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Miembros del partido conservador que probablemente dirigirá el próximo Gobierno alemán han planteado la posibilidad de volver a importar gas ruso.Parlamentarios de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) han provocado una disputa política en Alemania al respaldar una aparente iniciativa estadounidense para reparar y reabrir los gasoductos Nord Stream en el mar Báltico entre Rusia y Alemania.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, confirmó el miércoles (26.3.2025) que las negociaciones con EE. UU. sobre Ucrania incluyeron una discusión sobre la restauración de Nord Stream. Esto ocurrió después de que el periódico alemán Handelsblatt informara que un inversor estadounidense había solicitado al Gobierno de EE.UU. comprar el gasoducto.
El diputado de la CDU en el Bundestag Thomas Bareiß comentó la idea en una extensa publicación en LinkedIn: «Qué emprendedores son nuestros amigos estadounidenses».
«Cuando se restablezca la paz y las armas callen entre Rusia y Ucrania (y ojalá eso ocurra pronto), las relaciones se normalizarán, los embargos se levantarán tarde o temprano y, por supuesto, el gas podrá volver a fluir, quizás esta vez a través de un gasoducto bajo control estadounidense», escribió.
Su postura fue respaldada por Jan Heinisch, miembro del grupo de trabajo de energía de la CDU en las negociaciones de coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD). «Si algún día se logra una paz justa y segura, debemos poder hablar nuevamente sobre la compra de gas ruso», dijo Heinisch a Politico.
¿Qué es Nord Stream?
Nord Stream consta de dos gasoductos, cada uno con dos tuberías, que van desde el noroeste de Rusia hasta la costa noreste de Alemania. Nord Stream 2, finalizado en 2021, nunca llegó a operar. Nord Stream 1 fue inaugurado en 2011 y suministraba gas ruso a toda Europa a través de un consorcio liderado por Gazprom y empresas alemanas, francesas y neerlandesas.
Nord Stream 1 fue clausurado por Rusia el 1 de septiembre de 2022, alegando que las sanciones de la UE hacían imposible su funcionamiento (afirmación negada por la empresa tecnológica alemana Siemens, que mantenía la turbina).
Semanas después, el 26 de septiembre, tres de los cuatro gasoductos de Nord Stream fueron destruidos en lo que pareció ser un acto de sabotaje. Aunque aún no se ha identificado a los responsables, las autoridades alemanas emitieron el año pasado una orden de arresto contra un sospechoso ucraniano, que sigue prófugo.
¿Regreso a la dependencia rusa?
El ministerio de Economía de Alemania en funciones, actualmente en manos del Partido Verde dentro del Gobierno de coalición de Olaf Scholz, rechazó la idea de reanudar las importaciones de gas ruso.
En un comunicado emitido tras los primeros rumores de conversaciones entre EE.UU. y Rusia a principios de marzo, un portavoz afirmó: «La independencia del gas ruso es de importancia estratégica y de defensa para el Gobierno alemán, y se mantendrá en esa línea».
Pero Alemania está a punto de formar un nuevo Gobierno, casi con certeza bajo el liderazgo del presidente del partido CDU, Friedrich Merz, con el SPD como socio menor de coalición. Retomar la compra de gas ruso —incluso en un futuro hipotético de paz entre Rusia y Ucrania— representaría un giro significativo en la política energética alemana.
Aun así, la idea ha sido rechazada por expertos en política energética en Alemania. «No creo que sea una buena idea», analiza Claudia Kemfert, directora del departamento de energía, transporte y medio ambiente del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), en un correo a DW.
«Sabemos desde hace mucho tiempo que Rusia no es un proveedor confiable», explica. «Dado el contexto de guerras energéticas en todo el mundo, sería desastroso volver a depender de un agresor. Geopolíticamente, sería irresponsable».
Michael Rodi, profesor de derecho ambiental y energético en la Universidad de Greifswald, se muestra sorprendido de que este debate resurja en Alemania. «Es una discusión extraña», dice a DW. «Es sorprendente que provenga de la CDU, pero no es nada sorprendente que los Verdes adopten la postura contraria».
Consideraciones económicas y medioambientales
Se cree que la restauración del gasoducto es técnicamente viable, con un costo estimado de 500 millones de dólares, pero la empresa Nord Stream, con sede en Suiza, se encuentra actualmente en negociaciones de quiebra. Esto significa que los gasoductos podrían venderse a un precio bajo.
Sin embargo, cualquier comprador estaría apostando a que un acuerdo de paz en Ucrania conduzca al levantamiento de las sanciones sobre Rusia y que la transición energética en Europa no avance lo suficientemente rápido. «Si la transición energética tiene éxito, no habrá un gran mercado para el gas ruso», vaticina Rodi.
(gg/ms)