Last Updated on diciembre 7, 2025 by Deutsche Welle
Los combates en la frontera con Afganistán han suscitado inusuales muestras de apoyo al régimen talibán en las ciudades afganas, pero expertos sostienen que esto no se traducirá en legitimidad para el gobierno.A finales de noviembre, tras un intercambio de fuego entre las fuerzas afganas y paquistaníes, los talibanes acusaron a sus vecinos de haber causado la muerte de 10 civiles, nueve de ellos niños. Como respuesta, el grupo radical lanzó sus propios ataques a lo largo de la frontera de 2.640 kilómetros que divide a ambos países, la llamada Línea Durand. Las Fuerzas Armadas de Pakistán negaron las acusaciones. Islamabad insiste en que ataca a grupos terroristas que se refugian en territorio afgano. Lo concreto es que la reacción de los talibanes congregó a multitudes en ciudades como Khost y Jalalabad, donde los combatientes fueron recibidos con guirnaldas. En las redes sociales se viralizaron videos que retrataban a los talibanes como defensores de la integridad territorial de Afganistán. ¿Cambio de percepción? Los enfrentamientos parecieron remodelar la imagen interna de los talibanes y muchos elogiaron en las redes sociales la firme respuesta del grupo a Pakistán. Incluso exfuncionarios de seguridad de Afganistán (que alguna vez fueron feroces oponentes de los islamistas radicales) expresaron su apoyo. Khushal Sadat, exviceministro del Interior que luchó contra los talibanes durante años, fue una de esas voces. Sadat señaló que los actuales gobernantes respondieron con mucha más decisión a los ataques que el anterior gobierno respaldado por Occidente. Los talibanes atizan campaña Bismillah Taban, analista de seguridad y exfuncionario del gobierno afgano, dijo a DW que los talibanes actuaron con rapidez. “Sus partidarios intentaron aprovechar la ocasión para lavar la imagen de los talibanes”, señaló, añadiendo que muchos funcionarios del régimen amplificaron el alcance de las imágenes. Pese a esta aparente ola de elogios públicos, muchos expertos, incluidos miembros del antiguo gobierno afgano, sostienen que los talibanes no podrán ganar legitimidad a través de su confrontación con Pakistán. Mujib Rahman Rahimi, quien ocupó altos cargos antes de la llegada al poder de los talibanes, afirmó que el conflicto del grupo con las fuerzas paquistaníes no involucra a Afganistán en su conjunto. “Los enfrentamientos no son una guerra del gobierno legítimo de Afganistán, ni la guerra del pueblo afgano con Pakistán”, dijo a DW. Los talibanes como títeres paquistaníes Rahimi y otros exfuncionarios argumentan que Pakistán ayudó a crear y apoyó a los talibanes, por lo que estos actuales enfrentamientos más bien reflejan una ruptura del grupo con sus padrinos más que una lucha entre naciones. De manera similar piensa Abbas Basir, exministro de Educación, quien afirma que las acciones de los talibanes no son impulsadas por el interés nacional, sino por la decisión del grupo de acoger a militantes que crean inestabilidad en ambos lados de la frontera. Más específicamente, los talibanes afganos enfrentan acusaciones de albergar a Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), una organización armada alineada ideológicamente con los talibanes que se centra en luchar contra el Estado de Pakistán. “Al dar refugio al TTP, los talibanes han creado las condiciones para esta confrontación con Pakistán”, dijo Basir, quien sostiene que los afganos comunes y corrientes también se oponen a la presencia del TTP en el país. ¿Cómo se enemistaron los viejos aliados? Hace solo unos años, las relaciones entre los talibanes y el alto mando militar paquistaní estaban lejos de ser hostiles. En los días posteriores a la caída del gobierno apoyado por Occidente en Afganistán, en agosto de 2021, el entonces jefe de la inteligencia militar paquistaní, el general Faiz Hameed, fue fotografiado tomando té en un hotel de Kabul con líderes talibanes. En ese momento, la imagen fue interpretada como evidencia de la influencia de Islamabad sobre el grupo. Hoy, Pakistán acusa a los talibanes de permitir que miembros del TTP planifiquen y coordinen ataques contra las fuerzas de seguridad paquistaníes desde el interior de Afganistán. Los talibanes niegan estas acusaciones y dicen que no permiten que ningún grupo utilice el territorio del país para amenazar a terceros. Las tensiones alcanzaron su punto más álgido en octubre, tras los bombardeos paquistaníes en Kabul. Los combatientes talibanes atacaron entonces puestos fronterizos de Pakistán, que fueron respondidos con fuego de mortero y drones. Ambas partes acordaron un cese de las hostilidades el 19 de octubre, tras las conversaciones de Doha, la capital de Qatar. Sin embargo, no han podido llegar a una solución más permanente, pues las conversaciones de paz en curso se han visto socavadas por repetidos estallidos de violencia. (dzc/rr)