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Fallo por atentado contra alojamiento de solicitantes de asilo en 1991 en Alemania

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En 1991, el ghanés Samuel Kofi Yeboah murió en un incendio doloso, que traumatizó a los supervivientes. Ahora, se dictó condena contra un exneonazi y «skinhead».32 años tras un atentado incendiario contra un albergue de refugiados en la localidad alemana de Saarlouis, el autor del crimen fue sentenciado por asesinato. El Tribunal Superior de Justicia de Renania Palatinado, en Coblenza, condenó a Peter S., quien hoy tiene 52 años de edad, a una pena de seis años y diez meses de cárcel. Se trata de una condena correspondiente al derecho juvenil, ya que el antiguo cabeza rapada neonazi tenía 20 años en el momento de los hechos.

Peter S. fue hallado culpable de haber encendido, el 19 de septiembre de 1991, el fuego que costó la vida a Samuel Yeboah, de 27 años, oriundo de Ghana. Los restantes habitantes del albergue lograron salvarse. En este juicio también salió a colación la ola de atentados xenófobos que sacudió a Alemania a comienzos de la década de 1990, los vínculos de los extremistas de derecha en el país y el exterior, al igual que las omisiones de la policía y la esfera política. Es un proceso que podría ser una señal para las víctimas de violencia de extrema derecha y los perpetradores en Alemania.

Incendio doloso

Al abrir el recibimiento de pruebas, los representantes de la fiscalía general de ese estado federado confirmaron la acusación en contra de Peter S., de 52 años, por el asesinato de Samuel Kofi Yeboah, de Ghana, intento de asesinato en otros 20 casos e incendio doloso grave por convicciones nacionalsocialistas y racistas, algo que la defensa negaba.

De acuerdo con la parte acusatoria, el sospechoso pertenecía a la escena de derecha de neonazis «skinheads» en Saarlouis, una ciudad de 35.000 habitantes en el occidental estado federado del Sarre.

En la noche del 19 de septiembre de 1991, habría entrado en un alojamiento para solicitantes de asilo, habría vertido gasolina sobre una escalera de madera y habría prendido fuego al edificio alrededor de las 3:30 horas de la madrugada. En ese centro de acogida, vivían refugiados de Ghana, Nigeria, Costa de Marfil, Mauritania, Sudán y la antigua Yugoslavia.

Una valiente testigo

Según la declaración de la testigo de cargo principal, que desencadenó nuevas investigaciones en 2019, el sospechoso habría reconocido, en 2007, ser el autor del atentado y habría confirmado que las autoridades nunca lo detuvieron. Cuando la mujer se enteró de que alguien había muerto en el incendio, fue a la Policía, pese a una posible venganza.

Ocho supervivientes del incendio se unieron al proceso en calidad de querellantes. Sus abogados agradecieron a la testigo de cargo su valiente declaración.

Defensa: simpatizante sin motivos racistas

La parte defensora pidió una condena mucho menor, de cuatro años y medio de cárcel, por complicidad en el asesinato. El abogado Guido Britz argumentó que su cliente no cometió el crimen en 1991 y no actuó por motivos racistas.

En el momento del atentado, Peter S. habría sido un simpatizante nuevo en la escena de neonazis «skinheads», que solo buscaba una familia sustituta.

Si bien al comienzo del proceso el acusado negó su participación, más tarde admitió haber estado presente cuando un conocido prendió fuego al centro de acogida de solicitantes de asilo.

Burlas contra el asesinado

Durante el proceso, se recordó cómo el joven Samuel Kofi Yeboah, de 27 años, luchó por su vida en la noche del 19 de septiembre de 1991. Otros solicitantes de asilo, que lograron salvarse saltando por ventanas y desde balcones y escaleras de incendio, escucharon sus gritos desesperados: «Me voy a morir, me voy a morir».

El ghanés finalmente murió en el hospital como consecuencia de sus quemaduras.

En el juicio, se mostró cómo los miembros de la escena de skinheads se burlaban de la víctima, al compararla, por ejemplo, con una salchicha carbonizada. El acusado habría «sonreído maliciosamente» cuando se hablaba del atentado, según testigos.

Testigos de la escena de neonazis

Si bien los asesinatos no prescriben en Alemania, no es fácil esclarecer un crimen después de más de 30 años. Ya no existen pruebas como el bidón de gasolina. Desde noviembre de 2022, la sala penal del Tribunal Superior de Justicia de Renania Palatinado revisó miles de documentos e interrogó a 94 testigos.

Muchos testigos de la antigua escena de neonazis argumentaron no acordarse bien de los sucesos después de tanto tiempo. Otros aseguraron que, en aquel entonces, se «celebraron» los ataques contra extranjeros.

Una señal para víctimas y perpetradores

El esclarecimiento del incendio provocado en Saarlouis envía una señal a todas las víctimas y afectados por los atentados en contra de alojamientos de solicitantes de asilo en la década de 1990, opina el fiscal superior Malte Merz.

Por su parte, el abogado Björn Elberling, que representó a cuatro de los ocho querellantes, agrega que también es una señal para los perpetradores, de que no pueden sentirse seguros, de que no pueden confiar en la discreción en la escena de la extrema derecha.

(vt/rml)

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