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Werder Bremen: el gigante discreto de Europa

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La plantilla del técnico Ole Werner está convencida que puede dar batalla a siete jornadas para el final de la Bundesliga y lograr la tan ansiada marca europea, una competición que no pisan desde hace 15 años.Si bien la Meisterschale parece tener grabado ya el nombre del multicampeón bávaro o el de las aspirinas de Xabi Alonso, la Bundesliga que vive el resto de los equipos situados un peldaño por debajo es bien distinta. La lucha por la permanencia, los duelos por no quedar relegados a la indiferencia del fútbol alemán, o quizás la dura carrera por lograr puestos europeos. Cada equipo, a estas alturas de temporada, mira por sí mismo y libra su batalla particular. Uno de ellos es el Werder Bremen, el cual -a siete jornadas para el final del campeonato-, está a solo seis puntos de revivir su sueño europeo. Un equipo sin complejos Cumplir la hazaña de jugar un torneo continental no es fácil. Son multitud de factores los que cada temporada entran en juego y condicionan que un equipo florezca o perezca en el intento: lesiones, rendimiento, cambios de entrenador, fichajes, bajas de última hora. Además, para ciertos equipos con historia en Bundesliga, pisar Champions o Europa League, es casi como una obligación. Es el caso del Werder Bremen. A pesar de no figurar entre los gigantes del fútbol alemán en términos de títulos internacionales, el equipo a orillas del río Wesser ha sabido labrarse un nombre propio en el escenario europeo a base de consistencia, carácter y noches memorables en su emblemático Weserstadion. Su historial en competiciones continentales, especialmente entre las décadas de 1990 y 2000, es testimonio de un club que supo competir sin complejos frente a los grandes del continente. Particularmente destacado es el año 1992, pues fue ahí cuando el Bremen alzó su primero -y hasta ahora único- título europeo. En aquella temporada 1991/92, los verdi-blancos se coronaron campeones de la Recopa de Europa (o UEFA Cup Winners’ Cup, por su nombre original en inglés). En una final disputada en Lisboa, el conjunto dirigido por Otto Rehhagel superó al AS Mónaco por 2-0, con goles de Klaus Allofs y Wynton Rufer. Aquello fue el fruto de una generación combativa y un equipo sólido que ya dio brotes de esperanza años antes, en 1989, convirtiéndose en finalista del mismo torneo al caer ante el FC Barcelona (2-0) en Berna. En los años siguientes, el equipo del norte de Alemania, muy cercano a la ciudad de Hamburgo -con el que protagonizan uno de los derbis más apasionantes del fútbol alemán, el Hamburger SV -demostró ser un rival incómodo y competitivo en cada cita europea. En la temporada 2008/09, tras quedar relegados a la UEFA Cup desde la fase de grupos de Champions, el Werder protagonizó una brillante campaña europea que culminó en la final ante el Shakhtar Donetsk, donde cayeron en la prórroga (2-1). En su camino dejaron atrás a clubes como el AC Milan y el Hamburgo SV, reforzando su estatus como uno de los representantes alemanes más constantes en Europa durante ese periodo. Previamente, el club también alcanzó las semifinales de la UEFA en 2006–07 y los cuartos de final en 2009–10, donde cayó ante el Valencia y posteriormente en la fase de play-off. Su último paseo por Europa fue, de hecho, con victoria ante el Inter de Milán, en la fase de grupos de la Champions en un gélido diciembre de 2010, en la que cayeron eliminados. Orgullo e identidad en Bundesliga Aunque en los últimos años sus apariciones internacionales han sido más esporádicas, la historia europea del Werder permanece como una de las más ricas entre los clubes alemanes, fuera obviamente del selecto grupo de los Bayern o Dortmund. Actualmente, la plantilla del técnico Ole Werner se sitúa a seis puntos del sexto clasificado y el equipo llega convencido que puede dar batalla en lo que resta de temporada, aunque eso sea una hazaña encomiable. Tal y como señala el periódico Bild, por ejemplo, en la historia de la Bundesliga, solo un equipo ha logrado pasar del 12º puesto o inferior al top 7 en las últimas siete jornadas: Kaiserslautern FC en la temporada 2010/2011. «Creo que es bueno que el equipo sea consciente de su responsabilidad y deje claro que no se rinde en la temporada», dice Peter Niemeyer, director deportivo del club verdi-blanco en una entrevista con BILD. De hecho, ya ha ganado frente a rivales como Bayer Leverkusen o la revelación, el Mainz 05, por lo que existe un rayo de espeanza, también mirando hacia los futuros enfrentamientos. «En general, tenemos por delante un calendario en el que hemos sumado muchos puntos en la primera mitad de la temporada», dice Werner sobre sus próximos rivales como el Bochum, el St. Pauli y el Union, que ya derrotaron en la primera vuelta. «Queremos repetirlo», señala. Así que, con una buena actuación final, por qué no optar por la tan ansiada marca europea, una competición que no pisan desde hace 15 años. Mientras, el Weserstadion, testigo de citas vibrantes, espera y guarda en su memoria una promesa latente: la de volver, algún día, a vibrar en Europa. (ee)

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