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Desapariciones en China: la voluntad de Xi es ley

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Qin Gang fue destituido hace una semana como ministro de Exteriores chino, luego de estar desaparecido desde hace un mes. Su caso no es una excepción, escribe Alexander Görlach.Si buscamos una palabra que defina el caso de la desaparición y la destitución del ministro de Relaciones Exteriores de China Qin Gang, aparece el adjetivo “opaco”. Eso significa que los motivos de la desaparición de Qin Gang son tan desconocidos como el proceso de su desaparición, así como el paradero actual del político de alto rango, que había dejado de ser visto en público ya un mes antes de su destitución. Porque en una sociedad libre, los ministros no desaparecen como si nada, y tampoco son mantenidos bajo arresto domiciliario.

Desaparición de Qin Gang: rumores, no hechos verificables

Sin embargo, en el reino de Xi Jinping, este caso no es una excepción. Qin fue considerado durante mucho tiempo un hombre de confianza de Xi. Pero cualquiera cuya popularidad se acerque peligrosamente a la del líder todopoderoso, o se pronuncie públicamente contra él o el partido, desaparecerá de escena durante unas semanas: Jack Ma, empresario exitoso y fundador de la copia china de Amazon, Alibaba, desapareció durante tres meses en un lugar desconocido. Ma había osado criticar al gobierno totalitario de China. La tenista profesional Peng Shuai tuvo que pasar tres semanas en un lugar secreto luego de haber denunciado que había sufrido abuso por parte de entrenadores y funcionarios del deporte en su país. Por supuesto, nadie del entorno de Xi fue interrogado sobre el asunto o retirado de la vida pública, sino solo la atleta.

También el influencer Li Jiaqi desapareció durante algunas semanas. El joven vende productos de maquillaje y accesorios de belleza en la internet china. Ya por eso no se lo veía con buenos ojos, porque Xi Jinping promueve una imagen masculina de “hombres de verdad” para los cuales es suficiente usar jabón. El 4 de junio de 2022, cuando se conmemoró la masacre de Tiananmén, sucedida en 1989, en la que el Partido Comunista hizo ejecutar a estudiantes que protestaban en Pekín, Li mostró en su canal de ventas un tanque de chocolate. Las autoridades lo interpretaron como un recordatorio prohibido de los asesinatos de miles de mujeres y hombres jóvenes chinos. Los canales de Li en las redes sociales fueron borrados, y el popular influente desapareció por tres meses.

Un gobernante con métodos mafiosos

Las razones de la desaparición del ministro chino de Exteriores Qin Gang no se han dado a conocer públicamente. En la internet china hay usuarios que propagan, entre otras cosas, la afirmación de que Qin habría tenido una relación con una presentadora de noticias mal vista por el régimen, pero el partido no ha admitido ni descartado esa u otras teorías.

En el mundo libre hay que asumir, luego del fin de la causa Qin, que la rutina de hacer desaparecer a ministros, altos empresarios y políticos de carrera, así como a deportistas, es parte del sistema del miedo con el que Xi Jinping gobierna la República Popular China.

La desaparición de Qin Gang debería mostrar claramente a las últimas personas bien pensadas que China, hoy, bajo Xi, no es ni una “república” ni una “democracia”, como el gobernante no se cansa de afirmar. Al igual que su amigo del alma, Vladimir Putin, en Rusia, Xi gobierna la República Popular utilizando métodos mafiosos. Además de las desapariciones forzadas y el arresto domiciliario, esos métodos incluyen comisarías secretas y prohibidas en otros Estados. Se supone que los funcionarios rastrean allí a los enemigos del régimen y los traen a China por la fuerza, es decir, secuestrándolos. Los estudiantes chinos en el extranjero se sienten intimidados por los Institutos Confucio, disfrazados de instituciones culturales, si hacen declaraciones críticas sobre China en el campus. Se los amenaza con que el PCCh dañará a sus familias en China si se desvían de la línea del partido.

Lamentablemente, cada vez hay menos motivos para confiar que en el Partido Comunista Chino todavía existen cuadros que actúan juntos en su propia fracción para poder oponerse a Xi. El estilo con el cual gobierna su país el “líder supremo” recuerda cada vez más a un régimen de injusticia en el que la voluntad de un solo hombre es ley.

Alexander Görlach es miembro sénior del Consejo Carnegie de Ética en Asuntos Internacionales e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford.

(cp/ers)

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