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Moldavia: invierno en el Dniéster sin gas ruso

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El 1 de enero, Rusia interrumpió el suministro de gas a la República de Moldavia. La región separatista de Transnistria, controlada por Rusia, y los pueblos vecinos se hunden en el frío.Este inicio de año hace frío en la República de Moldavia. Por la noche las temperaturas rondan los cero grados. Durante el día suben ligeramente cuando brilla el sol. Este 7 de enero, la familia Colun prepara rollitos de col rellenos de carne. Junto con su esposa, el pensionista Gheorghe Colun cocina la tradicional comida navideña. Aquí, en Moldavia, de mayoría cristiana ortodoxa, la Navidad se celebra según el antiguo calendario juliano: el 6 y 7 de enero.

Pero hoy en día cocinar sólo es posible en un horno de leña. Desde el 1 de enero, Rusia ha dejado de suministrar gas a la República de Moldavia. «No tenemos gas. Tenemos luz, pero no gas. Ni siquiera podemos hacer té», dice indignado el jubilado.

Aislados en su propio país

Los Colun viven en una pequeña casa en el pueblo de Cocieri, a orillas del Dniéster, en Transnistria. La región, que se extiende entre el río y la frontera con Ucrania, está gobernada por líderes separatistas respaldados por Moscú y está controlada de facto por Rusia. El río Dniéster conforma la frontera. Cocieri, con unos 4.000 habitantes, se encuentra en esta zona separatista, que a su vez está bajo la administración de la República de Moldavia. Pero para llegar desde aquí al territorio controlado por Chisinau, al oeste del Dniéster, los aldeanos tienen que tomar un ferry.

Aunque su pueblo está administrado por las autoridades moldavas, todavía está conectado a los antiguos gasoductos rusos y, por tanto, no puede recibir gas de Chisinau. Desde el comienzo de la guerra a gran escala contra Ucrania en 2022, la República de Moldavia ya no importa gas de Rusia, sino del mercado europeo. Sin embargo, la región separatista continuó recibiendo suministros de Moscú.

«El 1 de enero a las 9 horas se interrumpió el suministro de gas», explica Gheorghe Colun. «Tuve que apagar la calefacción central de gas. Lo que hacen los rusos es terrorismo. No saben hacer otra cosa. No pueden entenderse con el mundo civilizado».

El jubilado sabía que ese día expiraban los acuerdos sobre tránsito de gas entre la empresa estatal rusa Gazprom y Ucrania, así que compró suficiente leña. Antes de eso, él, como todos los habitantes de Transnistria, pagaba un precio simbólico por el gas ruso. Es consciente de que, incluso si un día se supera la crisis, la gente no podrá pagar un precio más alto por el gas.

Crisis humanitaria

En los pueblos, la gente todavía puede sobrevivir con leña y carbón, dice Colun. Pero también tiene amigos en las ciudades de Transnistria. La situación allí es dramática. La gente se sienta al frío, sin calefacción ni gas para cocinar. No es sólo una crisis energética, sino también humanitaria. Sin calefacción, con las fábricas cerradas y las escuelas y universidades ofreciendo sólo clases en línea. Miles de personas se han quedado sin trabajo.

En las redes sociales se publican videos que muestran la lucha diaria de la población contra el frío. En la ciudad de Dubasari, por ejemplo, donde hay muchos edificios altos, la gente no tiene calefacción central. Muchos han comprado radiadores eléctricos, pero sin buenos resultados: el aumento de consumo ha sobrecargado las líneas. Por ello, las autoridades de Tiraspol se ven obligadas a interrumpir parcialmente el suministro. Actualmente hay hasta ocho horas al día sin electricidad.

Sin embargo, la migración a través del Dniéster esperada por las autoridades de Chisinau hasta ahora no se ha producido. La mayoría de la gente en Transnistria soporta el frío casi sin quejarse, aunque la situación empeora día a día.

¿Oportunidad de resolver el conflicto de Transnistria?

Las autoridades moldavas han acordado proporcionar alimentos y medicinas a la población de la región separatista si la situación empeora. Sin embargo, los que ostentan el poder en Tiraspol niegan haber recibido tales ofertas desde Chisinau y lo responsabilizan de la situación. «Es el culpable de la crisis energética al ignorar deliberadamente los numerosos problemas en las relaciones con Gazprom».

El experto moldavo en energía Sergiu Tofilat cree que la crisis actual puede ser una oportunidad para resolver el conflicto de Transnistria: «Según el contrato con Gazprom, Rusia está obligada a llevar gas a la frontera con la República de Moldavia. Existe la alternativa de transportar el gas a través de Turquía, en lugar de a través de Ucrania. Pero el hecho es que Putin ha decidido congelar Transnistria para presionar a Chisinau y Kiev. Putin está interesado en reanudar el tránsito de gas a través de Ucrania, porque, de lo contrario, perdería 6.500 millones de dólares al año. Necesita dinero para financiar la guerra en Ucrania» y su creciente presupuesto militar, explica el experto a DW en una entrevista.

Gheorghe Colun lleva mucho tiempo lidiando con la guerra en la vecina Ucrania y los riesgos asociados para su familia. Se ha preparado para el invierno. Al menos para este año tiene suficiente leña. Pero no sabe qué le deparará el futuro. En su pueblo, la gente vive al día. Y eso es lo que hace la pareja de jubilados. De momento, esperan con impaciencia la llegada inminente de sus nietos. Al menos podrán celebrar la Navidad con una buena comida caliente.

(lgc/ers)

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