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Trump y Putin hablaron por teléfono durante dos horas. Expertos dicen que, aparte del acuerdo de abstenerse temporalmente de disparar contra infraestructura energética, la conversación no fue fructífera.Había muchas expectativas sobre la conversación telefónica entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, pero los resultados fueron decepcionantes.
Según el comunicado de prensa emitido por el Kremlin, Trump propuso el cese de los ataques de Rusia contra la infraestructura energética de Ucrania durante treinta días. Putin aceptó pararlos inmediatamente y exigió, a su vez, el cese total de la ayuda militar y de las actividades de inteligencia para Ucrania como «requisito previo esencial» para el inicio de un acuerdo de paz.
Además, el líder del Kremlin alegó que supervisar el cumplimiento de un alto el fuego completo de 30 días conllevaría «graves riesgos», cuestión sobre la que no se llegó a ningún acuerdo.
¿Normalización de las relaciones?
Otros resultados, según el Kremlin, son el anuncio de Putin de un nuevo intercambio de 175 prisioneros. Además, Rusia también liberará a 23 soldados ucranianos gravemente heridos. El líder del Kremlin reconoció el deseo de Trump de promover el «noble objetivo» de poner fin a la guerra. Por último, ambos presidentes expresaron su interés en normalizar las relaciones bilaterales ruso-estadounidenses y debatieron ideas para la cooperación económica.
Por último, y de forma sorpresiva, Trump apoyó la idea de Putin de organizar partidos de hockey sobre hielo entre estrellas de equipos rusos y estadounidenses. Tras dos horas de conversación, los jefes de Estado colgaron el teléfono.
El politólogo Anton Barbaschin, del portal de análisis Riddle Russia, dice a DW que la conversación no produjo resultados concretos, y que incluso la renuncia de Rusia a bombardear las infraestructuras ucranianas «no debe tomarse en serio».
Barbaschin recuerda: «La verdadera agenda era un alto el fuego completo. Al menos de eso hablaba la parte estadounidense, y Ucrania también estaba de acuerdo. Ahora vemos que este objetivo se ha pospuesto hasta pasado mañana». El experto concede que el acuerdo de no disparar contra infraestructura energética es «una señal de cierto diálogo», pero nada más.
«Jugando con Donald Trump»
Por su parte, el politólogo independiente ruso Mijaíl Komin, afincado en Viena, ve en los resultados de la llamada telefónica una táctica negociadora típica de Putin que califica de «juego con Donald Trump».
La táctica consiste en tres puntos, explica el politólogo a DW. El primero es seguir el juego y aceptar compromisos pequeños e insignificantes. En esta ocasión, el compromiso fue abstenerse de disparar contra infraestructura energética. Al igual que Barbaschin, Komin no ve «nada serio»en ello, sobre todo porque «la temporada de calefacción en Ucrania está prácticamente acabada».
El segundo punto de la táctica de Putin sería la dilación: «Putin está poniendo obstáculos adicionales a las negociaciones, nuevas condiciones para continuar con las conversaciones de alto el fuego». El experto cita como ejemplos la restricción de la movilización en Ucrania y la interrupción de las entregas de, como mínimo, las armas estadounidenses.
Por último, el tercer punto consistiría en producir informaciones que subrayen el especial carácter de la relación entre Trump y Putin y, en consecuencia, entre EE. UU. y Rusia, y que serían muy bien recibidas en la prensa estadounidense. En esta ocasión se trata del hecho de que, al parecer, ha sido la conversación más larga entre los presidentes de EE. UU. y Rusia desde 1991, y que ambos han acordado que los jugadores de las ligas profesionales de hockey sobre hielo rusa y estadounidense se enfrenten entre sí.
«Se trata de un acto puramente simbólico que Putin necesita para demostrar que él y Trump están resolviendo los principales problemas de la política mundial, pero sin olvidarse de mantener sus particularmente buenas relaciones», afirma Komin.
Ocupaciones reconocidas de facto
La politóloga Alexandra Filippenko, residente en Lituania, también destaca el carácter especial de la relación Putin-Trump, pero considera que no hubo ningún avance: «Aunque el intercambio de prisioneros de guerra y la liberación de ucranianos gravemente heridos es importante, la conversación no condujo al alto el fuego que muchos esperaban de este diálogo».
Donald Trump ve la solución a la cuestión ucraniana de forma más pragmática y la hace depender de la situación en el frente: «Siendo realistas, Crimea y el Donbás, y algunos otros territorios ucranianos, están ocupados. Trump lo da por hecho, a él no parecen convencerle las demandas idealistas de devolver estos territorios a Ucrania». Filippenko señala que el presidente estadounidense ya ha reconocido los territorios ucranianos ocupados como territorios rusos.
¿Qué pasará ahora? Para el experto político Barbaschin, una cosa está clara: en los próximos meses, nada va a cambiar. «En general, la pelota está en el tejado de los socios europeos de Ucrania. ¿Rellenarán el vacío militar dejado por Estados Unidos? ¿Aumentarán el suministro de armas?», se pregunta. Lo más probable es que Washington pida a los europeos que recorten la ayuda a Ucrania. La predicción de Barbaschin es que «no saldrá nada bueno para Ucrania».
Con la colaboración de Maria Katamadse
(ms/cp)