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300 años de Casanova: rompecorazones, estafador y poeta

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Famoso por sus aventuras amorosas, Casanova fue también sacerdote, escritor, diplomático y espía. Nació en Venecia hace 300 años y su nombre aún es conocido en todo el mundo.»Me sentí nacido para el bello sexo; lo he querido toda mi vida, y me he dejado querer tanto como he podido», escribe Casanova en sus Memorias. Menciona a 116 amantes por su nombre, aunque los historiadores suponen que tuvo relaciones con varios miles. Entre ellas, se encontraban damas de alto rango y muchachas de buenas familias, pero también prostitutas e incluso dos monjas.

Nunca se casó

Sus numerosas conquistas incluyen a Marie-Louise O’Murphy, la amante del rey francés Luis XV. A menudo prometía matrimonio a las damas, pero nunca llegó a casarse. Y aunque su inestable estilo de vida era conocido, según se cuenta, muchas sucumbieron a su encanto.

Sin embargo, Casanova fue «un gran pensador, escritor y filósofo que injustamente ha pasado a la historia sólo como un gran amante», asegura el italiano Carlo Parodi. Por eso, Parodi abrió un museo sobre su famoso compatriota, en 2018, en Venecia. (Aunque este no sobrevivió a la pandemia de coronavirus, la fundación que lleva el nombre de Casanova anuncia la inauguración de otro, el Museo Oficial Giacomo Casanova, en el Palacio Zaguri de Venecia, para septiembre de 2025.)

Infancia, educación y mecenas

Giacomo Girolamo Casanova nace el 2 de abril de 1725, hijo mayor en el seno de una familia de actores. Sus padres salen a menudo de gira y lo dejan al cuidado de su abuela Mariza. A los 12 años estudia derecho secular y eclesiástico en la Universidad de Padua, y a los 17 se doctora.

No pone fin a su carrera sacerdotal tras caer borracho del púlpito durante un sermón. Lo hizo tres años después: la profesión no le gusta mucho y su bolsa se llena menos de monedas que de apasionadas cartas de amor.

Prueba suerte en una amplia variedad de profesiones: secretario, alférez y teniente, violinista de orquesta, poeta y escritor, alquimista, agente secreto de la Inquisición, especulador financiero, diplomático y bibliotecario, por nombrar sólo algunas.

Para Casanova, el mundo de gente pobre del que proviene es una abominación. Quiere pertenecer a quienes admira deslumbrado: los patricios. No le atrae la arrogancia de clase de la nobleza, pero sí su vida cómoda y lujosa.

Casanova apoya al respetado senador Matteo Bragadin al sufrir éste un derrame cerebral, y eso le gana un mecenas. «Quienquiera que seas», dijo Bragadin al entonces joven de 21 años, «te debo la vida». A partir de entonces, recibe alojamiento y comida gratis, un sirviente, una góndola, diez ducados de oro al mes para gastos de bolsillo y la promesa de recibir apoyo toda su vida.

Espectacular fuga de las Cámaras de Plomo

Casanova se convierte pronto en el favorito de la alta sociedad. Tiene una amplia educación en ámbitos como la teología, la alquimia, la medicina y las matemáticas: el veneciano puede opinar sobre cualquier tema. Además de italiano, habla también francés, griego y latín, y es un conversador entretenido. No le resulta difícil cautivar a la gente. Pero provoca repetidamente la ira de la clase alta.

El 26 de julio de 1755, fue encarcelado en las infames Cámaras de Plomo, un calabozo en el ático del Palacio Ducal veneciano con techo de plomo. Se le acusa de blasfemia e «insultos contra la santa religión», de poseer libros prohibidos, de practicar la magia y de seducir a los jóvenes hacia el ateísmo. Es probable, especula Casanova, que se haya ganado la enemistad del inquisidor estatal Condulmer, por el afecto de una dama a la que el propio Condulmer cortejaba.

Giacomo sufre fiebre y escalofríos, las pulgas le chupan la sangre y el ambiente es insoportablemente sofocante en su mazmorra. «El único pensamiento que me dominaba era el de escapar”, escribió más tarde. Nadie había escapado antes de las Cámaras de Plomo, pero Casanova lo logra. Viaja a París, donde ya se ha difundido la historia de su espectacular fuga y es celebrado como héroe.

Malabarista financiero

Casanova es un brillante estafador. Se hace repetidamente con grandes sumas de dinero que le confían almas crédulas, especialmente mujeres.

La idea de fundar una lotería en Francia en 1757 también le reportó una ganancia inesperada; el puesto de director es extremadamente gratificante. Sus arcas se llenan con difíciles transacciones financieras en las bolsas de valores del extranjero por encargo secreto del ministro francés de Exteriores.

No obstante, Casanova está constantemente en quiebra porque gasta generosamente el dinero y es adicto al juego. Pero, gracias a su absoluta autoconfianza, personas de alto rango lo avalaron repetidamente con elogiosas cartas de recomendación. A partir de 1758, Casanova se presentó audazmente con el título aristocrático de «Caballero de Seingalt», que se otorgó a sí mismo. Aun así, acaba en prisión seis veces a lo largo de su vida y fue deportado de otros tantos países.

Viajero inquieto

A lo largo de su vida, viajó de corte real en corte real por toda Europa. Su talento para moverse siempre en los mejores círculos le proporciona contactos ilustres. Conoce a Mozart y Voltaire, conversa en Roma con el Papa Clemente XIII, quien lo nombra Caballero de la Espuela de Oro. Federico el Grande le ofrece un puesto como profesor en la escuela de escuderos de Pomerania, que él rechaza. La zarina rusa Catalina la Grande lo recibe dos veces.

Posiblemente, ninguno de los contemporáneos de Casanova haya llegado tan lejos como el veneciano: los historiadores calculan que recorrió una distancia equivalente a la circunferencia de la Tierra, con los medios de transporte de la época, a caballo, en carruaje o en barco. Al regresar a Venecia en 1774, tras 17 años de exilio, estaba físicamente agotado.

Legado

Con 60 años, solo y amargado, Casanova fue contratado como bibliotecario del conde Waldstein en el castillo bohemio de Dux en 1785. Cinco años más tarde, comenzó a escribir sus Memorias, que se extienden a lo largo de 3.700 páginas. El 4 de junio de 1798, murió a la edad de 73 años a causa de la sífilis o una enfermedad de la vejiga, nunca se supo con certeza.

Sus Memorias se mantuvieron en secreto hasta el siglo XX: los censores no toleraron las francas descripciones de sus aventuras sexuales. Se vendían en secreto. Pero, cuando finalmente se publican, lo inmortalizan. La obra ofrece una visión única de la vida y la sociedad de su época, está traducida a 20 idiomas y es el manuscrito más caro del mundo: en 2010, el Estado francés lo compró por siete millones de euros.

(rml/ms)

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