Last Updated on noviembre 24, 2025 by Deutsche Welle
¿Qué significa la asistencia de la superestrella mundial del fútbol a una cena en la Casa Blanca junto a Donald Trump y el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman?El 18 de noviembre, Cristiano Ronaldo asistió a una cena en la Casa Blanca junto con el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman y el presidente estadounidense Donald Trump. Ronaldo, quien juega en Arabia Saudita desde 2023, aparentemente no había estado en Estados Unidos en casi una década, tras un asunto legal de 2009, en el que enfrentó acusaciones de violación. Los cargos fueron retirados en 2019 y la demanda fue desestimada en 2022, allanando el camino para su regreso. Pero, ¿qué significa ese regreso ahora? “El presidente Trump es muy consciente del simbolismo que supone albergar la Copa del Mundo durante las celebraciones del 250 aniversario de la firma de la Declaración de Independencia, y, como vimos en el Mundial de Clubes, busca asociarse estrechamente con el brillo y el glamour del torneo”, explica a DW Kristian Coates Ulrichsen, investigador de Oriente Medio del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice, de Houston. “Esto se ha hecho muy evidente con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, por lo que no sorprende que Cristiano Ronaldo se vea involucrado en el triángulo formado por Trump, Infantino y Mohammad bin Salman, dada la importancia de Ronaldo para Arabia Saudita y la relevancia de la relación saudí tanto para Trump como para la FIFA”. La diplomacia deportiva de Ronaldo Arabia Saudita ha sido criticada por utilizar el deporte como una forma de desviar la atención de su historial en materia de derechos humanos. De hecho, a principios de noviembre, Ronaldo asistió a un evento turístico en Riad, reiterando el papel que desea desempeñar en la Copa Mundial que el país albergará en 2034. “Quiero formar parte de los esfuerzos de Arabia Saudita para organizar la Copa Mundial”, declaró Ronaldo. “Creo en la visión turística del Reino”, agregó. En consecuencia, algunos consideran que la asistencia de Ronaldo a la Casa Blanca no solo no es sorprendente, sino que forma parte de su trabajo. “El equipo le paga para que sea una imagen, ¿no? No está ahí para ser una estrella. Está ahí para lucir bien, para estar al frente, para llamar la atención y para prestar su credibilidad futbolística al político que esté a su lado, ya sea Gianni Infantino, Donald Trump o Mohammad bin Salman”, afirma Aaron Ettinger, profesor de la Universidad de Carleton en Ottawa y especialista en política exterior y relaciones internacionales de Estados Unidos. “No está ahí para dar su opinión. Simplemente está ahí para ser Cristiano Ronaldo”, agrega Ettinger, quien cree que se trata de diplomacia deportiva, no de lavado de imagen a través del deporte. “Se enmarca dentro de la diplomacia deportiva, donde se utilizan figuras deportivas de gran renombre para obtener réditos geopolíticos”, señala Ettinger. “No es tan complicado, ¿verdad? Simplemente resulta inquietante ver a Ronaldo con un aspecto tan poco natural, propio de sus 40 años, junto a todas estas personalidades”, reitera. El lavado de imagen a través del deporte parece no funcionar bien Quizá la presencia de Ronaldo también marque el inicio de más visitas de futbolistas famosos a Estados Unidos para generar mayor interés en el torneo del próximo verano. Ese interés aún parece tibio, en parte porque el fútbol de élite, como se le conoce en Estados Unidos, ocupa allí un lugar menos popular entre los deportes que en la mayor parte del resto del mundo. Sin embargo, el experto Ettinger cree que hay algo más en juego. “El panorama político en Norteamérica en 2025 no es precisamente propicio para la armonía”, dice. “Desde Canadá, sí, hay un entusiasmo de moderado a alto por el Mundial, y llegará a serlo, pero ahora mismo nos preocupa más que Donald Trump se quiera anexar el país y destruya nuestra economía”, opina el experto. “Si se analiza la situación con perspectiva, esto sugiere que el intento de lavado de imagen a través del deporte no está funcionando. No está normalizando la situación. No está teniendo el efecto deseado de lavar la reputación de Arabia Saudita ante los norteamericanos”, indica Ettinger. “Ha logrado los beneficios económicos de organizar los Juegos e incluso podría normalizar las relaciones económicas con Arabia Saudita y otros países del Golfo, pero no está mejorando su reputación”, recuerda. ¿Qué hay de Trump y el Mundial del año que viene? El Mundial de 2026 empieza en poco más de 200 días. El Mundial de Arabia Saudita es dentro de casi una década. En ambos casos, sería sorprendente que no surgieran más ejemplos de diplomacia deportiva o lavado de imagen a través del deporte. Sin embargo, Ettinger cree que Trump está haciendo algo más con el deporte. De hecho, su investigación actual está relacionada precisamente con esta cuestión. “Me da la impresión de que Donald Trump está utilizando el deporte para librar la guerra cultural”, sostiene Ettinger. “Y Trump ha encontrado la manera de conectar con su base radical de derecha a través del deporte”, añade. El fútbol, sin embargo, supone un reto para Trump. Es un deporte ajeno con el que no está familiarizado. Eso sí, la presencia de Ronaldo en la Casa Blanca, junto con la relación cada vez más estrecha de Trump con Infantino, demuestra que el presidente estadounidense cuenta con figuras destacadas que lo apoyan. (ct/rm)