Last Updated on septiembre 16, 2025 by Deutsche Welle
Drogas, armas blancas, violencia. Los medios de comunicación informan regularmente sobre la delincuencia en Alemania. ¿Ha aumentado? ¿Cómo se sitúa Alemania en comparación con otros países?La “nueva Alemania” es una vergüenza, una farsa, afirma Kurt Caz. En un video, el bloguero de viajes sudafricano-alemán presenta el barrio de la estación central de ferrocarriles de Fráncfort como la nueva normalidad alemana: “completamente en manos de la delincuencia, los inmigrantes ilegales y las drogas”. Drogadictos tirados en la calle, un presunto traficante que lo amenaza, una mujer que le lanza una botella: esto, junto con comentarios xenófobos, suma más de seis millones de visitas en YouTube y más de diez millones en TikTok. Hay muchos vídeos similares sobre la delincuencia en Alemania. Parecen tocar la fibra sensible. Pero ¿reflejan la realidad? El peligro acecha más en la ciudad que en el campo El barrio de la estación de Fráncfort se caracteriza desde hace mucho tiempo por la prostitución, afirma la criminóloga Susanne Karstedt, en una entrevista en video con DW. “Esto ha traído consigo violencia y delitos relacionados con las drogas”. Existen zonas aisladas con índices de criminalidad muy elevados. Al igual que en muchos otros países, la criminalidad es mayor en las ciudades que en el campo. Así, la policía registra un número especialmente elevado de delitos en Bremen, Berlín o Fráncfort. Entre otras cosas, porque allí la desigualdad social es mayor que en las zonas rurales. Sin embargo, en general, Alemania puede considerarse un “país muy seguro”, afirma Karstedt. “Al igual que en otros países de Europa occidental, la delincuencia ha disminuido aquí desde los años 80 y 90”. Según Karstedt, uno de los factores que ha impulsado este descenso es el avance tecnológico. Por ejemplo, hoy en día es más difícil robar un coche que antes. Baja tasa de homicidios en comparación internacional Pero, ¿cómo se sitúa Alemania en comparación con otros países? Para responder a esta pregunta, lo mejor es fijarse en las tasas de homicidios, opina Karstedt, originaria de Hamburgo y profesora e investigadora en la Universidad Griffith de Australia. “Algunos de mis colegas consideran que la tasa de homicidios es el estándar de referencia para la comparación internacional. Esto se debe a que existen series de datos que se remontan muy atrás en el tiempo, como las de la ONU. Además, es un buen indicador de los delitos violentos graves”, explica. Con 0,91 homicidios intencionados por cada 100.000 habitantes en 2024, Alemania ocupa el puesto 147 a nivel mundial. Países como Sudáfrica y Ecuador tienen tasas de más de 40 homicidios por cada 100.000 habitantes. Estados Unidos tiene una tasa de 5,76. Hace solo 20 años, con 2,5 homicidios por cada 100.000 habitantes, había muchos más asesinatos y homicidios en Alemania que hoy en día. Sin embargo, a pesar del descenso a largo plazo, Alemania ha experimentado recientemente un aumento de algunos delitos, en particular los actos violentos. La migración entra en el debate Karstedt señala que, en su mayoría, son los hombres jóvenes los que recurren a la violencia. Por eso, según ella, la migración también juega un papel importante. “En muchos países de Europa occidental se ha producido un aumento del grupo de hombres jóvenes que, a menudo, han llegado sin sus familias y viven en estos países sin control social. Muchos de ellos están profundamente traumatizados por las experiencias de la guerra”. Este es un reto que hay que superar, afirma. Con una integración satisfactoria, las tasas de criminalidad también disminuyen. Porque son factores como la falta de trabajo y de perspectivas, y no un país de origen concreto, los que favorecen la criminalidad. “Si observamos en general la relación entre migración y criminalidad, vemos que los migrantes cometen delitos con menos frecuencia que la población autóctona”, asegura. Lo que no se denuncia Así lo demuestra, por ejemplo, un estudio del Instituto Ifo. Llega a la conclusión de que, además del sexo y la edad, el lugar de residencia juega un papel importante. La criminóloga Gina Rosa Wollinger, de la Escuela Superior de Policía de Colonia, explica que los migrantes se sienten más atraídos por las ciudades que por el campo. “Y las zonas urbanas están mucho más relacionadas con la delincuencia. Por lo tanto, no es la característica de la migración en sí misma lo que explica la delincuencia”. Esto también se refleja en los llamados estudios de casos no denunciados, que no se basan en datos policiales, sino en encuestas. “Esto se ha estudiado a fondo en el ámbito de la delincuencia juvenil, y se ve claramente que las causas de la violencia son exactamente las mismas entre los jóvenes alemanes y los no alemanes. Pero los factores de riesgo son mayores entre los jóvenes migrantes”, apunta Wollinger. Entre ellos se encuentran el nivel de educación, las experiencias de violencia, por ejemplo, en el hogar familiar, o la aceptación de las llamadas normas de masculinidad que legitiman la violencia. Los datos sobre la delincuencia en Alemania los recopila principalmente la Oficina Federal de Investigación Criminal. Cada año, publica las estadísticas policiales sobre delincuencia. Sin embargo, en ellas solo aparecen los casos que se han denunciado a la policía. Por lo tanto, los casos no denunciados siguen sin salir a la luz. Esto puede ser problemático si determinados delitos se denuncian menos que otros. O si determinados grupos, como los que se perciben como extranjeros, son denunciados con más frecuencia que otros. Esto puede llevar, por ejemplo, a que se subestime la violencia doméstica en el país. La violencia suele amenazar en el propio entorno Por ejemplo, en lo que respecta a la violencia sexual, “no hay mucha violencia por parte de extraños”, dice Karstedt. “A menudo, ocurre en relaciones cercanas. Por ejemplo, por parte de un tío, un padrastro, un profesor o un entrenador. Ha habido casos como el de la Nochevieja de 2015 en Colonia, donde evidentemente hubo agresiones por parte de extraños, pero eso es muy raro”. La propia Karstedt abandonó Alemania hace 25 años, vivió primero en Inglaterra y ahora reside en Australia. ¿Cómo se siente cuando visita hoy su ciudad natal, Hamburgo? Aquí siempre se ha sentido segura, afirma. “Incluso en el metro. En general, Alemania es un país seguro y acogedor”. Aunque luego matiza: seguro sí, pero quizá no tan acogedor como Australia. (gg/rml)