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PENTECOSTÉS

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PENTECOSTÉS

Uno de los periodos más importantes del Año Litúrgico, es el tiempo de Pascua. Este es un periodo de 50 días que se va desde el Domingo de Pascua hasta el domingo de Pentecostés. Así, Pentecostés (pentēkostḗ, que significa ‘quincuagésimo’) es la festividad que pone término solemne al tiempo de Pascua. Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad. La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua

En la antigüedad se designaba como “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Levítico 23:15-21; Deuteronomio 16:9). Se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo (Éxodo 34:22); dado que dependía de cuando llegaba la cosecha cada año, se estableció como fiesta movible generalmente entre mayo y junio. Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta). En su origen tenía un sentido de acción de gracias por la cosecha recogida.

En el año en que Jesús fue crucificado, después de su Resurrección los apóstoles estaban reunidos en Jerusalén alrededor de la Madre del Señor durante la celebración de la Pascua judía, se les apareció el Espíritu Santo.

Según relata el libro de los Hechos de los Apóstoles, se escuchó un ruido fuerte y aparecieron entonces lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos, y fueron llenos del Espíritu Santo. A partir de ese momento, los discípulos adquirieron el poder de hablar en diferentes lenguas, lo cual fue interpretado por los visitantes de diferentes regiones que estaban en Jerusalén para la festividad.

Durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo, segunda Pascua. Por otra parte, actualmente la Iglesia la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua. Antiguamente, Pentecostés era una de las tres grandes fiestas judías, y para celebrarlo gran cantidad del pueblo subía a Jerusalén para dar gracias a Dios y adorarle en el Templo

El suceso de Pentecostés marcó el comienzo de la Iglesia cristiana y se considera uno de los eventos más importantes en la historia del cristianismo. Después de recibir el Espíritu Santo, los apóstoles comenzaron a predicar el mensaje de Jesús con valentía y poder, y fueron capaces de comunicarse con personas de diferentes idiomas y culturas. Este acontecimiento es una manifestación del Espíritu de Dios, por lo tanto, no podemos desvincularla de la Pascua que es la Madre de todas las fiestas.

La fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tienen la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.

La solemnidad de Pentecostés es una fiesta móvil, lo que significa que no se fija con relación al calendario normal, sino que se celebra en fecha variable, según el año y el rito en cuestión, de acuerdo a o antes indicado. A efecto de visualizar apropiadamente la determinación de la fecha de celebración de este evento, gráficamente, los 50 días se cuentan cómo se indica a continuación:

Lunes

Martes

Miércoles

Jueves

Viernes

Sábado

Domingo

           

Domingo de Resurrección

Día 2

Día 3

Día 4

Día 5

Día 6

Día 7

2do domingo de Pascua

Día 9

Día 10

Día 11

Día 12

Día 13

Día 14

Tercer domingo de Pascua

Día 16

Día 17

Día 18

Día 19

Día 20

Día 21

Cuarto domingo de Pascua

Día 23

Día 24

Día 25

Día 26

Día 27

Día 28

Quinto domingo de Pascua

Día 30

Día 31

Día 32

Día 33

Día 34

Día 35

Sexto domingo de Pascua

Día 37

Día 38

Día 39

Día 40

Día 41

Día 42

Ascensión del Señor

Día 44

Día 45

Día 46

Día 47

Día 48

Día 49

Pentecostés

La festividad de Pentecostés es celebrada por los cristianos de diversas denominaciones en todo el mundo. Es un momento de renovación espiritual y agradecimiento por el don del Espíritu Santo. Las celebraciones pueden variar según las tradiciones y costumbres locales, pero a menudo incluyen servicios religiosos especiales, oraciones, cánticos y lecturas bíblicas.

Además de su significado religioso, Pentecostés también se asocia con otros simbolismos. Es considerado el “cumplimiento de la cosecha” espiritual, ya que muchos creyentes hallan una conexión entre la llegada del Espíritu Santo y la madurez y fructificación de sus vidas espirituales.

Entre las muchas actividades que se preparan para esta fiesta se encuentran, las Vigilias de Pentecostés que, bien pensadas y lo suficientemente preparadas, pueden ser experiencias profundas y significativas para quienes participan en ellas. Se comparten experiencias, testimonios y vivencias. Todo en un ambiente de acogida y respeto.

Es importante tener presente que los elementos claves de las vigilias son; la lectura de la Sagrada Escritura, las oraciones, los cantos, los gestos, los símbolos, la luz, las imágenes, los colores, la celebración de la Eucaristía y la participación de la asamblea. En el caso de Pentecostés se centra la atención en el Espíritu Santo prometido por Jesús en reiteradas ocasiones y, esta vigilia, puede llegar a ser muy atrayente, especialmente para los jóvenes precisamente por el clima de oración, de alegría y fiesta. Algo que nunca debe estar ausente en una Vigilia de Pentecostés son los dones y los frutos del Espíritu Santo.

No sacamos nada si no reconocemos que nuestro actuar diario está bajo la acción del Espíritu Santo y de los frutos que vayamos produciendo. Invoquemos al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.

Evangelio de la Solemnidad de Pentecostés

Juan 20:19-23

19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»

20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.

21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»

22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.

23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

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