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El largo camino de China para convertirse en una potencia futbolística mundial

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Recientemente, el jefe de Estado chino, Xi Jinping, ha consolidado su poder. Y aún tiene planes para convertir a China en una potencia futbolística mundial. Pero obstáculos sociales y culturales lo impiden.”Yo lo llamo fútbol robótico”, dice Lars Isecke al describir lo que suele observar en Chinadurante los entrenamientos de fútbol juvenil. Los entrenadores de allí trabajan mucho con ejercicios. “Dos jugadores se enfrentan y se pasan el balón, pero todo se hace sin cambiar de posición”. Así describe Isecke una forma habitual de practicar. El entrenador de fútbol alemán, que trabajó durante mucho tiempo en el sector juvenil de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) y en la formación de entrenadores, ha sido durante varios años director del nivel más alto de formación de entrenadores en la Asociación China de Fútbol CFA. “No me sorprende que haya jugadores en la selección que sepan pasar el balón aunque sea de forma unidimensional y que no tengan comprensión de sus compañeros, así como del espacio, el tiempo y cuándo y dónde tienen que pasar el balón”.

No obstante, China tiene grandes planes para el fútbol. En 2015, se adoptó un plan y se promulgó un programa de fútbol a nivel nacional. A instancias del propio presidente Xi Jinping, las ambiciones futbolísticas se formularon incluso como un objetivo oficial del Estado que sigue vigente: para 2030, la selección masculina china debería ser la mejor de Asia, y para 2050 incluso la mejor del mundo.

No es competitivo a nivel internacional

Sin embargo, la selección nacional de China aún tiene un largo camino por recorrer. Desde 2002, año en que se clasificó para la Copa Mundial por primera y única vez, la selección masculina de China, actualmente la número 79 de la clasificación mundial de la FIFA, no ha participado en un torneo final. Tampoco estará presente en Qatar.

Hay dinero e infraestructuras, pero a pesar de una población de más de 1.300 millones de habitantes, no hay millones de futbolistas activos en China, ni siquiera cientos de miles. Más bien, el número se limita a unos pocos miles. Según Lars Isecke, esto se debe principalmente a razones culturales y sociales.

“El sistema escolar no da suficiente libertad para la educación física creativa. Solo las horas de clase, que duran hasta bien entrada la tarde, más las horas de deberes ya impiden jugar al fútbol”, dice. Simplemente no sucede que un grupo de amigos o niños del barrio agarren un balón y vayan al campo de fútbol por la tarde o el fin de semana, dice el entrenador alemán.

Sistema educativo elitista

“La vida diaria es bastante estresante para los niños chinos debido al sistema educativo elitista del país”, confirma la sinóloga Hangkun Strian a DW. Afirma que el éxito escolar desempeña un papel importante en la futura distribución de los ingresos, el estatus social y el prestigio en la edad adulta. “Solo si el niño saca buenas notas en el colegio y logra estudiar después en una universidad de élite tiene buenas posibilidades frente a la competencia social”, dice Strian. Por ello, los padres prefieren invertir mucho tiempo y dinero en el rendimiento escolar de sus hijos, por ejemplo, con cursos de refuerzo extraescolar, antes que en sus aficiones.

La política china de un solo hijo por pareja, que estuvo vigente durante mucho tiempo con pocas excepciones y que solo se suavizó en 2015, también influye. “Los padres y los abuelos tienden a sobreproteger a los niños”, dice Hangkun Strian. “La práctica del deporte se considera un duro trabajo físico según la antigua tradición china. También hay un alto riesgo de lesiones cuando se juega al fútbol. Y muchos padres son muy cautelosos a la hora de permitir que sus hijos corran riesgos. Los deportes populares en China suelen ser aquellos que son tranquilos y armoniosos, por ejemplo el tenis de mesa o el bádminton”.

Lars Isecke tiene la esperanza de que la federación china esté promoviendo específicamente a un grupo de ex jugadores nacionales y de poder formarlos en su curso el año que viene. Por su condición, podrían contribuir a largo plazo a los cambios necesarios para que el fútbol chino llegue a ser competitivo a nivel internacional en algún momento.

(gg/ers)

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