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El protector solar es el mejor tratamiento antiedad que existe. Sabemos bien, que es un producto imprescindible tanto para tomar el sol en la playa (o en la piscina), como para salir a la calle incluso en invierno. Y sí, hay bases de maquillaje y polvos que incluyen SPF, pero muchas veces este no suele ser lo suficientemente elevado como para garantizar una buena protección contra los rayos ultravioleta.
Los expertos explican que el hecho de llevar maquillaje mientras tomamos el sol hace que el bronceado sea desigual, ya que los rayos solares no inciden de la misma forma en las zonas del rostro en las que se ha aplicado maquillaje que en las que se ha prescindido de este o se ha puesto en menor cantidad. Por lo que, al margen del elevado riesgo de quemaduras al que se expondría la piel, el bronceado que se obtendría si se tomara el sol maquillada, sería muy irregular y a la vez un grave riesgo para la piel.
Además, añaden que con el calor los poros de la superficie cutánea se dilatan, permitiendo que penetren en la piel los cosméticos que se hayan puesto en el rostro. De esta forma, la piel se ensucia y, como consecuencia, pueden aparecer granitos y otras imperfecciones. Tampoco serían extrañas las reacciones como dermatitis atópica o inflamaciones severas. Es recomendable el uso de los productos que son ‘oil free’ y que no sean comedogénicos para evitar así que se obstruyan los poros de nuestra piel. Una buena opción para tomar el sol con protección sin dejar de estar estupendas es recurrir a las cremas solares con color. Las marcas más reconocidas en tener este tipo de filtros solares con color son Nivea, Neutrogena, La roche- posay y Bioderma.
