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El trauma de la guerra: las imágenes de Ucrania reavivan el miedo

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Para muchos alemanes mayores, las imágenes de la destrucción, las muertes y la huida de millonese de personas en Ucrania despiertan recuerdos de sus propias experiencias durante la Segunda Guerra Mundial.De repente, la guerra en Ucrania le ha devuelto todos los recuerdos, “uno por uno”, dice Reinhild Handt a DW. “El miedo que tenemos quienes fuimos niños de la guerra nunca desaparece. Siempre lo llevas contigo. Realmente siento estos recuerdos físicamente”, dice esta mujer de 84 años, licenciada en Química, que vivió la Segunda Guerra Mundial durante su infancia. Nació en Meissen, en el este de Alemania, no muy lejos de la capital sajona de Dresde, que fue destruida casi por completo por las bombas estadounidenses y británicas hacia el final de la Segunda Guerra.

Alemania inició la segunda gran guerra en 1939, una confrontación mundial que, según las estimaciones, les costó la vida a más de 60 millones de personas. Por supuesto, en aquel momento Reinhild Handt aún no podía entender lo que sucedía, por qué las sirenas no dejaban de sonar, por qué tenía que meterse en un oscuro refugio, por qué caían las bombas. Y hacia el final de la guerra, incluso vio cadáveres tirados en las calles.

Arrastra consigo terribles recuerdos que han vuelto a surgir ahora, con las imágenes de la invasión de Ucrania por parte de Putin. Primero, la brutal guerra de agresión de sus años de infancia, iniciada por Hitler, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial, y ahora la invasión de Ucrania por parte del gobernante del Kremlin, Putin. Si bien ambas no pueden compararse entre sí, desencadenan imágenes y comparaciones que preocupan a Reinhild Handt: “Cuando veo las fotos, siempre pienso: así fue en Dresde”, dice.

“Veo la desesperación y el llanto de la gente”

En las conversaciones que Sabine Tschainer-Zangl mantiene con una docena de ancianos de entre 83 y 100 años para un proyecto de investigación, solo hay un tema desde el estallido de la guerra en Ucrania el 24 de febrero: la guerra.

“Sienten dolor por la gente de Ucrania. Hay una gran empatía. De repente, los propios traumas no procesados vuelven al centro de la propia vivencia. Y entonces es muy difícil dirigir la mente hacia otra parte”, explica por teléfono a DW la experta en traumas y demencia. “Experimento la desesperación en las conversaciones. Veo a la gente llorar”, añade Tschainer-Zangl.

Pero las imágenes de la desesperación, la devastación, el sufrimiento por tener que huir, y la muerte, que surgen de la actual guerra en Ucrania, no solo provocan fuertes sentimientos en las personas que vivieron la Segunda Guerra Mundial. “En Alemania, partimos de la base de que alrededor del 30 por ciento de los mayores de 67 años tienen secuelas traumáticas debidas a acontecimientos históricos, que irrumpen en la vejez. Si comparamos ese fenómeno con el que se da en Suiza, allí solo se trata de un diez por ciento”, dice la experta en traumas.

Esto también tiene que ver con el hecho de que Alemania fue la nación perpetradora que trajo un desastre inconmensurable al mundo. Hay “vergüenza, culpa y mala conciencia”. Esos tabúes hacen que a menudo no se puedan elaborar los traumas”, dice Tschainer-Zangl.

Miedo a una guerra mundial

El hecho de que la guerra afecta la vida cotidiana de todas las personas, y de todas las generaciones, lo demuestra también una reciente encuesta del Instituto Civey. Por encargo de la revista Der Spiegel, ese instituto realizó un sondeo entre 5.000 ciudadanos. Según los resultados del mismo, el 55 por ciento teme una guerra nuclear, y el 62 por ciento, una guerra mundial. El 41 por ciento se siente afectado psicológicamente por la guerra, y presenta síntomas como, por ejemplo, insomnio, sentimientos de impotencia o miedo.

¿Qué hacer con los sentimientos de miedo, los recuerdos? Para Reinhild Handt, hay una actitud que le ha resultado eficaz: “Solo veo las noticias una vez al día para estar informada en términos básicos. Eso es bueno y correcto, comenta la terapeuta Sabine Tschainer-Zangl. Hablar también ayuda, dice: “Sin embargo, el requisito esencial es que hablen con personas que tengan la experiencia necesaria en el tema”. Y lamenta algo que experimentó recientemente en un hogar para personas mayores la conmocionó. Una enfermera había encendido la televisión y veía los reportajes de guerra con los ancianos. “Ese enfoque es muy desafortunado”, critica.

“La guerra no debe ser el último recurso”

La conversación sobre Ucrania, sobre la guerra, los recuerdos que resurgen ahora han conmovido mucho a Reinhild Handt. Y quiere resaltar algo: “Me entristece mucho que la gente no haya aprendido todavía a tratar a los demás de forma razonable. Sencillamente, no puedo ni quiero creer que la guerra sea siempre el último recurso”.

(gg/cp)

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