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Nicaragua, la manzana de la discordia en la Eurocámara

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Las elecciones de Nicaragua fueron consideradas un fraude en Bruselas, y el gobierno resultante, ilegítimo. ¿Todos sus representantes en gremios internacionales lo son también? Una pregunta que divide en la Eurocámara.»No queremos sentarnos con asesinos y torturadores”, afirmaba hace una semana Gabriel Mato, eurodiputado español del mayoritario bloque de derecha el marco de la Delegación para la Asamblea EuroLatinoamericana (Eurolat). Ultimando los detalles de la próxima reunión de esta Asamblea, que reúne a 75 diputados europeos con 75 homólogos de diferentes parlamentos latinoamericanos, los tres representantes nicaragüenses al Parlacén (Parlamento Centroamericano) son la manzana de la discordia.

Cabe recordar que las elecciones de Nicaragua y sus resultados fueron rechazadas en una resolución del Parlamento Europeo, en diciembre de 2021, por 619 votos a favor, 25 en contra y 42 abstenciones. Es decir, una amplia mayoría de los 705 miembros de la Eurocámara votaron por considerar ilegítimo el siguiente mandato de Daniel Ortega. La diplomacia europea se pronunció en el mismo sentido.

Con la resolución de diciembre como espada, Leopoldo López Gil, eurodiputado español de origen venezolano, del Partido Popular, exige «rechazar la participación nicaragüense, pues son diputados que han surgido de unas elecciones espurias”, puesto que el régimen Ortega-Murillo fue a las elecciones sin candidatos de la oposición y con 150 opositores en prisión.

Sin base para la exclusión

No obstante, ¿son ilegítimos también los políticos nicaragüenses que representan a su país en gremios internacionales? Con vistas a su integración en las instancias conjuntas entre centroamericanos y europeos, Nicaragua divide.

«El Servicio Legal del Parlamento Europeo ha analizado la resolución del 16 de diciembre de 2021”, explica a DW Tilly Metz, presidenta de la Delegación para las Relaciones con América Central.

«Afirman que ese documento no contiene ningún término que pueda ser interpretado como una decisión de no dejar a Nicaragua participar en la Asamblea Eurolat o en cualquier instancia similar”, agrega Metz, eurodiputada luxemburguesa del bloque ecologista. Cabe recordar que, en la Eurocámara, es en el seno de las delegaciones para las relaciones con diferentes regiones y países donde se fraguan la cooperación, las visitas, las misiones electorales, los intercambios con la sociedad civil.

¿Injerencia en organismos regionales?

«Los puentes que quedan hacia Nicaragua son tan pocos y débiles que no debemos dinamitarlos”, opina a nivel personal Metz, quien preside la delegación que tiene que lidiar también con El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica, Panamá y Cuba.

El Parlacen -que integra a representantes de Nicaragua, El Salvador, Honduras, Panamá, Guatemala y República Dominicana- es uno de los cuatro parlamentos regionales miembros de Eurolat, que acoge también a representantes de los Congresos de Chile y de México. Todos los parlamentos tienen su representación en la mesa directiva.

El problema en la reunión de Buenos Aires (abril 11-14) va a ser que es justamente Nicaragua la que ostenta la presidencia pro tempore del Parlacen.

¿Pueden los europeos excluir a los representantes, no solo de Nicaragua, sino de toda una región latinoamericana? Al parecer, no; tampoco los latinoamericanos pueden decidir sobre los representantes del Parlamento Europeo.

Como fuere, mientras unos reclaman excluir a «peleles” del gobierno de Daniel Ortega, otros abogan por la firmeza en el rechazo al fraude, y algunos recuerdan la importancia de no herir sensibilidades en un espacio birregional como Eurolat, adviertiendo de dar portazos. «Sería una injerencia en gremios centroamericanos. Sería castigar a otros países, y eso no es nuestro objetivo ni nuestra competencia”, concluye Metz.

(cp)

warriorolls
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