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Francia Márquez y el “vivir sabroso” en Colombia

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La dignidad es el objetivo central en las luchas por la vida sabrosa, que Francia Márquez tendrá que asumir ahora en el diálogo con las comunidades.Como pocas personas en el ejercicio de funciones gubernamentales la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez impulsa un mensaje vivencial de los procesos de reforma que el gobierno del Presidente Gustavo Petrotrata de poner en marcha. Esta fórmula conjunta de Gustavo Petro y Francia Márquez fue clave para el triunfo en la segunda vuelta de las elecciones. En su función de vicepresidenta, Márquez asumirá también el cargo de ministra del nuevo Ministerio de la Igualdad y de la Equidad. Este encargo refleja de manera emblemática lo que Márquez encarna como afrocolombiana, abogada, líder comunitaria y defensora del medio ambiente. Su vida ha sido marcada por múltiples ataques desde muy diferentes lados, los cuales se tornan ahora más agresivosen el momento en que asumió el cargo de vicepresidenta de su país. Su trayectoria en la defensa de la diversidad étnica y su presencia en la lucha antirracista han implicado que los sectores de la élite se resistan a aceptarla en su tarea de dirección de la vida nacional y de liderazgo del futuro de Colombia.

«Hasta que la dignidad se haga costumbre”

Francia Márquez ha resumido su defensa de la identidad afrocolombiana en el concepto de «vivir sabroso”, que ha dado ocasión a malinterpretaciones. «Vivir sabroso” no lo concibe en el sentido de una identidad establecida que se debe mantener, sino como un «sentipensar” dinámico, orientado en las prácticas vivenciales de la población afrocolombiana de su país. Esta promesa de vida sale de la misma vivencia afrocolombiana y «se refiere a vivir sin medio, se refiere a vivir en dignidad, se refiere a vivir con garantía de derechos”, como define Francia Márquez esta reivindicación para su comunidad ante las adversas condiciones de exclusión y violencia que ha sufrido en la historia y el presente de Colombia. En este concepto del «vivir” se incluyen al mismo tiempo muchos elementos contextuales como la relación con la naturaleza, la comunidad, las costumbres y las propias tradiciones del pueblo negro en sus entrañas, reflejando su configuración en la vida diaria y en el quehacer cotidiano.

En contra de todas las proyecciones que quieren asociar este lema con una vida cómoda y holgazana, este concepto apunta hacia otra dirección del entendimiento: incorpora en el sentir la aspiración de superar todas aquellas situaciones que caracterizan la vida de los colombianos y colombianas excluido/as, los conflictos en los cuales están inmersos, ya sea por la violencia, la minería (ilegal), un modelo de desarrollo extractivista o el mismo narcotráfico. «Vivir sabroso” no es por lo tanto estático, es un proceso, es decir: no es ningún estado de vida acabadoz, porque se articula en una continua interacción entre las aspiraciones propias y la convivencia con la naturaleza, las tradiciones y costumbres, la música y los movimientos de la vida cotidiana. Refleja en este sentido también la vida de la propia Francia Márquez, del Cauca en el litoral pacífico de Colombia azotado por la violencia y marcado por la discriminación racial y la desigualdad social.

Pero el «vivir sabroso” implica también una nueva narrativa con respecto a la misma nación colombiana, dando espacio a un nuevo sentido de identidad y solidaridad, que hace posible la reconstrucción de la política. Como anhelo político enaltece los valores culturales o ideas que prevalecen en la comunidad afrocolombiana; así surge la imagen de un grupo colectivo unido por una visión emocional del mundo, como un concepto dinámico que siempre de nuevo tiene que encontrar espacios para su realización cotidiana.

La dignidad es el objetivo central en las luchas por la vida sabrosa, que Francia Márquez tendrá que asumir ahora en el diálogo con las comunidades. Un primer paso es la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 que se pretende construir desde abajo, es decir, con Diálogos Regionales Vinculantes que se están organizando en las diferentes subregiones del país. Francia Márquez describe este esfuerzo como una construcción de un nuevo país, una invitación «a tener una visión más amplia, a soñar, a ir más allá de lo que nos mostraron; hay un desafío enorme, que no solo es el trabajo desde el Gobierno Nacional, sino también de la comunidad, así que, vamos juntos, cogidos de la mano a construir ese Plan Nacional de Desarrollo pensado por ustedes y para ustedes.»

«Vivir sabroso” y el «buen vivir”

Como el «vivir sabroso” tiene que entenderse más como un proceso que una finalidad, no puede ser igualado con las diferentes concepciones del «buen vivir” que se han ido desarrollando desde la vivencia indígena en otros países latinoamericanos. Un posible correlato entre estas dos maneras de concebir una vida digna consiste justamente en esta motivación conjunta, la cual siempre encontrará su realización en la singularidad de las prácticas y de las experiencias comunitarias.

Para que «la dignidad se haga costumbre” se necesitará por lo tanto una función diferente del Estado y al mismo tiempo un nuevo consenso nacional que permita superar discriminaciones y desigualdades. Como Colombia atraviesa por un periodo de cambios estructurales que está trayendo incomodidades para gremios, inversionistas y ciudadanos, hay que incluir las voces de los marginados y desplazados, sus prácticas de resistencia y los senderos para encontrar la dignidad. Sin esto, la promesa de «vivir sabroso” no va poder cumplirse en una Colombia con altos niveles de polarización política y desconfianza social entre los diferentes estratos de la sociedad.

(ers)

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