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El movimiento feminista 4B ha despertado renovado interés en EE. UU. tras la reelección de Trump: ¿llegará a Latinoamérica?No, no, no y no. Suena sencillo y hasta caprichoso, pero hay bastante más tras estos cuatro monosílabos.
Se trata del movimiento de mujeres 4B, que propone “no al matrimonio, no al parto, no a las citas y no al sexo con hombres”.
“Este movimiento asume una postura radicalizada contra la amenaza del dominio masculino”, explica en diálogo con DW la argentina Mariana Colotta, directora de la carrera de Sociología de la Universidad del Salvador.
“Para estas feministas, lo personal es político”, apunta la también doctora en ciencias políticas, “y su camino no es otro que rechazar lo que las una a los varones para no perder su autonomía corporal”, indica.
De Corea del Sur al mundo
El movimiento tuvo sus inicios en Corea del Sur hace casi una década, y de allí las “b” que le dan nombre, por las palabras coreanas bihon, bichulsna, biyeonae y bisekseu.
Y no nació por casualidad: “Este país tiene una de las brechas salariales más grandes del mundo entre hombres y mujeres, no ha querido reconocer legalmente la violación como violencia sexual, es una sociedad extremadamente patriarcal y los índices de violencia hacia las mujeres se han incluso acrecentado”, contextualiza Marilú Rojas Salazar, profesora del doctorado de Estudios críticos de género de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, consultada por este medio.
“Cada generación de feministas es más contundente y radical”, destaca la experta. “Puede ser que las críticas al movimiento sean endilgarle una especie de ‘intolerancia a los hombres”, admite, “pero el tema central no son ellos, sino reconocer que las chicas están siendo cada vez más críticas y creativas”, contrapone Rojas Salazar.
“Si una mujer ha vivido una serie de violencias a manos de los hombres en su vida, a mí me parece perfectamente entendible que no quiera cruzarse con personas que les recuerdan esas violencias en lo que le queda de vida”, enmarca el accionar 4B la colombiana Catalina Ruiz Navarro, directora de la revista feminista latinoamericana Volcánicas, en entrevista con este medio.
“Porque no sale de la nada”, refuerza, “no es como que los hombres no estaban haciendo nada y las mujeres de repente decidieron no vincularse de ninguna manera con ellos, esto está pasando en respuesta a una discriminación y a una violencia extrema”, correlaciona la especialista en género nacida en Barranquilla.
“Esta propuesta escandaliza”, asume, “pero la verdad es que nuestras sociedades occidentales latinoamericanas están llenas de hombres que optan por no tener absolutamente ningún contacto con las mujeres: los sacerdotes, los clérigos y un montón de hombres que van por su vida decidiendo que no se van a casar, que no van a salir con mujeres, que no van a tener hijos con mujeres y que no van a cuidar a ninguna mujer”, compara. “Y eso no parece una cosa terrible”, critica Ruiz Navarro.
Reacción anti-Trump
Redes sociales de por medio, el movimiento se ha extendido a otras latitudes, y tras la reelección de Donald Trump en los Estados Unidos, ha crecido el interés también allí.
“Los Gobiernos de derecha en la región se constituyen como una amenaza frente a los derechos reproductivos alcanzados y la autonomía corporal reclamada por muchas mujeres”, explica el correlato político Colotta.
El 4B en Estados Unidos “es una primera reacción al triunfo de una visión de ‘repatriarcalización’ de la sociedad como representa Trump”, interpreta, asimismo, la feminista boliviana María Galindo en entrevista con DW.
Pero descarta que se trate de algo nuevo: “No creo que estemos ante el surgimiento de un movimiento en sí mismo”, sostiene, “sino de un fenómeno inmediato desde las redes”, analiza. “El movimiento ya tiene nombre y se llama ‘feminismos”, zanja la integrante de la organización “Mujeres Creando”.
Su llegada a Latinoamérica
¿Hay seguidoras en Latinoamérica? “En México hay círculos de mujeres jóvenes que simpatizan con el movimiento”, asegura Rojas Salazar consultada al respecto, “especialmente en las universidades y en las redes sociales”. “Se está extendiendo en nuestro continente”, afirma.
“Podría extenderse en Latinoamérica”, evalúa, por su parte, Galindo, “por la fuerte influencia global de las redes mal llamadas ‘sociales’, que yo denomino ‘redes transnacionales empresariales que administran relaciones sociales’ y que tienen un poder de influencia muy grande en todas las sociedades”, puntualiza la comunicadora boliviana.
“Pero si bien es una respuesta interesante, es completamente insuficiente de cara a un conjunto de problemáticas complejas que atravesamos como sociedades”, concluye Galindo.
Habrá que ver si el 4B hace pie en Latinoamérica y se transforma en los 4 No.
(ms)