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Jerusalén: visita de ministro israelí a Explanada de las Mezquitas causa polémica

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El ministro israelí de Seguridad, Itamar Ben Gvir, uno de los líderes de extrema derecha, visitó, pese a las amenazas del Hamás palestino, la Explanada de las Mezquitas, lugar sagrado objeto de tensiones en Jerusalén.El liderazgo palestino, tanto la Autoridad Palestina en Cisjordania como Hamás en Gaza, advirtieron de que la visita del ministro israelí de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir, esta mañana a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén es una «línea roja» que tendrá «graves consecuencias».

«El crimen del asalto de la mezquita de Al-Aqsa por parte del ministro sionista fascista es una continuación de la agresión de la ocupación sionista contra nuestras santidades y su guerra contra su identidad árabe», denunció el portavoz del movimiento islamista Hamás, Hazem Qasam.

La Explanada de las Mezquitas es sagrada tanto para musulmanes -alberga la importante mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca, donde Mahoma ascendió al cielo-; como para judíos, que lo llaman Monte del Templo porque creen que allí se levantó el Segundo Templo.

«El Monte del Templo es el sitio más importante para el pueblo de Israel, y mantenemos nuestra libertad de movimiento allí», afirmó durante su visita Ben Gvir, condenado en el pasado por incitación al racismo y apoyo a organización terrorista.

Sin embargo, Qasam aseguró que Al Aqsa «fue, es y seguirá siendo palestina, árabe e islámica».

«Nuestro pueblo palestino continuará defendiendo sus santidades y luchará para purificarlos de la inmundicia de la ocupación. Esta batalla no se detendrá excepto con la victoria final de nuestro pueblo y la expulsión del ocupante de toda nuestra tierra», indicó el portavoz de Hamás, grupo que lleva dos días amenazando con repercusiones si Ben Gvir llevaba adelante sus planes de visitar el recinto.

Desafío para palestinos

Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abás, calificó la visita como una «desafío para el pueblo palestino, la nación árabe y la comunidad internacional», que cruza una «línea roja» y que solo conducirá a «más tensión, violencia y a una situación explosiva».

«El asalto de la mezquita de Al Aqsa por parte del extremista Ben Gvir no es un paso individual, sino que tuvo lugar con la aprobación de la coalición gobernante del poder ocupante, para implementar sus planes de judaización, cuyo objetivo es cambiar el carácter árabe-islámico de la Ciudad Santa en clara y flagrante violación de todas las resoluciones internacionales», reaccionó también el presidente del Consejo Nacional Palestino, Ruhi Fattouh.

Según el «statu quo» vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde se ubica la explanada- el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que las leyes judías prohíben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para ellos, algo reservado solo a algunos rabinos.

Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de los Lamentos -ubicado en uno de los laterales de la explanada-, y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años, algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso -en el que se enmarca Ben Gvir- han cambiado esa recomendación y abogan por el rezo donde se levantó el Segundo Templo.

Cambio más político que religioso

Para los palestinos e incluso para Jordania -país que custodia el lugar desde 1967-, ese cambio es más político que religioso, un intento de judaización e israelización de todo Jerusalén, por lo que se oponen firmemente e incluso los grupos más radicales como Hamás o la Yihad Islámica amenazan con escaladas de violencia.

El ministerio de Exteriores jordano emitió hoy un comunicado al respecto, en el que señalan que las «continuas violaciones y agresiones a lugares sagrados, y las incursiones en los terrritorios palestinos ocupados, pueden conducir a una mayor y peligrosa escalada».

La visita a la Explanada de las Mezquitas en septiembre de 2000 del entonces líder de Likud, Ariel Sharon, fue el detonante de la Segunda Intifada, y la entrada masiva de judíos -y cargas policiales contra palestinos- en el recinto fue una de las causas que encendió la violencia en mayo de 2021, que provocó una grave escalada militar con Gaza y enfrentamientos entre árabes y judíos en varias ciudades mixtas de Israel.

ct (efe, afp)

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