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La ya tensa rivalidad entre EE. UU. y China se intensificará aún más en los próximos cuatro años, según expertos.El presidente de China, Xi Jinping, felicitó este jueves (07.11.2024) a Donald Trump por su victoria en las elecciones presidenciales estadounidenses y pidió reforzar el diálogo entre ambas potencias para gestionar adecuadamente las diferencias, señalando que la comunidad internacional espera que “se respeten mutuamente y coexistan pacíficamente”.
La rivalidad entre Estados Unidos y China se ha intensificado desde que Trump fue elegido por primera vez, en 2016. Con el regreso del magnate a la Casa Blanca, los expertos dicen que las tensiones entre ambas partes podrían intensificarse aún más en los próximos años.
Chong Ja Ian, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Singapur, dijo a DW: “Aunque Trump puede estar menos inclinado hacia el conflicto militar, es bastante desconfiado en lo que respecta a China en otras áreas, e incluso alberga un cierto grado de hostilidad”.
“Probablemente habrá grandes cambios en la forma en que Estados Unidos se relaciona con el resto del mundo, incluyendo quizás en primer lugar a China”, dijo Ilaria Mazzocco, subdirectora de la Cátedra Trustee de Negocios y Economía China en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Pekín, hacia una mayor desvinculación económica de EE. UU.
Si Trump cumple sus promesas de campaña, Pekín podría enfrentarse a un importante desafío: un arancel del 60% sobre todas las exportaciones chinas a EE. UU. Esta medida podría desestabilizar aún más la ya frágil economía china, que actualmente se enfrenta al aumento del desempleo juvenil, la debilidad del mercado inmobiliario y los problemas de deuda pública.
Un informe de análisis publicado a principios de este año por el banco suizo UBS indica que un arancel del 60% sobre las importaciones chinas podría reducir la expansión económica prevista de China hasta en 2,5 puntos porcentuales, es decir, la mitad del objetivo de crecimiento del país.
Mazzocco afirmó que, si bien la política económica y comercial del actual presidente de EE. UU., Joe Biden, hacia China también es dura, el enfoque de Trump intensificaría aún más las tensiones.
En el terreno diplomático, se considera que la constante defensa de Trump de la política de “Estados Unidos primero” tiende al aislacionismo en las relaciones internacionales, y a una menor disposición a intervenir en conflictos como la guerra entre Rusia y Ucrania. Esto deja a los aliados de Estados Unidos en una situación en la que se encuentran “atrapados entre China y Estados Unidos”, dicen los observadores.
Ali Wyne, analista principal para Asuntos EE. UU.-China del grupo de expertos International Crisis Group, cree que esto podría ser visto como una oportunidad por parte de China “para debilitar el conjunto de alianzas y asociaciones euroasiáticas que la administración Biden se ha comprometido a revitalizar”.
¿Garantizar la protección de Taiwán?
Taiwán, isla democrática autogobernada que Pekín reclama como territorio propio, sigue siendo uno de los principales desacuerdos en las relaciones entre Estados Unidos y China. Estados Unidos ha seguido apoyando a la isla con la venta de armas.
Durante la campaña electoral, Trump criticó a Taipei por llevarse casi todo el negocio de chips estadounidense y sugirió que la isla debería pagar “tasas de protección” a EE. UU. a cambio de apoyo estratégico.
“Debido a que él (Trump) tiene la personalidad de un hombre de negocios, puede tender a tratar la mayoría de los asuntos como monedas de cambio”, dijo a DW Wen Liu, investigadora de la Academia Sinica de Taiwán. “Por tanto, un concepto importante es que, aunque sea antichino o quiera competir con China, no significa necesariamente que vaya a proteger a Taiwán”, añadió.
Liu afirmó que, aunque es una medida necesaria para Taiwán, ajustar los presupuestos de defensa cuando EE. UU. está bajo el liderazgo republicano puede intensificar el sentimiento de desconfianza que ya existe en la isla sobre el compromiso de Washington de apoyar militarmente a Taiwán. “Si parece que el Gobierno está haciendo esto para satisfacer a Estados Unidos, creo que al menos más de la mitad de la población de Taiwán no creerá en ello, y esto incluso puede aumentar la resistencia a la reforma de la defensa”, dijo Liu.
(mn/cp)