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Primero el carbón, ¿luego el petróleo? La UE no ha sido capaz de acordar una prohibición de las importaciones de crudo ruso, pese a las peticiones de Ucrania. ¿Por qué dar ese paso les cuesta tanto a los europeos?Para el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, está claro que “un embargo petrolero contra Rusia es imprescindible”. Cada nuevo paquete de sanciones que no incluya al crudo será recibido con sonrisas en Moscú, repiten en Kiev. Pero después de frenar las importaciones de carbón, Bruselas se muestra reacia a prescindir del petróleo ruso. El miedo a afectar la economía es demasiado grande. El canciller de Alemania, Olaf Scholz, reiteró su rechazo al embargo el miércoles 13 de abril.
¿Por qué Alemania tiene tanto miedo? ¿Qué tan afectadas podrían resultar la UE y Alemania en caso de adoptar la decisión de frenar la compra de petróleo ruso? Quizás en Schwedt puedan responder. Esta localidad queda en Brandeburgo y es, por decirlo de algún modo, el epicentro alemán del petróleo, al menos para el este de Alemania. Según sus propias cifras, casi el 90 por ciento de la bencina, queroseno, diésel y gasolina de calefacción de toda la región proviene de la Refinería PCK.
“Movemos Berlín y Brandeburgo”, dice la página web de la empresa. Como muchas refinerías, el petróleo llega hasta allí de forma directa desde Rusia, a través del oleoducto Druzhba. El procesamiento se ajusta a la perfección con el alto contenido de azufre del crudo ruso. Cambiar ese procedimiento para procesar petróleo de otra calidad es un cambio costoso. “Si la refinería de Schwedt no recibe petróleo desde Rusia, buena parte del este de Alemania dejará de funcionar”, dijo una fuente al diario Handelsblatt hace unos días.
Cerca de 12 millones de toneladas de petróleo crudo se procesan en este lugar cada año. Eso es más de un tercio de las importaciones anuales de petróleo ruso, que según una investigación de Bayerischer Rundfunk llegan a 30 millones de toneladas anuales. En el último trimestre de 2020, Alemania transfirió a Rusia más de mil millones de euros solo por la compra de petróleo.
El oro negro de Rusia
En 2019, un cuarto de las necesidades de petróleo de la UE fueron cubiertas por el crudo ruso. Alemania produce el 36 por ciento de su energía con petróleo. En Grecia es el 50 por ciento, pero en Chipre y Malta llega al 80 por ciento. Gran parte de las importaciones proceden de Rusia por su cercanía geográfica. Quizás eso explica que en las negociaciones para imponer nuevas sanciones, Hungría, Alemania y Austria se han mostrado en contra a un boicot petrolero. Suecia, Dinamarca y Finlandia también.
Al menos teóricamente, para la UE es más fácil reemplazar el petróleo que el gas ruso. Comparativamente, es más sencillo mover petroleros desde distintos lugares del mundo, dice a DW Kai Eckert, del Servicio de Información de Energía. A diferencia del gas licuado, la infraestructura para el petróleo ya está disponible. Sin embargo, en ese escenario, el crudo también se encarecería. “A través del oleoducto de Druzhba, el petróleo llega a un precio estable. Si se compra a otros países, el envío será por mar y los costos de transporte, así como los plazos de entrega, aumentarán. Esto redundará en un incremento de los precios”, dice Eckert.
¿Puede reemplazarse el suministro de petróleo en el corto plazo? Según cifras de la Agencia Internacional de Energía (IEA), la UE importó de Rusia 2,2 millones de barriles de petróleo crudo y 1,2 millones de barriles de derivados del petróleo al día durante el año 2021. Kai Eckert asume que sería posible obtener esas cantidades desde otras regiones. Por ello, Alemania -y también la UE- buscan opciones.
Principal fuente de ingresos de Putin
Los ingresos generados por el petróleo representaron cerca del 30 por ciento del presupuesto estatal ruso en 2021. En comparación, el gas, que es mucho más difícil de reemplazar, supone el 6 por ciento. Según estimaciones del think tank europeo Bruegel, la UE importa actualmente petróleo por un valor de 450 millones de euros al día. La falta de esos recursos debilitaría significativamente a Rusia.
Sin embargo, se discute qué tan rápido podría Moscú reemplazar esta pérdida consiguiendo nuevos socios. “Rusia necesitaría tiempo para buscar nuevos mercados”, dice Lambrecht. Además, los oleoductos, por los que Rusia transporta su crudo a un precio más económico, ya no podrían utilizarse.
China podría jugar un importante rol en todo esto, porque su apetito de energía sigue siendo enorme. El Commerzbank ha detectado que India ya está comprando “grandes cantidades” de crudo a Rusia. Sin embargo, los nuevos compradores caen a cuentagotas, dice Lambrecht. Los nuevos socios están más lejos, las rutas comerciales son más largas y, como resultado, los petroleros tardan más en llegar a destino.
La mayoría de los expertos está de acuerdo en que una prohibición de las compras de petróleo ruso aumentaría más los precios. Y, para Rusia, un precio al alza podría compensar la caída de ingresos suscitados por la falta de compras europeas. Si eso sucediera, los efectos buscados se esfumarían. Pero si Rusia realmente vende menos a mediano plazo y el precio se estabiliza, la UE habría alcanzado su objetivo y Putin se vería muy afectado.
Alemania tiene reservas
Como sea, los días de petróleo barato a través de oleoductos rusos están contados. El ministro de Economía, Robert Habeck, quiere que Alemania sea, a fin de año, “casi independiente” del petróleo ruso. Todavía no está claro cómo se logrará eso.
En caso de que la importación se detenga antes, Alemania tiene una reserva nacional que se creó hace 50 años, precisamente ante la crisis del crudo de los setenta. Según un documento del Ministerio de Economía, el país podría aguantar 200 días sin petróleo ruso. Sin embargo, el documento también menciona que en la planificación no se incluyeron factores como la calidad del crudo y las opciones de transporte. En otras palabras, refinerías como la de Schwedt no lo pasarían bien si se interrumpe de forma repentina la importación.
No obstante, el daño económico sería manejable, al menos para Alemania. Pero la resistencia de Berlín a frenar las compras de combustible ruso tiene más que ver con otro temor: en algunos círculos temen que Putin corte el gas si la UE deja de comprar petróleo. Eso tendría repercusiones gigantescas en muchos países, Alemania incluida. (dzc/ms)