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El clásico del fútbol alemán quedó marcado por el inolvidable choque entre bávaros y negriamarillos del 11 de abril de 2012. Jürgen Klopp fue el arquitecto del siguiente nivel en esta rivalidad.Hace diez años – el mismo plazo que hoy el Bayern Múnich está por sellar como monarca del fútbol alemán – los papeles en la cima de la tabla estaban invertidos: los bávaros perseguían al líder Borussia Dortmund de Klopp, a falta de cinco fechas para el cierre del campeonato de Bundesliga 2011/2012.
Klopp, el principal responsable
Ciertamente, la década de los noventa fue testigo de cruces mano a mano en la rivalidad más grande del fútbol alemán. Pero, en la última década, la tensión subió como la espuma, que no se entendería sin la mano de Jürgen Klopp, el principal responsable de las pesadillas bávaras en aquellos ayeres.
Así, el Klassiker jugado el 11 de abril de 2012 marcó un antes y un después en la rivalidad entre bávaros y negriamarillos. Cual Odisea de Homero, los elementos de la epopeya se encontraron en el Signal Iduna Park de Dortmund para eternizar uno de los capítulos más épicos de la era Klopp con los negriamarillos.
Con el campeonato en plena agonía, los bávaros estaban a solo tres puntos del líder Borussia. La consigna estaba clara: ganar para ser campeones con el golpe de autoridad que suponía el bicampeonato para las “abejas”. Tres puntos no negociables ante 80.720 aficionados que atestiguaron el clásico en uno de sus puntos más impactantes.
Jürgen Klopp, que condujo al Dortmund a gritar “campeón” en 2011 y 2012, recuerda hoy el momento clave de ese partido: la actual insignia del club bávaro, Robert Lewandowski, abrió el 1:0 en el minuto 77 a favor del Borussia, nueve minutos después, Arjen Robben se lanzó al puro estilo “Robben” ante la salida del portero Roman Weidenfeller para provocar la pena máxima al 89′; una calca de ese momento traumático para la afición mexicana que dio origen al “no era penal” en el Mundial de Brasil 2014, pero con diferente desenlace.
El partido de mi vida
“Entonces lo atajó. Y yo diría que ese fue el momento clave”, sentenció Jürgen Klopp sobre el momento que inmortalizó al arquero Roman Weidenfeller esa noche de abril en su partido 250 de Bundesliga.
Con el reloj avanzando en dirección al siguiente nivel de la rivalidad entre Bayern y Dortmund, Roman cuenta que aguantó a Robben hasta el último segundo antes de lanzarse a la izquierda por los tres puntos que valieron el campeonato en 2012.
“Fue el partido de mi vida” dice sin dudarlo Weidenfeller, quien también defendiera el arco de la selección alemana y los colores de las “abejas” a lo largo de 16 temporadas.
Este sábado, Der Klassiker tendrá lugar en el Allianz Arena de Múnich en su edición 106. Bayern tiene en Lewandowski a la figura de este tipo de compromisos. El polaco ha anotado 23 goles en el clásico alemán cuando parece tener los días contados en Baviera. Pero no siempre se presenta la chance de asegurar el campeonato en casa contra el archirrival, especialmente luego de ser arrollados en Champions League por el Villarreal, un verdugo que también viste de amarillo.