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Los próximos pasos de Erdogan tras la detención de Ekrem Imamoglu

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El encarcelamiento del principal rival de Erdogan, Ekrem Imamoglu, ha conmocionado a Turquía. El AKP seguirá aumentando la presión, por una única razón: mantener el poder, según expertos.»De lo que somos testigos hoy es la ira justificada de la generación joven, cuyo futuro le ha sido arrebatado tras un largo período de autoritarismo y pobreza persistente». Con estas palabras, la investigadora Begüm Uzun explica en entrevista a DW las actuales protestas en Turquía.

Gran cantidad de personas están saliendo a las calles en Turquía para protestar contra la violación de sus derechos, algo que no es nuevo para la gente en Turquía. En los últimos años, hubo varios momentos históricos que tomaron por sorpresa a muchos ciudadanos. Cada vez que el Estado de derecho se desmantelaba aún más, muchos pensaron: «No puede ser peor”. Pero sí lo fue.

El último paso en esa dirección, hasta el momento, ha sido el arresto del alcalde de Estambul, una de las metrópolis más grandes de Europa, y candidato presidencial con perspectivas realistas de éxito, que se había propuesto sustituir al presidente, Recep Tayyip Erdogan, tras más de dos décadas en el poder.

«Lo que el régimen está haciendo contra Ekrem Imamoglu va más allá de todo lo que hayamos visto antes», dice el politólogo Berk Esen, de la Universidad de Sabancı, quien, entre otras cosas, investiga las tendencias autoritarias en Turquía. Esen alude a una «escalada autoritaria sin precedentes”, y agrega: «En el pasado, se arrestaba a periodistas y académicos, pero lo que está sucediendo hoy es una nueva dimensión».

«Erdogan lo entendió”

Muchos turcos ven en este proceder una nueva escalada, y una provocación consciente. En la opinión pública predomina la visión de que Erdogan recurrió a esta medida porque teme no poder ganar las elecciones por la vía democrática.

El politólogo Esen confirma esa apreciación: «Erdogan ha entendido que no puede vencer a Imamoglu, y quiso actuar antes de enfrentarse en la campaña electoral”. Según el experto, Turquía ya no pertenece al grupo de los regímenes «competitivos-autoritarios”, en los que la oposición puede, al menos en teoría, ganar las elecciones, sino al grupo de los «hegemónicos-autoritarios”, como Rusia o Venezuela, en los que un cambio en el poder está prácticamente excluido.

Ekrem Imamoglu es considerado por muchos como el político que ha demostrado que puede ganar unas elecciones en Turquía de manera democrática, a pesar de todos los obstáculos. Lo logró por primera vez en 2019, cuando reconquistó el liderazgo de Estambul, luego de 25 años de dominio islamista-conservador. Poco antes de su encarcelamiento, quedó claro que Imamoglu quería presentarse a las próximas elecciones presidenciales, previstas para 2028, como rival de Erdogan, o de su candidato.

Según la Constitución turca, Erdogan no podrá volver a ser candidato, pero muchos expertos parten de que emprenderá una reforma de la Carta Magna para poder hacerlo. «Él y sus seguidores quieren que permanezca en el poder, por eso está remodelando su régimen», explica Esen. Hasta el momento, no hay señales de que el partido esté buscando un sucesor.

¿Un acto de venganza?

Pero ¿vale la pena llevar a cabo esta medida sin precedentes, con el riesgo de que millones de personas se movilicen? Murat Koyuncu, un exasesor de Imamoglu cuyo nombre fue cambiado a su pedido, describe a DW sus impresiones: «Erdogan es una persona vengativa. Tiene rencor contra mucha gente. Si se lo irrita o se lo avergüenza, tarde o temprano volverá. Ya se ha ofendido con mucha gente; ahora le tocó el turno a Imamoglu».

El AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo, conservador nacionalista y en parte de extrema derecha) perdió las elecciones locales del 31 de marzo de 2024 contra el CHP (Partido Republicano del Pueblo, democrático y secular, de centroizquierda), en gran parte gracias a la influencia de Imamoglu en la campaña electoral.

Por primera vez desde 1977, el CHP se convirtió en la fuerza más poderosa del país. «Hay muchísima gente que quiere vivir en una democracia real. Imamoglu representa su esperanza», afirma Koyuncu. Eso es exactamente lo que Erdogan no puede tolerar.

Las estrellas no pueden brillar

¿Y qué nos depara el futuro? El pronóstico de Koyuncu es sombrío: «Estamos apenas en el comienzo. La situación seguirá empeorando. Espero una segunda y una tercera oleada. Muchas personas serán arrestadas. Veremos un nuevo éxodo: incluso los jóvenes con más estudios abandonarán el país».

Y no es el único que prevé eso. Seren Selvin Korkmaz, directora del instituto de investigación de opinión IstanPol, también espera que le represión arrecie: «En el próximo período, la presión seguirá aumentando». Como ejemplo, pone al político kurdo Selahattin Demirtaş, encarcelado desde 2016. «Estamos hablando de un régimen que prohíbe o frena a sus estrellas brillantes. Es probable que continúe la práctica de eliminar a los actores políticos exitosos», dijo Korkmaz.

A pesar de todos los escenarios sombríos, también hay voces de esperanza. El politólogo Esen sigue creyendo en un posible cambio de rumbo: «Imamoglu se ha convertido en un símbolo político. La resistencia social es grandez, porque la juventud no tiene nada que perder. Creo que Turquía se detendrá dos estaciones antes que Rusia y Venezuela. Entonces, ¿es todo esto reversible? Sí, pero será difícil». Esen piensa que hay un camino largo y pedregoso por delante, con un mayor deterioro de la situación, antes de que algo pueda cambiar para mejor. «Cualquier cosa puede pasar. De verdad: cualquier cosa puede pasar», dice.

(cp/ms)

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