El efecto Hjulmand: anatomía del nuevo Leverkusen

Last Updated on noviembre 29, 2025 by Deutsche Welle

Cómo el técnico danés ha reordenado táctica, vestuario y mentalidad para transformar al Bayer en un equipo reconocible y sostenible.La llegada de Kasper Hjulmand a Leverkusen, oficializada el pasado 8 de septiembre, se produjo en medio de un clima de incertidumbre para la “Werkself”. La salida de Xabi Alonso -después de todo lo que construyó y del impacto que dejó en el club- generó dudas sobre la continuidad del proyecto. El posterior despido de Erik ten Hag alimentó la sensación de que el equipo podía desmoronarse. Sin embargo, el relevo funcionó con una rapidez que nadie esperaba: bajo la dirección del técnico danés, el Bayer ha recuperado la estabilidad perdida y una identidad que parecía en suspenso. Un equipo que vuelve a tener estructura El primer giro se percibe en la organización del juego. Hjulmand ha devuelto al Leverkusen los principios que habían ido perdiendo nitidez: una ocupación racional de los espacios, una circulación limpia y una presión coordinada que ordena al equipo en ambas direcciones. Su sello es reconocible: serenidad en la toma de decisiones, claridad en los roles y una obsesión por el equilibrio. Los datos reflejan ese cambio. La posesión media se mantiene alrededor del 57 por ciento por partido, una de las cifras más altas de la Bundesliga, y la precisión de pase roza el 90 por ciento. No son solo números: son la expresión de un plan para gobernar los partidos desde el balón y reducir la precipitación que marcó algunos tramos del inicio de curso. Pese a ese control, el equipo no ha perdido filo ofensivo. De hecho, desde que Hjulmand asumió el banquillo, solo el líder de la tabla, el Bayern, ha sumado más puntos, celebrado más victorias y marcado más goles que el Leverkusen. A nivel individual, Alejandro Grimaldo vive un momento de inspiración: sus 4 goles y 4 asistencias lo confirman como pieza imprescindible desde el carril izquierdo. En punta, Patrik Schick ha recuperado sensaciones y ya suma 5 goles, consolidándose como referencia del ataque. En defensa, la evolución es igual de evidente. Los desajustes entre líneas y las transiciones mal gestionadas han dado paso a un bloque más compacto, más disciplinado y más difícil de romper. Ese orden permite que perfiles como Belocian, Quansah o Loic Badé -quien es además el jugador con mayores duelos ganados de su equipo, según una estadística de Bundesliga- tengan mayor libertad sin comprometer el equilibrio colectivo. Resultados que respaldan el método El impacto del entrenador ya se percibe en el marcador. Con Hjulmand, el Leverkusen ha ganado sus dos últimos partidos de Bundesliga y solo vio frenada una racha de cuatro encuentros sin derrota ante el Bayern, el equipo que hoy marca la pauta competitiva en Alemania. Con un balance de 7 victorias, 2 empates y 2 derrotas en once jornadas, los 23 puntos y el promedio de 2.09 por encuentro sitúan al conjunto en la parte alta de la clasificación: a dos puntos del RB Leipzig y con el Borussia Dortmund —su próximo rival— respirándole en la nuca. Otro aspecto clave ha sido la gestión interna. Tras un verano convulso y un vestuario con jerarquías alteradas, el Leverkusen necesitaba un liderazgo calmado, capaz de conectar piezas sin aumentar la tensión. Hjulmand ha optado por un enfoque dialogante, horizontal, con una comunicación constante y cercana. Ha integrado a jóvenes, ha recuperado a jugadores estancados y ha logrado reconstruir un ambiente de unidad que hoy se refleja en la dinámica del equipo. Comparado con etapas anteriores, la diferencia esencial es la consistencia. Con Xabi Alonso, el Leverkusen alcanzó picos extraordinarios, pero también atravesó altibajos notables. Con Hjulmand, la curva es menos vertical, pero mucho más estable: el equipo controla más fases, se expone menos y madura mejor los encuentros. Su estilo puede no ser tan explosivo, pero es sostenido. Y eso, en una Bundesliga cada vez más exigente, tiene un valor incalculable. El reto ahora será prolongar esta tendencia cuando el calendario apriete. Con lo que Hjulmand ha construido en pocas semanas, no obstante, el Leverkusen ya no parece un equipo amenazado por el vacío que dejó Alonso: es un equipo que ha empezado a trazar su propio camino. Y ese camino lo lidera un entrenador que no ha venido a encender focos, sino a poner orden. (ee)

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