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Dolor y alegría entre los desplazados que retornan al norte de Gaza

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Tras el alto el fuego entre Israel y Hamás, los palestinos inician el viaje de regreso a sus hogares en el norte de Gaza. Muchos no encuentran más que escombros y algunos tendrán que enterrar a familiares muertos.Como muchos otros palestinos desplazados, Mahmoud Ayoub, de 33 años, y su familia, han estado viviendo durante los últimos meses en una tienda de campaña en el campo de refugiados de Nusseirat, en el centro de Gaza.

«Estoy encantado con la idea de volver al norte de Gaza tras 16 meses desplazado. La noticia del alto el fuego [entre Israel y Hamás] nos ha dado esperanzas», dice a DW.

Ayoub, padre de tres niños pequeños, se preparaba el lunes (27.1.2025) para regresar con su familia a Sheikh Radwan, un barrio de la ciudad de Gaza. Varias personas de las tiendas vecinas, todos palestinos desplazados del norte de Gaza, querían esperar todavía unos días para ver cómo evolucionaba la situación. Por un lado, sienten alivio, pero también están algo preocupados por ver qué les espera en el norte de Gaza.

«Nos pusimos en contacto con varios amigos del norte para preguntarles por el estado de nuestra casa», explica Ayoub. «Nos dijeron que se encontraba casi destruida, y no estamos seguros de poder seguir viviendo en ella. Hemos decidido regresar, a pesar de todo. Si no podemos vivir en la casa, montaremos nuestra tienda al lado y viviremos allí mi mujer, mis hijos y yo», comenta.

La familia tendrá que hacer el viaje a pie, como cientos de miles de palestinos desplazados a la fuerza del norte de Gaza durante la guerra. «No sabemos cómo será el viaje, si será fácil o difícil. El camino es largo, unos 7 kilómetros a lo largo de la costa», explica, preocupado sobre todo por sus hijos.

Regreso aplazado

El domingo, miles de palestinos esperaban en la vía Rashid, una carretera que recorre la costa de Gaza de sur a norte. En virtud del acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes entre Israel y Hamás, el paso a pie tendría que estar permitido, pero Israel lo bloqueó tras acusar a Hamás, que controla la Franja de Gaza, de incumplir los términos pactados al no liberar a Arbel Yehoud, una civil israelí, en el canje de rehenes del sábado.

Yehoud, secuestrada junto con su novio en el kibutz Nir Oz durante los atentados del 7 de octubre de 2023, está retenida por la Yihad Islámica, otro grupo militante palestino. Su hermano murió en los atentados.

A última hora del domingo, Catar, que ayudó a negociar el alto el fuego, anunció que se había alcanzado un acuerdo entre los grupos militantes e Israel. Yehoud sería liberada el jueves, junto con otros israelíes retenidos. El propio Benjamín Netanyahu lo confirmó y dijo que, entre las personas liberadas, estaría también la soldado Agam Berger.

A cambio, Israel permitiría la circulación de desplazados del sur al norte de Gaza a través del corredor de Netzarim, una carretera que controla el Ejército israelí. La vía, que discurre de este a oeste, se construyó durante la guerra y separa el sur de Gaza del norte.

El lunes por la mañana, una primera oleada de miles de personas cruzó el corredor a pie. Horas más tarde, también se permitió el paso de vehículos, aunque tuvieron que someterse a controles de seguridad. Algunos palestinos acamparon desde la noche para ser de los primeros en cruzar.

«Llevamos dos días durmiendo a la intemperie, esperando a que el Ejército israelí abra el puesto de control de Netzarim para poder regresar al norte de la Franja de Gaza y ver lo que queda de nuestras casas demolidas, si es que queda algo», relata Rizek Ayoub, que se dirige hacia la ciudad de Gaza con 57 de sus familiares.

Retorno alegre para algunos, doloroso para otros

Amani Zahd, que se dirige a su antiguo barrio en el distrito de al-Nasr, en la ciudad de Gaza, comenta que hay cierta alegría en el ambiente. «La imagen es terrible y extraña. Hay mucha gente, pero está contenta. A pesar de todo su sufrimiento, hay felicidad en su interior, y yo también la siento», comenta a DW. «Confío en que el futuro será mejor».

Otros esperaban un regreso doloroso, y no solo por haber perdido sus hogares. Tamer al-Farani, empleado de una oenegé local, espera por fin enterrar a los seres queridos que yacen bajo los escombros de la casa bombardeada donde se habían refugiado en el norte de Gaza.

«Perdí el contacto con mi hermana, su marido y sus cuatro hijos el 1 de diciembre de 2024. En aquel momento, se alojaban en una casa de la zona de Tal al-Zaatar, en el campo de Yabaliya, con otra familia», cuenta Al-Farani por teléfono desde Deir al-Balah, en el centro de Gaza, mientras se prepara para marcharse.

Su hermana y su familia habían sido desplazados varias veces de su hogar, en el norte de la ciudad de Gaza, antes de refugiarse en el campo de refugiados cercano. Poco después, llegó un último mensaje de texto, y luego, nada. «Dos semanas después, supimos por otras personas que el edificio en el que se alojaban había sido completamente bombardeado, y que todos los que estaban dentro habían muerto. Era un edificio de cuatro plantas, y muchos de los que estaban dentro siguen enterrados bajo los escombros», explica al-Farani.

Ahora que regresan al norte, espera que se aclare lo sucedido y se busque entre los escombros para encontrarlos. «Nos han dicho que la Defensa Civil no tiene equipo, pero usaremos nuestras manos y lo que tengamos para encontrar sus cuerpos», dice el joven, de 27 años. Tiene la esperanza de poder enterrar a sus familiares con dignidad.

La Defensa Civil, el servicio de emergencia y rescate de Gaza, declaró en un comunicado que, «basándonos en la información proporcionada por los ciudadanos, hemos registrado los nombres y la ubicación de cientos de mártires que siguen desaparecidos». El texto añade que la recuperación de cadáveres es difícil y los avances lentos debido a la falta de equipos.

6.800 casos de personas desaparecidas en Gaza

Según la Cruz Roja Internacional, que ha creado una línea directa para personas desaparecidas, está denunciada la desaparición de 9.200 personas en Gaza desde el inicio del conflicto, en octubre de 2023, y hasta diciembre de 2024.

Es posible que Israel haya detenido a algunos de los desaparecidos y que otros hayan muerto durante la guerra. Algunos niños separados de sus familias durante la guerra se han reunido con sus parientes.

«Queremos curar nuestras heridas y reconstruir nuestras vidas, aunque sólo sea un poco», dice al-Farani. «La pérdida es abrumadora y hay muchos desaparecidos. Aun así, debemos encontrar la manera de empezar de nuevo».

(ms/rml)

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