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La excanciller alemana Angela Merkel defendió su política en cuanto a refugiados, Rusia y economía, durante la presentación de sus memorias en Berlín. Críticos dicen que las más de 700 páginas no aportan mucho de nuevo.Angela Merkel, la canciller con más tiempo en funciones de la Alemania unificada de posguerra, volvió a ser el centro de atención este martes 26 de noviembre por la noche. El Deutsches Theater («Teatro Alemán”) de Berlín fue la primera escala de la gira intercontinental de Merkel para promocionar su autobiografía «Libertad”.
En el escenario, Merkel tuvo la oportunidad de defender sus decisiones más controvertidas. Cuando la periodista Anne Will la presionó para que respondiera a las críticas de que había sido blanda con Rusia a cambio de gas natural barato, de que había hecho demasiado poco para combatir el cambio climático o para financiar a las Fuerzas Armadas, respondió diciendo que muchas de esas cosas no estaban únicamente bajo su control.
También rechazó las acusaciones de haber «ahorrado hasta llevar a Alemania a la destrucción”, con su partido cristianodemócrata (CDU), centrado en ahorrar dinero en lugar de gastarlo, por ejemplo, en renovar infraestructuras obsoletas como el asediado servicio nacional de ferrocarriles Deutsche Bahn.
Will también interrogó a Merkel sobre su decisión de 2015 de eludir ciertos estatutos de la Unión Europea que exigen que las solicitudes de asilo sean procesadas en el primer país de la UE al que llegan las personas. Pero Merkel dijo que la alternativa hubiera sido rechazar a la gente, tal vez violentamente, en la frontera alemana, lo que para ella hubiera sido mucho peor.
Merkel elude las preguntas difíciles
Al igual que en su libro, la excanciller eludió en gran medida la cuestión de ser demasiado conciliadora con Rusia, sobre todo después de la anexión de Crimea en 2014, con el fin de procurar combustible barato para Alemania.
Sin embargo, en su libro sostiene que al aceptar la candidatura de Ucrania para entrar en la OTAN, Occidente estaba enviando una fuerte señal al Kremlin.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ocupa un lugar quizás más destacado que cualquier otro líder en el libro. Lo recuerda como alguien que siempre estaba dispuesto a faltar el respeto a los demás, sobre todo llegando tarde.
Asimismo, Barack Obama recibe casi tanta atención en sus memorias como el presidente ruso. Describe al expresidente estadounidense de forma elogiosa, diciendo que supo de inmediato que era alguien con quien podía trabajar bien.
También parece aceptar sin rechistar su afirmación de que no tenía conocimiento personal de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estuviera espiando su teléfono móvil personal cuando esa información salió a la luz en 2015.
En una de las raras revelaciones que ofrece el libro, cuenta que Obama fue uno de los confidentes a los que pidió consejo a la hora de decidir si se presentaba a un cuarto mandato en 2017.
Trump actuaba como si Alemania le debiera algo
En cuanto al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, le pareció una persona ante las cámaras y otra totalmente distinta cuando estaban a solas. En público, se negó a darle la mano y afirmó que ella había arruinado a Alemania por acoger a tantos refugiados en 2015 y 2016, acusó al país de gastar demasiado poco en defensa y lo criticó por prácticas comerciales desleales.
Merkel dice que él actuó como si Alemania le debiera algo a él y a Estados Unidos, pero no estaba interesado en encontrar un terreno común o trabajar en soluciones.
A puerta cerrada, sin embargo, la había saludado adecuadamente y parecía querer caer bien a quien hablaba.
Pocos detalles desconocidos
Los analistas han señalado que, a pesar de sus 740 páginas, el libro ofrece poca autoreflexión o información que no sea ya bien conocida.
El libro tampoco aborda en profundidad muchos temas, como la religión. A pesar de ser hija de un pastor, Merkel no habla mucho de la fe cristiana. Hay algunas menciones dispersas al islam, casi exclusivamente en relación con el extremismo y el terrorismo. Tampoco menciona extensamente a líderes mundiales no occidentales, como Narendra Modi o Xi Jinping y su predecesor, Hu Jintao.
En la presentación del libro, no aceptó preguntas del público. Sin embargo, hacia el final admitió que no dejó el país en perfectas condiciones en materia de protección del clima y digitalización.
Próximamente la excanciller viajará a otras grandes ciudades europeas para promocionar su obra y después a Washington, donde se espera que Obama esté presente para apoyarla.
(md/ers)