes Peters, de la Universidad de Kiel: “Basta con arrastrar una especie de ancla por el fondo marino, que tira de los cables y acaba rompiéndolos. Ni siquiera se necesita un barco especialmente potente para ello”. Peters opina que “China observará muy de cerca la reacción de Occidente ante los ataques a cables submarinos. Intentará identificar los problemas correspondientes a los que se enfrentan los Estados occidentales, no solo los técnicos, sino también los legales derivados del derecho marítimo internacional. En este sentido, el mar Báltico es actualmente una especie de laboratorio de pruebas para la guerra marítima híbrida, algo que, por supuesto, también se observa en otras partes del mundo”. Por lo tanto, Huang cree que es esencial mejorar la protección legal de los cables, “promulgando leyes que permitan sanciones más severas por el corte deliberado del cableado submarinos. Las medidas técnicas también requieren un mayor desarrollo. Pero, en caso de un ataque militar a un cable submarino, no existe ninguna instalación que pueda defenderse de dicho ataque”. Por esta razón, los países de la región, como Japón, optan cada vez más por medidas preventivas, como la exclusión de empresas chinas de los proyectos de cables submarinos, en los que participan empresas estadounidenses, según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. (rmr/cp)
