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Damasco cultivó conexiones con nacionalsocialistas huidos, así como con la seguridad estatal de la RDA. Sus experiencias dieron forma a los servicios secretos sirios.Espantosas imágenes circulan por Internet tras la liberación de la prisión de Sednaya, en Siria. Muestran a personas demacradas, otras de pie en celdas completamente abarrotadas.
Los liberadores también han filmado una sala en la que hay personas encogidas en la penumbra, gritando y, al parecer, sufriendo graves daños psicológicos a causa de la tortura.
También se han encontrado los cadáveres de numerosas personas muertas por tortura. En otra habitación se ven montañas de zapatos. Según un informe de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, hasta 15.000 personas fueron ejecutadas extrajudicialmente en la prisión entre septiembre de 2011 y diciembre de 2015.
Algunos usuarios han establecido en redes sociales un vínculo directo con los nacionalsocialistas, en particular con el oficial de las SS Alois Brunner, que huyó a Siria en 1945. A Brunner se le considera uno de los colaboradores más importantes de Adolf Eichmann, responsable de la persecución, expulsión y deportación de seis millones de judíos.
Cursos de formación en Damasco
Al parecer, Brunner no fue el único miembro de las SS o de la Wehrmacht (el ejército nazi) en Siria, asegura a DW Noura Chalati, de la Universidad de Erfurt. «Muchos de ellos fueron empleados directamente por el Estado Mayor sirio con contratos de un año y asesoraron al ejército y a la inteligencia militar».
«Se les valoraba por su experiencia práctica», afirma Chalati, que ha investigado la relación entre el Servicio de Seguridad del Estado (Stasi) de la antigua RDA y los servicios secretos sirios en particular. Alois Brunner, condenado a muerte en rebeldía en Francia en 1953, llegó a Siria en 1954 con una identidad falsa. Según el historiador israelí Danny Orbach en su libro Fugitivos, que trata sobre nazis huidos, Brunner se dedicó pronto al contrabando de armas occidentales a países árabes.
En 1959, el entonces jefe de uno de los servicios secretos sirios hizo detener a Brunner bajo sospecha de espionaje, amenazándolo con cadena perpetua. Entonces reveló su verdadera identidad y se puso al servicio de los servicios secretos sirios. En los años siguientes, formó a sus empleados en técnicas de contraespionaje e interrogatorio. En sus cursos participaron notorios jefes de los servicios secretos sirios.
La «silla alemana»
Un elemento de tortura utilizado por el régimen de Al Asad hasta el día de hoy es la llamada «silla alemana», en la que se rompe la columna vertebral de la víctima mediante un estiramiento excesivo. Se ha sugerido una y otra vez que la invención se remonta a Brunner, aunque es algo que no se sabe con certeza. Lo que sí se sabe es que Brunner «ayudó a crear sofisticados instrumentos de tortura», escribe Danny Orbach. Y, posiblemente, también la «silla alemana».
Brunner prestó valiosos servicios al dictador Hafiz al-Assad, en el poder desde 1970. «Sabía muy bien cómo recopilar y utilizar la información, cómo manipular a la gente y qué era importante en las actividades de los servicios secretos», escribe el biógrafo de Brunner, Didier Epelbaum, autor del libro Alois Brunner. El odio irreductible .
Gracias a sus conocimientos, Brunner pudo mantenerse en los más altos círculos del poder político en Siria, según declaró en 2017 el periodista de investigación Hedi Aouidj a la emisora France Inter. «El trato era: protección a cambio de conocimientos nazis», relató en aquella entrevista Aoudji.
Ayuda de la Stasi
Pero los dirigentes sirios no solo buscaron la ayuda de nazis huidos. También aceptaron los servicios de los servicios de seguridad del Estado de la antigua RDA. Los primeros contactos en este sentido se remontan a una investigación siria de 1966, cuenta Noura Chalati.
Damasco estaba interesado en todo, desde la tecnología armamentística hasta la organización y estructura de los servicios de inteligencia y las instituciones políticas. «Sin embargo, el Ministerio de Seguridad del Estado se mostró bastante reticente», afirma Chalati. De todo ello es difícil aportar pruebas, ya que el servicio secreto de la RDA destruyó los archivos correspondientes cuando se disolvió en 1989.
En general, es difícil demostrar la influencia directa tanto de los nacionalsocialistas como de la Stasi, dice Chalati. «Pero el panorama general que se desprende, encaja bastante bien con lo que estamos viendo actualmente en Siria». Por ejemplo, los archivos que se han descubierto ahora en todas partes muestran hasta qué punto el servicio secreto sirio se caracterizaba por una burocracia desbordante. «Conocemos este fenómeno por la RDA y la Stasi. No puedo afirmar que exista una relación causal directa. Pero el fenómeno es sorprendente. También puede ser una característica de los servicios secretos en general; es necesario investigar más sobre esto». (ms/gg)