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Assad, el dictador de Siria, atrapado entre Irán e Israel

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El dictador sirio Bashar Assad se ha mantenido al margen del conflicto de Israel con múltiples naciones en el Medio Oriente. Pero los ataques israelíes contra Irán podrían obligarlo a abrir un nuevo frente.El fin de semana pasado, más de 100 aviones de combate israelíes bombardearon objetivos en Irán. Pero la primera oleada de pilotos israelíes tenía un destino diferente: su objetivo era desactivar los sistemas de radar y defensa aérea en Siria que pueden ser usados para advertir a Irán sobre ataques aéreos.

El resto de los aviones israelíes llevaron a cabo el ataque contra objetivos iraníes en dos oleadas más, pasando por Siria e Irak, que se quejó ante Naciones Unidas de que Israel había violado el espacio aéreo iraquí para llevar a cabo los bombardeos.

Otras naciones cercanas, incluidas Jordania y Arabia Saudita, se apresuraron a hacer saber al mundo que los aviones israelíes, definitivamente, no habían sobrevolado su territorio.

Las naciones árabes han estado bajo presión para que no se considere que ayudan a Israel. Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita temen verse arrastrados al conflicto, y ya intentaron antes asegurarle a Irán que no tendrían nada que ver con ninguna acción militar de Israel.

Tras los acontecimientos de este fin de semana, bien podría ser el Gobierno de Siria, encabezado por el dictador Bashar al Assad, el que esté bajo mayor presión.

Los próximos días “pueden ser los más complicados para el régimen de Assad”, dice a DW Eva Koulouriotis, experta independiente en Oriente Medio con sede en Londres. Siria “se encuentra entre un aliado iraní que se ve obligado a utilizar todas sus cartas estratégicas para proteger su seguridad nacional y sus intereses regionales, y un Gobierno israelí que quiere volver a trazar las líneas de influencia en el Medio Oriente, especialmente las iraníes”, explica.

Alianza histórica con Irán

Siria, bajo la autoritaria familia Assad, ha sido el aliado árabe más cercano de Irán desde la década de 1980, cuando el ahora fallecido padre de Bashar Assad, Hafez, se puso del lado de Irán durante su guerra de ocho años con Irak, mientras otras naciones árabes apoyaron a Irak.

Siria también ayudó a Irán a dar apoyo militar a Hezbolá cuando se formó por primera vez, después de que Israel invadiera el Líbano en la década de 1980. Y, con el paso de los años, Siria se ha convertido en un conducto para transferencias de armas y otras instalaciones para Irán y grupos aliados como Hezbolá.

Más recientemente, Hezbolá fue parcialmente responsable de ayudar a mantener en el poder al actual régimen de Assad, enfrentando a los revolucionarios opositores enla larga guerra civil del país.

Pese a esas alianzas, el régimen de Siria ha permanecido comparativamente tranquilo mientras Israel asesinaba a líderes de Hezbolá, lanzaba ataques aéreos contra lo que dice que eran objetivos de Hezbolá en el Líbano y, más recientemente, invadía el sur del Líbano para luchar contra Hezbolá en tierra.

Cuando Israel invadió el Líbano en 2006, Assad fue mucho más elocuente. De ahí que los expertos describan ahora a Assad como “sorprendentemente” y “misteriosamente” tranquilo.

Israel también bombardea periódicamente lo que afirma que son objetivos relacionados con Hezbolá dentro de Siria. Más recientemente, Israel ha atacado los cruces fronterizos sirio-libaneses e infraestructura siria, como puentes y carreteras, porque, según afirma Israel, se están utilizando para reabastecer a Hezbolá en el Líbano.

“Se trata de autoconservación”

Históricamente, Siria ha cultivado una especie de equilibrio con Israel, con el que comparte frontera. Incluso aunque la familia Assad se haya aliado con Irán, los Gobiernos de Siria han tratado de no meterse en problemas con Israel, manteniendo tranquilo el frente del Golán (que es territorio sirio ocupado por Israel).

Assad también sabe que involucrarse intensamente en el conflicto ahora “provocaría una acción israelí que podría debilitar decisivamente la capacidad militar para proteger el control de Damasco sobre el poder”, escribió a principios de este año el Grupo Soufan, una consultora de seguridad estadounidense.

La guerra civil de Siria lleva 13 años estancada, con diferentes partes del país controladas por diferentes grupos armados y sus aliados. Y si el régimen de Assad se debilita, eso les dará a las fuerzas antigubernamentales la oportunidad de luchar nuevamente.

“Creo que, ante todo, se trata de un tema de autoconservación”, dice a DW Haid Haid, consultor del programa para Oriente Medio y el Norte de África del grupo de expertos británico Chatham House.

Israel también le ha dicho indirectamente a Assad que no se involucre, asegura Haid. “Es difícil decir con certeza qué está sucediendo a puerta cerrada, pero Israel, desde el principio, ha dejado claro, a través de mensajes públicos y privados, que cualquier participación tendrá un alto precio”, señala Haid.

Irán, por su parte, le ha dejado claro a Assad que la ruta para reabastecer a Hezbolá debe permanecer abierta, añade Haid. “Es seguro decir que los iraníes han estado tratando de sacar más provecho de Assad”, dice. “Pero él ha sido bastante consistente poniendo freno y hay diferentes informes sobre el tipo de tensión que esto está causando”.

Koulouriotis cree que, para satisfacer a Israel, Assad ha impedido manifestaciones pro-Hezbolá y ha retirado tropas sirias de las proximidades del Golán, pidiendo a Rusia que las reemplace con tropas rusas. Para satisfacer a los iraníes, envió soldados sirios a Alepo e Idlib para que los combatientes de Hezbolá previamente estacionados allí pudieran trasladarse al Líbano y también les ofreció armas, señala.

Los próximos pasos de Siria

Hasta ahora, Irán no le ha pedido a Assad que le permita luchar contra Israel a través del Golán. “Teherán no tomará esa peligrosa decisión a menos que enfrente una amenaza a su seguridad nacional, como un ataque a su programa nuclear”, dice Koulouriotis. Pero, llegado el caso, Assad no tendría otra opción que hacer lo que Irán le dice, añade.

Irán no ha ocultado el hecho de que uno de sus objetivos en Siria es crear fuerzas que puedan usarse contra Israel si fuera necesario, indica Haid. “Desde esa perspectiva, creo que es seguro decir que, si Assad no puede mantener abiertas las líneas de suministro, esta podría ser una de las solicitudes de Irán”, prevé. “Pueden decir: ‘Mira, si no quieres involucrarte directamente, entonces permítenos llevar a cabo ataques desde Siria’. Después de todo, Assad podría mantenerse al margen pero luego alegar ignorancia”.

Aunque Siria ha estado tratando de acercarse a las naciones árabes que la han evitado durante la guerra civil, ni Haid ni Koulouriotis creen que este país renunciará a su alianza con Irán en favor de mejores relaciones con los Estados del Golfo. Es más probable que Assad intente mantener un equilibrio entre Israel e Irán, como hizo antes su padre. “No creo que [Assad] sacrifique estas relaciones a menos que él personalmente y su régimen estén en peligro existencial”, concluye Koulouriotis.

Para Haid, los sirios comunes y corrientes siguen pagando el precio más alto por el comportamiento de Assad. “Como las líneas de suministro y el movimiento de mercancías desde el Líbano han sido suspendidas y una ola de desplazados está ejerciendo presión sobre los recursos, los precios en Siria están aumentando para todos”, añade. “Incluso sin la participación directa del régimen en la escalada militar en la región, los sirios comunes y corrientes están pagando por esto”.(rml/ms)

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